Galy Galiano estuvo de visita en Guayaquil hace una semana. No venía al país hace cuatro años. Su sencillez permanece intacta y aquello se refleja cuando relata sus historias. Tiene tantas que la televisora colombiana RCN produjo la teleserie Todo es prestao, que cuenta su vida y carrera. Él volverá en mayo para ofrecer un concierto.

¿Usted decía que no quería hablar de sus logros ni de su historia porque sería aburrido y ahora tiene una serie que cuenta su vida?

Me gusta mucho la simpleza de las cosas. Sé que soy una persona pública, pero me da un poco de timidez cuando otros hablan de mí, pues soy como cualquier otro ser humano. Fuera del escenario prefiero manejarme en bajo perfil.

Entonces, ¿cómo surgió la teleserie Todo es prestao?

A través de escribir libros. Es algo que descubrí hace diez años. Escribí una novela que se llama La mariposa azul y es acerca de la muerte. Aunque es ficción se basa en una historia real. Por ejemplo, mi abuelo era italiano, era biólogo y había huido de la II Guerra Mundial para llegar a Chiriguaná, la ciudad en que nací. Escribí también Todo es prestao. En una entrevista hablaba sobre el contenido de la novela Todo es prestao, alguien de RCN me vio y así surgió. 

¿Qué diferencia hay para usted entre escribir canciones y novelas?

(Gabriel) García Márquez decía que más difícil es escribir una canción en la que se puede resumir una historia en tres o cuatro minutos, que contarla en uno o más capítulos.

¿Estuvo pendiente de la producción?

Confié en la capacidad de Jorge Alí Triana como director. Él se tomó de manera muy personal la producción de Todo es prestao. Su equipo convirtió un pueblo cercano a Barranquilla en mi tierra Chiriguaná.

¿Quedó conforme con Brian Moreno como el actor que lo interpretó a usted?

Había 5 candidatos para interpretar a mi personaje, actores de gran trayectoria. Uno de ellos era John Álex Toro. Lo difícil era encontrar a uno que pudiera verse joven y que a la vez se lo pueda adaptar en su edad más adulta. Ahí fue donde encajó Brian Moreno, un actor que se está abriendo paso.

¿Qué tanto de usted tiene Todo es prestao?

Tiene las cosas que me salían mal, pero al final terminaban bien. Por eso se llama Todo es prestao, que también es una canción escrita por mi hijo Mauricio. La esencia es que mucha gente cuando cae, no se levanta y se queda en el fracaso. Ese no es mi caso. A mí me ha pasado de todo, pero sé que cuando muera nada me llevaré de aquí porque todo es prestado.

¿Qué cosas le han pasado?

Cuando tenía mi primera presentación en televisión le avisé a mi familia y amigos de mi pueblo para que vieran el programa, pero al final no salí nunca porque a los directivos les parecí feo. Eso me dijeron. En alguna ocasión la guerrilla me llevó para que les cantara, pero igual era la guerrilla. Me quedé ahí por lo menos un par de días hasta que ellos estaban borrachos.

¿También tuvo dificultades para grabar sus primeras canciones?

De hecho, hay una anécdota. Creo que era 1981 cuando fui a Guatemala. Cuando llegué me recibieron con carteles que tenían mi foto y hasta me habían nominado en la categoría de mejor disco del año. El chiste es que yo no tenía disco, o al menos eso creía.

¿Cómo es eso?

Cuando salí de Chiriguaná me fui a Bogotá y conocí a Ricardo Acosta, un productor cubano con quien  grabé mi primer disco que se llama Frío de ausencia, nombre de un poema de mi papá. El problema fue que al gerente de la disquera no le gustó y me lo rechazó. No obstante, esa música sí la aprovecharon en Guatemala y ahí me produjeron el álbum, solo que yo no lo sabía.

Por eso digo que muchas cosas al principio me salieron mal, pero luego terminaban bien. Nunca paré.

¿Su padre le dio el poema?

No. Cuando tenía 13 años lo hallé en un baúl donde tenía otros escritos llenos de moho por el tiempo. Era un poema que él le había dedicado a mi mamá. Creo que heredó el romanticismo de mi abuelo italiano. A mí eso me inspiró mucho para luego convertirme en artista. Fue tanto que hasta construí mi primer bajo sin saber cómo. Por pura intuición. Ya tenía 14 años.

Luego conoció a Ricardo Acosta...

Antes toqué el bajo en la orquesta Los Diamantes del César. Ricardo fue quien me puso el nombre artístico. Me llamo Carmelo Galeano Cotes, pero él me sugirió Galy porque he firmado así. Él escribió varias posibilidades de nombre artístico y ahí surgió Galy.  Luego cambiamos la ‘i’ por la ‘e’ en mi apellido.

Usted ha cantado baladas rancheras, música norteña, salsa y más, ¿con qué género se define?

Para mí no existen las formas en cuanto a los ritmos. Me atreví a hacer salsa. He aprendido, pero no soy sonero. Lo más difícil es improvisar pregones y cantar regido a la notación musical que se llama clave. Recuerdo que conocí a Ralph Mercado, quien era una institución en el jazz latino y la salsa. Un día coincidí con él y la gente de La Fania All Star en un festival. Ellos sí son soneros y me sentí chiquito ante ellos. Luego salí al escenario y me sentí cómodo.

Entonces, ¿cuál es la esencia de sus canciones?

Mis canciones son descriptivas de lo cotidiano. (I)