Natalie Portman: “Jane Foster es tan importante como Thor”
Nina Sayers tiene una apariencia dulce, aunque vive atormentada por culpa de su manipuladora madre Érica. Y Nina sabe que debe ser la mejor en todo lo que se proponga, le guste o no.
Su gran talento es el ballet. Se ha preparado por años y ese encanto natural atrae al director Thomas Leroy, quien le propone el estelar en ‘El lago de los cisnes’. Por su imagen, para muchos, es fácil de advertir que el personaje de cisne blanco encaja perfectamente con Nina, mientras que el negro da a la medida de Lily, su competidora.
No obstante, su obsesión por la perfección despierta a su “yo oscuro” con el que es capaz de conseguir lo que quiera sin importar el daño que deba causar. Nina ya es otra.
Y Nina es el personaje con el que Natalie Portman consiguió -su hasta ahora- único premio Oscar hace tres años por la película ‘Black Swan’ (conocida en Latinoamérica como ‘El cisne negro’), que dirigió Darren Aronosky.
Portman, nacida en Jerusalén, Israel con el apellido hebreo Herslag, tenía 28 años y la experiencia previa de haber sido nominada para la estatuilla dorada. La primera fue en 2005 por ‘Closer’ donde se mete en la piel de Alice Ayre -o más bien bajo la peluca rosa de ella-, con escenas muy subidas de tono junto a Jude Law.
La actriz, hija del médico israelí Avner Herslag y la estadounidense Shelley Stevens, aún se refiere a su experiencia en ‘Black Swan’ como todo un reto, como el más grande que ha tenido por la dualidad del personaje. Había desechado algunos roles para estudiar Psicología en Harvard.
Para muchos aquella decisión era descabellada considerando que en 2005 estuvo nominada al Oscar, más una carrera prometedora. Pero Portman regresó con más fuerza histriónica que nunca y con una carrera tan aliada para ella como la psicología.
“Me ayudó mucho a entrar más en el personaje de Nina. Convertirme en ella fue toda una labor, diría que casi una lucha, complicada tanto en lo mental como en lo físico. De hecho, un año antes del rodaje yo ya estaba inmersa en el personaje. Tuve un exigente plan de entrenamiento, pues pese a que practiqué ballet hasta los 13 años debía readaptarme 15 años después a una actividad casi que olvidada y por eso debía trabajar durante 16 horas diarias. Incluso el agotamiento físico se reflejaba en el personaje que también debía lucir así porque es autoexigente, tiene una obsesión enfermiza”, siempre explica Natalie sobre esa película.
Actualmente está en boga por la repetición de su papel de Jane Foster, una científica que es el interés amoroso de Thor (interpretado por Chris Hemsworth). Fue Jane en 2011 y dos años después va más allá de estar enamorada del rubio semidiós nórdico, pues accidentalmente recibe un poder que amenaza la existencia de los nueve mundos que conforman Asgard, el reino de la familia de Thor y además de que existe un ser maligno que quiere ese poder.
Portman sostiene que no podría interpretar otro papel que no sea Jane Foster dentro del universo Marvel porque el público ya se acostumbró a su rol actual. “No podría ser una heroína porque el público me reconoce como Jane y lo arruinaría. Ella es tan importante como Thor o cualquier otro héroe de Marvel”, dice.
Aunque hace tres años se plantó crecer más como actriz a través de personajes maduros, Thor le abre la oportunidad de explorar con el cine de aventura y fantasía. “Es lo mágico del cine. Uno puede estar en sitios inimaginables como Greenwich y ver cómo se destruye, claro que dentro de la ficción. Además esta película cuenta con Anthony Hopkins, alguien con quien cualquiera quisiera trabajar. Es todo un lujo compartir el reparto con él por todo lo que es su trayectoria. Muchos podrían intimidarse de solo pensarlo, pero resulta que es una de las personas más amables que he conocido. Me hizo sentir muy cómoda y aliviada”, refiere la actriz nacida el 9 de junio de 1981, que dejó su Israel natal a los 3 años de edad para mudarse a Estados Unidos.
Un año después de pisar suelo americano, su madre Shelley la inscribió en cursos de danza. Natalie participaba en obras teatrales de su escuela hasta que una agencia de modelado la contactó para un catálogo, pero ella rechazó la oferta.
Su primera aparición en la gran pantalla fue con ‘Leon: The professional’ (1994). El francés Luc Besson se había fijado en Natalie para que encarnara a Matilda Lando, una problemática niña de 12 años que proviene de una familia disfuncional y que sin proponérselo se ve asociada con un asesino a sueldo.
No obstante, su gran salto mediático fue con la segunda trilogía de Star Wars (1999, 2002 y 2005), de George Lucas. Allí interpretó a Padmé Amidala, la madre de Luke Skywalker y la princesa Leia.
Desde que debutó hasta la fecha registra 34 películas de todo tipo como ‘The other Boleyn Girl’ (2004) junto a otra chica Marvel, Scarlett Johansson o la comedia romántica ‘No strings attached (2011), sin descuidar sus artículos periodísticos enfocados en su origen israelí, sus compromisos humanitarios (en 2005 visitó Ecuador como parte de una ONG, con el cabello a rape para su personaje en ‘V for Vendetta’).
Tampoco descuida su rol de madre de Aleph que procreó con su esposo el coreógrafo francés Benjamin Millepied, a quien conoció durante el rodaje de ‘Black swan’, la película con la que empezó este relato.