Maroon 5 cantó hits con sus seguidores en Quito
Maroon 5 tiene fanáticos de su edad musical, también más jóvenes, y mayores.
Si la banda californiana se inició en la música en 1994, tiene un recorrido de 24 años por los escenarios. Esa era la edad promedio de los miles de seguidores que asistieron a su primer concierto el pasado jueves en el Estadio Olímpico Atahualpa de la capital.
Entre ellos, Luis Mario Guillén, joven cuencano en sus “tempranos 20”, que se considera un fan de Maroon 5 “desde que nació”.
Luis Mario acudió en compañía de las hermanas Paula y Viviana Villavicencio; y Ana Isabel Ordóñez. No les importó viajar durante 8 horas desde Cuenca hasta Quito para asistir al concierto. Las chicas concordaron que el verdadero seguidor de Maroon 5 es Luis Mario. Al igual que Paula, de 19 años, quien considera a 'She will be loved', su canción favorita.
Ellos fueron parte de la audiencia, principalmente juvenil, que asistió al recital, pero sin duda Maroon 5 es una banda que une a más de una generación.
Así fue, en el público había tíos con sobrinos; y padres con hijos. Pero sin importar la 'brecha', todos disfrutaban por igual de su intensa música.
Como Roxana Ribadeneira Salmon, de Guayaquil, quien asistió con su hijo Rafael Colka, de 13 años, pues ambos son fans.
“Nos gustan porque casi todas sus canciones son chéveres, es un nexo con las generaciones”, comentó Roxana, quien también es productora y locutora radial.
Roxana no pudo creer que Maroon 5 tocara 'Love somebody', un tema que le trajo muchos recuerdos familiares. "Con ese tema valió la pena cada dólar de la entrada", dijo emocionada.
Ese fue el ambiente familiar que desarrolló Maroon 5 desde que inició su show, a las 21:00, al ritmo de ‘Moves like Jagger’, y los fans del estadio comenzaron a cantar. Fue como si una histeria colectiva se apoderó de todos, pues al sonar la música los asistentes de inmediato se pararon en las sillas para cantar y bailar.
Adam Levine, el vocalista, por quien deliraron las chicas durante el concierto, apareció con un abrigo de cuero negro y jeans. No, Levine no baila como Mick Jagger como dice su canción, pero a solo dos años de llegar al 'cuarto piso', realizó movimientos que provocaron los gritos ensordecedores de las fans.
Luego de interpretar temas como ‘This love’ y ‘Harder to Breathe’ (que traducido significa más difícil de respirar), casualmente comentó en inglés que casi “no podía respirar por la altura”. El cantante agradeció la presencia de la audiencia, y manifestó “estar contento por ser la primera vez en Ecuador”.
Levine demostró una camaradería y química con los 6 músicos, especialmente con James Valentine, el guitarrista, con quien realizó juego de voces y armonías con la guitarra.
La gente no paraba de cantar en cada melodía. Lo hicieron en 'Misery', 'Animals', 'What lovers do' y deliraron cuando sonaron los acordes electrónicos de 'Don´t wanna know'.
La banda sorprendió cuando sus integrantes dejaron sus instrumentos para cantar juntos ‘Payphone’, todos abrazados en el escenario, tal como si fuera un coro de iglesia. Fue como una introducción antes de interpretar el tema, que si bien su letra habla de un "amor concluido", no deja de ser alegre y nostálgico por su ritmo. Todos gritaban: "If Happy Ever After did exist, I would still be holding you like this..."
Definitivamente ‘She will be loved’ fue una de las canciones más esperadas. ¿La razón? Sencilla, fue en el año 2004 cuando fue lanzada, por lo que para muchos de sus fans, ese fue el tema que los conquistó hace más de una década, en el tiempo en que eran veinteañeros, o adolescentes. Y como un regalo, los músicos optaron por ofrecer una versión con solo la guitarra acústica de Valentine y la voz de Levine. El experimento funcionó, pues toda la audiencia la cantó junto con ellos. Algunas seguidoras comenzaron a sollozar convirtiendo ese momento en el clímax de la noche.
Luego lanzaron ‘Wait’, de su reciente disco 'Red Pill Blues' (2017), el público pedía más, por lo que no podía faltar el éxito ‘Sugar’, una canción que hace honor a su nombre, pues es tan dulce como pegajosa, al hacer una analogía metafórica del amor con el azúcar. Así, el estadio cantó con pasión acaramelada: “Your Sugar, yes please/won’t you come and put it down on me”, con la que el final esperado, tuvo un sabor más que dulce.
La gente no dejó de ovacionarlos, y algunos se animaron a pedir otra, pero los músicos ya se habían habían despedido del escenario como verdaderas 'estrellas del pop', en automóviles oscuros. Y así, al finalizar el show la gente sintió (como la letra de Payphone), que luego de haber pasado un buen momento musical, aún el sol se oculta en el paraíso, mientras todos tarareaban al salir: "...when we call it love...but even the sun sets in paradise". (I)