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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Paul Guerra cambió el set de Combate por Hollywood

Paul Guerra cambió el set de Combate por Hollywood
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En la televisión ecuatoriana hizo de todo un poco: estuvo recluido en el reality La casa del Guanto y después demostró toda su destreza física en Combate, antes de dar asesoría legal en El Club de la Mañana.

Ahora Paul Guerra se abre paso en Hollywood y no solo como estudiante de la escuela de actuación Stella Adler, una de las más prestigiosas del medio artístico y por donde han pasado actores como Benicio del Toro, Mark Ruffalo, Antonio Banderas, Salma Hayek, Robert De Niro y Marlon Brando, entre otros, sino que ya hace sus primeros pininos en el cine.

En la película biográfica Franchmans Flat, del director Jonathan William (The Measure of Your Faith), Guerra interpreta a Whiskey, un soldado norteamericano que fue afectado por la detonación accidental de una bomba nuclear cuando se hacían pruebas en el estado de Nevada. El filme, ambientado en 1953, año real de los hechos, se estrenará en las primeras semanas de noviembre en las salas de cine de Estados Unidos.

¿Pero cómo este abogado quiteño, de 27 años, llegó a Los Ángeles y se codea con actores de la talla de Jeremy Renner (Los Vengadores, Misión Imposible), Mena Suvari (American Beauty, American Pie), entre otros?

Izq: Guerra compartió con Jeremy Renner en un encuentro de actores. Paul Guerra junto a la actriz Mena Suvari en el Festival de cine griego.

Paul, desde pequeño, se ha inclinado por las artes, y aunque siempre le llamó la atención la actuación, estudió música en el conservatorio Mozarte, influenciado por su madre, quien es una bailarina frustrada. A la par se reunía con sus compañeros del colegio Internacional SEK Los Valles para cantar por hobbie, pero al terminar sus estudios secundarios quiso aprender música, pero su madre le aconsejó lo contrario “porque de eso no se vive en el país”.

Fue así como decidió estudiar leyes en la Universidad San Francisco de Quito debido a que es “malísimo” para los números y, como ama la lectura, pensó que esa carrera sería una gran opción, ya que también “es bueno convenciendo a los demás como hacen los abogados”. Con título en mano se vinculó a la Dirección de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia, en donde veló que se respetaran los derechos de las personas privadas de su libertad, mientras eran trasladadas a otro centro penitenciario.

Después consiguió trabajo en la Senescyt como miembro del proyecto de reconversión de la educación que pretende reforzar la matriz productiva nacional. Entre estas experiencias se vinculó a los realities de RTS y alcanzó popularidad cuando participó en tres temporadas de Combate, en donde lo conocían como el ‘Tío Paul’, por su carisma y sencillez.

Para Paul, su paso por ese programa fue provechoso porque le permitió tener sus primeros contactos con las cámaras y “reconocer lo que le gusta o no al público y saber expresar sus emociones”. Asegura que haber conocido a personas tan diversas en el programa le sirvió para sus caracterizaciones teatrales, ya que en el subconsciente tiene guardados ciertos modismos de sus excompañeros. “Siempre he sido muy observador, pero ahora soy más. Cuando me tomo un café en la calle observo a los demás y me imagino historias que rodean a estas personas... es un buen ejercicio”.

Luego del reality de pruebas físicas, Guerra se vinculó a la revista televisiva El Club de la Mañana en la que tenía un espacio llamado ‘Consejo legal’, donde les daba a los televidentes cápsulas sobre diferentes asuntos como juicios por alimento y otro tipo de casos. Seis meses después estuvo como animador del programa Prende la Tele, de Canela TV; luego regresó a Combate, tras perder cerca de 50 libras.

La noche que Jared Leto consiguió el primer Oscar de su carrera como Mejor Actor de Reparto por Dallas buyers club, la vida de Paul cambió. En esa gala, Leto le dedicó su triunfo a su madre, quien lo sacó adelante siendo soltera, algo parecido a lo que vivió el quiteño, tras el divorcio de sus padres. “Me identifiqué tanto con Jared que lloré”. Fue en ese momento cuando supo que quería actuar “de verdad y en las grandes ligas”. En los días siguientes envió solicitudes a diferentes escuelas artísticas a lo largo de ocho meses.

Paul como parte del elenco principal de Franchmans Flat, que se filmó en el desierto de Mojave. Esta fue su primera película en Los Ángeles.

Durante la transmisión del programa de RTS recibió la llamada de los agentes de la academia que le notificaron que había sido aceptado. Su emoción fue tanta que renunció en vivo, sin siquiera saber cómo iba a costear sus estudios. Por fortuna, la escuela le dio la opción de aplicar a una beca, la cual consiguió después de aprobar varias solicitudes. Asegura que literalmente se volvió loco. “Se alinearon cosas arriba en mi favor y todo salía como había querido”. Aunque el tema económico del alojamiento, vestimenta y alimentación aún no lo tenía resuelto. “Pero nuevamente ocurrió un milagro”, recuerda. Estaba resuelto a viajar con poco dinero y trabajar en cinco lugares diferentes, ofuscado por los miles de papeles que le pedían para sacar un préstamo estudiantil.

