Nuevo ‘RoboCop’ llega entre críticas y expectativa
En el futuro el Estado y las corporaciones inventan una policía infalible contra el crimen, la mezcla simbiótica e incorruptible entre un ser humano y una máquina. El argumento de RoboCop no sólo fue una gran oportunidad en 1987 para que el director holandés Paul Verhoeven sorprendiera al mundo con una cinta repleta de acción, efectos especiales y una muy polémica carga de violencia: hubo dos secuelas, series de TV, caricaturas, y el robot policía pasó a la historia como una de las franquicias de culto mejor recordadas de los años ochenta. En días pasados comenzó su resurrección: su remake llegará en 2014 y los fans pueden ver ya el primer tráiler en internet.
Filmada por el brasileño José Padilha, director de las dos películas Tropa de Élite (la primera ganó el Oso de Oro de Berlín), RoboCop muestra de nuevo a un mundo incapaz de vencer al crimen organizado en donde los grandes poderes económicos aprovechan el accidente que pone al borde de la muerte a un policía para convertirlo en una súper-arma controlada y sin demasiada compasión, para que pueda matar cuando sea necesario.
Con 100 millones de dólares como presupuesto, un reparto de primera línea y el respeto que se ganó con sus cintas brasileñas, el debut de Padilha en Hollywood, elegido por MGM y Paramount en lugar de Darren Aronofsky (Cisne negro, Réquiem por un sueño), podría catapultar su carrera.
El tráiler muestra a Samuel L. Jackson, Michael Keaton, Jay Baruchel y Gary Oldman involucrados en el diseño de RoboCop; a Jackie Earle Haley como parte de las mafias urbanas; y al menos conocido Joel Kinnaman (coprotagonista de la serie de Fox The killing) como Alex Murphy, el agente de la ley que se convertirá en el trágico héroe.
Como en la cinta original, el escenario es Detroit; como antes, el gran conflicto para el policía robot es que el elemento humano tiende a imponerse. Otro parecido con la versión original es el cargado contenido político de la cinta: en el trabajo de Verhoeven había una ácida denuncia del fascismo implícito en las decisiones sobre la seguridad pública, que pasaba por la simbiosis entre los gobiernos y las corporaciones y la industrialización propia de un capitalismo cada vez más feroz.