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Ecuador, 25 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Maná juega con los lados opuestos en Drama y luz

La voz llorona y aguda de Fher Olvera es uno de los sellos distintivos del grupo mexicano Maná. Y a eso se agrega una propuesta de pop rock, con rasgos latinos, especialmente por el uso de elementos de percusión, más líricas dedicadas casi siempre a la mujer. No obstante, con Drama y luz, el disco que la banda estrenó el martes pasado, marca una diferencia con su habitual estilo, uno muy gastado en la década del 90.

Al escucharlo llama la atención la participación de los 32 músicos de la orquesta sinfónica de Suzie Katayama, quien ha trabajado con Madonna, Prince,  Bon Jovi, Aerosmith y otros artistas.

Según Fher, esa es la base musical del disco, cuyo título refleja las amargas experiencias que él vivió durante el año pasado y la esperanza de un nuevo comienzo en su vida.

El vocalista perdió a su madre (víctima del cáncer), luego a su hermana y al hijo que esperaba con su esposa, durante el proceso del álbum, que releva al famoso Amar es combatir (2005).

Precisamente ese dolor se refleja en Vuela libre paloma, que Fher escribió a su progenitora poco antes de que muriera. "Cuando vi que mi madre estaba devastada de su cuerpo y todo, dije: lo mejor es que se vaya a volar, que como paloma se libere. Sirvió mucho también para poder superar su ausencia", recuerda el cantante mexicano.

Drama y luz es un disco muy distinto a los anteriores. Es un híbrido de canciones con tinte oscuro en cuanto a su sonido, que se refleja en los riff de las guitarras. Combina ese lado amargo con una que otra canción al estilo habitual de la banda. Un par de ejemplos son Mi reina del dolor y Lluvia al corazón, que suena a un pop bailable con arreglos que conducen un poco a lo electrónico. Y lluvia al corazón es también el primer sencillo que Maná promociona, aunque dista mucho de la propuesta global del disco.

El resto de canciones tiene una estructura más rockera, mejor elaborada e incluye algún solo de la guitarra que toca Sergio Vallín. A ratos el contenido instrumental de Drama y luz se asemeja al estilo de Robi Draco Rosa y otros. Suena a cualquier otra agrupación, menos a Maná, hasta que Fher canta.

El dragón y El espejo son dos de esas canciones que tienen esa estructura rockera, incluso con líricas algo abstractas que se alejan de la frivolidad que caracterizan a sus trabajos anteriores. Líricas que hablan de “quedar atrapado en un espejo azul, de perder la razón, en otro tiempo y dimensión”. 

"Esto de hacer un nuevo disco es divertido y apasionante, se trata de soltar las penas, las alegrías, los sentimientos, en fin. Expresar la vida, lo que sienten ustedes, lo que sentimos nosotros, lo que sentimos juntos a través de la música, y esto nos hace sentir vivos", explica Fher, quien junto con el baterista Álex González, su inseparable socio, y Sergio Vallín, produjeron Drama y luz entre Puerto Vallarta (México) y Los Ángeles (Estados Unidos) para el sello Warner Music.

“Después de un tiempo de silencio sin saber algo de nosotros. Estamos de regreso. Inspirados haciendo música, dejándonos llevar por lo que manda el corazón", agregó Álex durante el lanzamiento del disco, mientras que Sergio considera que “las nuevas generaciones se identifican con la banda y que el objetivo es innovarse, reinventarse, estar pendientes de las nuevas corrientes musicales y sonidos”. 

Esas innovaciones se notan en detalles como la inclusión de cantos gregorianos para la introducción la canción Sor María; el tinte oriental para El amor perdona o algo de “brit pop” durante Envenéname, otra de las doce canciones de Drama y luz, un disco que se caracteriza por los contrastes y que se publicó en formatos de CD y DVD, con 48 minutos de entrevistas e imágenes de la grabación.

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