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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Medio siglo del ‘boom’, cuando Latinoamérica ‘colonizó’ el mundo con la imaginación

Todo empezó con el deseo de convertir “el dolor en una fiesta” y de colocar a Latinoamérica de otra forma en el mundo. Una magia, un carnaval de la literatura, alimentado por Borges, Carpentier, Rulfo y Onetti, y que Fuentes, García Márquez y Vargas Llosa convirtieron en un ‘boom’, del que se cumplen 50 años.

Y es que, sin saberse en qué fecha exacta se inicia el llamado ‘boom’ latinoamericano que dejó a Europa boquiabierta gracias a la proyección que le dieron desde España editoriales como Seix Barral, se ha tomado la publicación hace 50 años de ‘La ciudad y los perros’, de Mario Vargas Llosa, como punto de partida.

“Esta es una historia casi novelesca. Quién me iba a decir cincuenta años después...que iban a pasar tantas cosas”, explicó Vargas Llosa en una entrevista. “En aquel tiempo era un muchacho. Escribí ‘La ciudad y los perros’ en el 58, en Madrid, con mucho entusiasmo y vocación. Para ese entonces ya sabía qué clase de escritor quería ser, qué lenguaje y técnicas iba a usar; pero fue el editor Carlos Barral, en Barcelona, ciudad clave del llamado boom en los sesenta, quien lo publicó”, recordó.

Un homenaje a unos escritores que van a volver a ser revisados en un congreso internacional que comienza hoy en Madrid, en la Casa de América, y que inaugurará Mario Vargas Llosa. A él asistirán 46 escritores de ambas orillas del Atlántico, jóvenes y consagrados, que participarán en este encuentro a desarrollarse en distintas universidades españolas.

Ese nombre, ese sonido de ‘boom’ que definió el apabullante éxito de la nueva novela latinoamericana, fue puesto por el periodista y escritor Luis Harss (Valparaíso, Chile, 1936), quien anticipó este fenómeno sin precedentes en su libro ‘Los nuestros’, que publicó en 1966 y que ahora vuelve a editar Alfaguara.

Ahí estaban los mayores maestros, Borges, Asturias, Guimaraes Rosa, Onetti o Rulfo, y los jóvenes que serían los magos del ‘boom’, Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. “No estoy contento con este nombre y muchas veces me arrepiento de él porque me parece un poco superficial”, explicó Harss en una entrevista telefónica.

5-11-12-mix-literatos2“En 1966 -señaló Harss- me encontraba como periodista en una reunión en la que estaba Vargas Llosa, en Buenos Aires, con el jurado en torno al premio Primera Plana. Allí empezaron a hablar de la novela iberoamericana, entonces hice un comentario idiota al decir que lo que pasaba con la novela era como el ‘boom’ económico que había vivido Italia; luego lo escribí en un reportaje y desde entonces se quedó”.

Estos escritores se preocuparon por hallar un lenguaje y por cómo hacer del continente americano una experiencia universal, expresó Harss. “Un continente que había sido marginal, digamos, que alguien llamó el pecado capital de América, que consistía en haber nacido fuera de la cultura, de la historia y que hasta entonces la novela lo había aceptado con un tipo de novelas parciales y regionales. De pronto, estos autores hablaban admitiendo  su propia tradición, su propia cultura, pero la proyectaron hacia fuera: universalizaron los temas”, sostuvo el periodista chileno.

El contexto político, en los años sesenta y setenta, también caracterizó a este grupo de escritores: las dictaduras o la revolución cubana marcaron sentimientos mezclados de utopía, tragedia, barbarie, insatisfacción o deseo de justicia.
“Vale tener en cuenta -escribe Carlos Fuentes en su libro La gran novela latinoamericana- que, literariamente, esta es la tierra común del Señor Presidente de (Miguel Ángel) Asturias y el Tirano Banderas de Valle-Inclán, el Primer Magistrado de Carpentier y el Patriarca de García Márquez, el Pedro Páramo de Rulfo y los Ardavines de Gallegos, el Supremo de Roa Bastos, el minúsculo don Mónico de Mariano Azuela y el Trujillo Benefactor de Vargas Llosa”.

Así se fue construyendo una imaginación liberada, un canto de libertad. Una épica del desencanto que convirtió las balas en belleza radical, la naturaleza extrema en mito y el lenguaje en una fiesta mágica.

Una nueva realidad que dio títulos como ‘La casa verde’, de Vargas Llosa; ‘Cien años de soledad’, de García Márquez; ‘Rayuela’, de Cortázar o ‘La muerte de Artemio Cruz’, de Carlos Fuentes. Estos solo por mencionar brevemente algunos de los muchos libros, todos ellos éxitos del ‘boom’ y que traspasaron la frontera de España y América Latina, ya que fueron traducidos en Europa.

Admiradores de Joyce, Proust, Sartre, Camus o Faulkner, los dueños del ‘boom’ son unos clásicos que viven, como García Márquez y Vargas Llosa, ambos Premios Nobel. Ahora tienen la oportunidad de ser revisitados “para recordarlos, criticarlos y ponerlos en su sitio. Ellos dieron un salto hacia adelante y marcaron un punto de inflexión”, dijo Juan José Armas Marcelo, director de la cátedra Mario Vargas Llosa, organizadora del congreso internacional sobre el ‘boom’, junto con Acción Cultural Española.

Es que, al fin y al cabo, como escribió García Márquez, “la vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda para contarla”.

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