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Paul Oliver cumplió su sueño musical

Paul Oliver cumplió su sueño musical
31 de agosto de 2013 - 00:00

A los 8 años ya sintió fascinación por la guitarra. Su madre le inculcó amor por la música clásica y no había reunión familiar en que sus primos no tocasen charangos, tambores y demás instrumentos.

Se trata de Paul Oliver, quien desde pequeño supo que la música era a lo que quería dedicarse toda la vida. A los 13 años escuchó por primera vez a Joseph Triani y confirmó su deseo de ser artista.

A los 17 juntó todos sus ahorros de colegio para comprarse su primera guitarra eléctrica, porque sus padres no querían dársela “así porque sí” ya que consideraban que desde pequeño tenía que conocer “a darle valor a las cosas”.

Tan pronto compró su guitarra tuvo como maestro a Hittar Cuesta, guitarrista de los Cruks en Karnak, quien le enseñó “a tocar realmente esta guitarra y todo lo que conlleva la pasión de maniobrarla”.

Apenas terminó el colegio viajó a México para estudiar Economía por petición de sus padres y porque quería tener una actividad paralela que le permitiera “ganarme la vida en caso que no pueda conseguir algo con la música”.

Sin embargo, mientras transcurrían sus años en México no hubo festival musical al que no se inscribiera. De hecho ganó algunos premios locales en su campo universitario.

Su pasión por la música iba en serio por lo que quería abandonar ese país centroamericano para ir a una Universidad de Boston y estudiar música. En ese tiempo sus padres iban a hacer un viaje largo y le pidieron que regrese a Ecuador un par de semanas para pasar en familia, ya que la próxima vez que se verían hubiese sido después de dos años.

En su visita a Quito conoció a un músico que le conversó sobre un programa de música que era exactamente igual al de la universidad estadounidense a la que él quería ir. No lo pensó dos veces y decidió matricularse en la Universidad San Francisco de Quito, que le salía incluso más barato.

Fue en los pasillos de ese centro universitario en donde conoció a Fausto Miño, con quien se hizo amigo y unieron sus talentos para “hacer música”. “Nos reunimos a tomar helado de palito cerca del parque La Carolina y ahí decidimos que queríamos hacer algo juntos. Él me hizo escuchar la canción ‘Baila mi vida’ en una grabadora que él tenía y no lo pensé dos veces”, acota.

Sentó las bases de los temas que Fausto popularizó dos años más tarde con unos productores ya especializados. “Yo estaba más pequeño y era estudiante. No tenía tanto conocimiento así que lo mejor era que él trabajase con ellos. Somos muy buenos amigos. De todas maneras le produje el sencillo ‘Sometimes Ok’”.

Paralelamente se presentó con otras bandas quiteñas hasta que formó su primera productora musical. “Me fue tan bien que conseguí varios clientes importantes como Magic Juan, Pancho Tello, Israel Brito, Gabino Torres, Valentina López, entre otros”, sostiene.

Sin embargo, Paul Oliver tomó la decisión de salir de la oscuridad de estar detrás del éxito de varios artistas nacionales con quienes mantiene una estrecha amistad para incursionar en la música como cantante.

En el 2011 comenzó la producción de su disco De Cero, en donde  tocó todos los instrumentos de dan sonoridad a las canciones que compuso. Terminó de grabar el disco a finales del año pasado y no es hasta hace tres meses que comenzó la promoción de su primer sencillo ‘El amor es solo amor’. “Este tema no habla de cómo vemos el amor de la otro persona sino el que está en nosotros mismo para cambiar y tener felicidad. Yo creo que todos necesitamos uno del otro para ser mejor. Le canto a todo lo positivo”.

Este artista de 30 años considera que, a pesar de que el tema es nuevo, ha tenido la aceptación esperada entre el público. “Incluso ya tengo un club de fans en Quito”, comenta. “Creo que mi sueño se cumplió y seguirán cumpliéndose los demás”.

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