Canta desde los 9 años. Empezó en programas de aficionados en Manta, pues aunque es guayaquileña de nacimiento creció en Montecristi-Manabí. Se trata de Nelly García Navarro, una artista con más de dos décadas de trayectoria que ahora quiere presentarse a los medios locales.
A la edad de 11 años ya participaba en programas de semiprofesionales, en emisoras de Manta, Portoviejo y Jipijapa, así como en Canal 4 TV de Manta. A los 13 fue ganadora del festival de música ecuatoriana, organizado por Radio Cenit, de Bahía de Caráquez.

Luego hubo una obligada pausa en su carrera artística. Debía terminar la secundaria, pero ya estaba sembrada en ella la ‘espinita’ del arte melódico, por lo que, ya dueña de sus decisiones, retomó los escenarios en el 2009. Un año después obtuvo su primer trabajo discográfico, uno de 20 canciones en el que se incluyen éxitos de Paloma San Basilio, Nino Bravo, Rocío Dúrcal, entre otras leyendas de la música.

Su repertorio es amplio porque considera que un artista debe ser versátil para que pueda complacer a la mayoría del público. “Doy gracias a Dios por haberme bendecido con este don de poder interpretar la música, la siento en mi sangre, es algo que me llena y apasiona.  Cuando canto me involucro de lleno en el tema, sea este romántico, fuerte o sensual”, asegura.

Los frutos de esos esfuerzos por dar un poco más en el escenario se reflejaron en el 2010, en la tierra que la vio crecer, cuando en un acto conmemorativo por celebrarse el Día de la Mujer recibió por parte de la Casa de la Cultura de Manabí un reconocimiento como la mejor artista de ese territorio.

Como agradecimiento grabó recientemente un disco, o más bien un nuevo reto de 31 temas entre los que se incluyen  baladas, rancheras, pasillos, boleros y valses.

Ese material discográfico contiene dos canciones inéditas, ‘Mis sueños’ y  ‘A mi bello Montecristi’, que escribió, según comenta, en homenaje a esa población ecuatoriana.
Su propósito es ser una embajadora  de las tradiciones y costumbres de todo el Ecuador no solo a través de la música, sino también con su estilo visual, su moda. En cada presentación usa un sombrero de paja toquilla, para rendirle tributo a esta artesanía, que sus abuelos tejían cuando ella era niña.

“Crecí con el olor de la paja toquilla, de la anilina que usaban para darle color. Mis abuelos me enseñaron a trabajar de forma artesanal, es por ello que me siento identificada con esta prenda maravillosa. Es por eso que la uso en mis presentaciones”,  comenta.

Se considera una enamorada de la vida. “Disfruto cada minuto como si fuese el último, soy muy alegre, además del canto, me gusta bailar. Me encanta la comida ecuatoriana, pero disfruto especialmente de la gastronomía manabita”, explica sobre sus gustos.

Desde hace dos años Nelly preside en Guayaquil una confraternidad de artistas conformada en su mayoría por intérpretes de música ecuatoriana, que en septiembre pasado cumplió 11 años de creación. Allí está encaminada a cumplir con un objetivo común: resaltar y rescatar la música ecuatoriana, así como apoyar al talento nacional. Lo hace a través de planificación de presentaciones en varios lugares.