Trajes excéntricos, irreverencia total y un recorrido musical por sus principales éxitos musicales fue lo que ofreció el ‘Reverendo del metal industrial’, Marilyn Manson, en su concierto en Quito, y que además dio por finalizada la gira ‘Hey, Cruel World’ con su presentación en el ‘centro del Universo’ .

Dos bandas locales fueron las encargadas de encender los motores, aunque sus presentaciones no colmaron la ansiedad de ver al polémico Manson en acción y saber cuál sería la puesta en escena que trajo al país. A las 21:30 cesaron los sonidos locales e inmediatamente los tramoyistas se pusieron a trabajar en preparar todo para la presentación del ‘Reverendo’, y lo primero que hicieron fue colocar una tela negra para que cubra todo el escenario y los asistentes no pudieran ver lo que sucedía atrás.

Más de una hora se demoraron en alistar todo y el público se impacientaba por ver en escena a este polémico artista.
A las 23:00 todo el Coliseo se oscureció, se apagaron las luces y era la señal que la cita con Manson estaba a punto de cumplirse, el delirio de los miles de asistentes fue ensordecedor, lo que prendió totalmente los ánimos y fue el recibimiento que esperaba el músico estadounidense.

Para abrir su peculiar show lo hizo con el tema que da el nombre a la gira, que además es el primer sencillo del último trabajo discográfico denominado ‘Born Villain’. Pero sin duda que el ‘Reverendo Manson’ es más apreciado por sus antiguas canciones, ya que apenas escucharon los acordes  Disposable Teens sus seguidores empezaron a delirar, además que como parte de su show el utilizar disfraces es muy común.

En esta ocasión salió con un atuendo de Papa, o la máxima autoridad de la Iglesia Católica, demostrando que la provocación es lo mejor que sabe hacer y que le sale a la perfección.

Uno de sus fervientes fanáticos, y que asistió al concierto, fue Diego Betancourt, quien además quiso parecerse a su ídolo y fue maquillado de manera similar a la de Marilyn Manson. “Es un artista completo, buen músico, un showman que sabe cómo ganarse a su público y provocar reacciones de gente que no entiende su forma de generar arte”, sostuvo Betancourt.

Uno de los blancos de su crítica en este concierto fue la religión católica, primero tras salir disfrazado como Papa y, antes de finalizar su presentación, al romper y comerse hojas de una Biblia, lo que fue aplaudido y criticado por los asistentes.

Después de aquella escena, vinieron las canciones ‘The Love Song’, ‘No Reflection’ y ‘Mobscene’, en las que el artista interactuó poco con el público, ya que parecía que estaba concentrado en su presentación. Uno de los fanáticos, bastante escéptico con toda la propuesta de Manson, fue Daniel Ortega, quien sostuvo que “es un actor, sabe cómo provocar” y que únicamente vino al concierto para ver el show que ofrecía el músico estadounidense.

Así los trajes iban y venían, un vestuario improvisado estaba colocado a un costado del escenario, en el que sus ayudantes facilitaban la labor y le brindaban los trajes de acuerdo a la temática de las canciones. Máscaras, micrófonos con acoples violentos, como cuchillos o manoplas, abrigos estrafalarios, sombreros o looks retros de rockeros fueron sus principales armas para ofrecer un show que no podía terminar sin sus mayores éxitos musicales.

‘Rock is dead’ fue la primera canción en anunciar el final de este show, la misma que fue precedida por las versiones a lo Manson de Personal Jesus, original de Depeche Mode y Sweet Dreams, de Eurythmics. Tras finalizar estos temas, expresó que Quito fue escogido para cerrar la Gira Sudamericana, refiriéndose a que está ubicada en “el centro del universo”.

Para terminar, Manson escogió la canción más conocida de su repertorio: ‘Beatiful People’. Allí la gente empezó a ‘moshear’ y se desató la euforia total para cerrar aquella parafernalia  de un siempre provocador Marilyn Manson.

Ya finalizados los acordes, Manson bajaba del escenario pero no perdió la oportunidad para destrozar unos amplificadores y varios objetos del escenario y seguir con la personificación del ‘Niño malo del rock’, con sus poses de rabia desatada, que simplemente hacen que se mantenga esa figura polémica que pesa sobre él.

A la salida del concierto, las palabras de exaltación de sus fans no cesaban. Lorena Astudillo expresó “ahora sí puedo morir en paz, es uno de los mejores conciertos que vi, está totalmente loco y sabe que por eso le seguimos, que por eso seguirá siendo un personaje irreverente e importante para nosotros las personas que le seguimos”.