Visiblemente afectada por la muerte de Roberto Gómez Bolaños, ayer María Antonieta de las Nieves, la Chilindrina, se alistaba para presentar su última función circense en Ambato.

En el hall del céntrico hotel, la actriz azteca, camuflada con unas gafas oscuras y una gorra, habló dulcemente de su ex compañero de escenario.

“Me siento consternada, pero el show debe continuar. Igual me ocurrió con el fallecimiento de mi padre y mi esposo me avisó en mitad de una obra de teatro. El viernes fue un día muy difícil. Tomé una pastilla doble porque estaba muy angustiada y hoy me inyectarán vitaminas. En adelante dedicaré mis funciones a Chespirito y merece mucho más”, aseguró de las Nieves, quien siempre considero a Roberto Gómez como su padre y así fue el trato entre ellos.

La ‘Chilindrina’ aseguró sentirse muy mal y ayer apenas probó bocado. “En el cielo deben estar de fiesta, festejando la llegada de Chespirito. Adoro la idea de que allá lo recibió Don Ramón.Necesitábamos un angelote. Estoy segura que hoy en la velación en el estadio Azteca, miles de personas no podrán entrar porque ese escenario estará lleno. Para poderlo honrar necesito muchos años todavía de vida”, dijo la actriz, mientras el sudor empapaba su rostro.

Afuera, en la acera de la avenida Cevallos, decenas de personas se apiñaban para mirarla. “Qué chiquita es y que flaquita está”, decían los admiradores ambateños.