Al llegar a la Universidad San Francisco para pedir un certificado se encontró con un excompañero que tramitaba unos documentos antes de viajar becado a Washington. Su amigo le comentó que una organización ecuatoriana ofrece becas a abogados que quieren hacer maestrías en el exterior con el propósito de que, al terminar la carrera, regresen “el favor” al país con servicios sociales. “Hice la solicitud y anexé un ensayo explicando por qué debían becarme. Hablé con el corazón y no metí labia. Les expliqué que no solo me apoyarían a mí, sino al talento nacional y específicamente al cine”.

Su solicitud fue aprobada y ya con los recursos económicos se unió casi de inmediato a la escuela de actuación, donde vivió intensamente las primeras semanas de entrenamiento. Explica que tiene doce horas de estudios diarios que incluyen calentamiento grupal de voz y cuerpo, lecturas de guiones, reinterpretación de personajes, técnica actoral y vocalización. “Yo pensaba que ser actor era solo aprenderse un guión y ya está. Hay que leerse como 500 veces las líneas y encontrar lo que hay detrás de cada una, para luego transmitirlas de la forma en la que tu personaje necesita hacerlo y, además, que te escuche la persona que está sentada al último del teatro. No es fácil”.

Su trabajo y dedicación tuvieron sus frutos cuando fue seleccionado para unirse al elenco principal de la obra Velas hacia el Sol, de Tennessee Williams. En ella interpretó a un minero de descendencia irlandesa que inicia una huelga laboral por mejoras salariales. Por su destacada actuación fue invitado al Festival de Cine Griego de Los Ángeles, en donde compartió experiencias con el oscarizado JK Simmons y la actriz Mena Suvari.

También fue el protagonista de la adaptación teatral de El Graduado, de Terry Johnson; estuvo en Huérfanos, de Lyle Kessler; Beirut, de Alan Bowne; y en The Hours, donde dio vida a un poeta homosexual con sida y al borde del suicidio. Este personaje lo hizo Ed Harris en el cine junto a Meryl Streep. Para este papel, Paul tuvo que bajar 35 libras y afeitarse por completo la cabeza. “La industria en Hollywood se maneja según el type, es decir, que buscan personas que tengan una apariencia física muy cercana al personaje”.

Escenas de la actuación de Paul Guerra como Richard Brown en la obra The Hours, donde interpreta a un poeta homosexual con sida.

Fue invitado a participar en un casting para una película y fue elegido para interpretar a Whiskey en Franchmans Flat. “Para este personaje tuve que aumentar mi masa muscular, usar botas pesadas todo el día, uniforme forrado y bajo un calor sofocante, armar y desarmar rifles”.

Paul admite que ha tenido problemas en “romper los patrones” del dialecto porque, aunque su inglés es perfecto, todavía tiene que perder el acento marcado -en su caso de los quiteños-, algo que es una regla para cualquier actor top de Hollywood. En pocas semanas, Paul Guerra se unirá al elenco de The Red Thread, escrita y producida por la también ecuatoriana Maricruz Ramírez y dirigida por Alfredo Whidman, productor y director mexicano.

“Gracias a Dios, la escuela nos da permiso para unirnos a estos trabajos, mientras seguimos en clases. Es parte del aprendizaje”, dice el actor que participó en la cinta ecuatoriana Héroes anónimos, que se estrenará en el país, en enero.

Producciones en Hollywood

Guerra explica que, a diferencia de Ecuador, en Hollywood existen leyes que garantizan el trabajo de los actores, quienes para unirse a cualquier producción tienen que estar afiliados al Sindicato de Actores. Este organismo se encarga de que los histriones tengan buena remuneración salarial, pago de horas extras, movilización, seguridad en locaciones e incluso servicio de catering, cuando una producción tiene a más de 30 personas en su equipo.

“En Ecuador, lamentablemente, aún no existen organismos que velen por los intereses de los actores, productores y demás personas que hacen cine. Aquí los actores todavía tienen que trabajar por amor a la camiseta. Además, falta confianza en que sí se puede hacer buen cine a pesar de los presupuestos”.

Paul Guerra actualmente es elegible para unirse al Sindicato de Actores de Hollywood por haber sumado tres vouchers, es decir, tres películas supervisadas por la entidad. “Cuando termine mis estudios y cambie la visa estudiantil por la de trabajo podré unirme al Sindicato y continuar mi carrera en la gran industria”. (I)

Paul Guerra en una escena de la obra Velas hacia el Sol, de Tennessee Williams, su primer drama en el tablado de Hollywood.

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