En 2009 lanzó el disco ‘warmi’, ahora alista una gira y nuevo álbum
Magaly Solier rescata el quechua con su voz
La peruana Magaly Solier, quien se hizo conocida internacionalmente por su actuación en el laureado filme ‘La teta asustada’, aprovecha su faceta de cantante para revalorizar el quechua, un desafío cultural tras 500 años de discriminación de la lengua de los incas.
Cantar en quechua busca “acercar a un público occidental al mundo andino”, para acabar con el estigma de la discriminación social de ese idioma, sostiene Solier en una entrevista con la AFP.
“En quechua puedo decir todo lo que quiero. Me gustan los retos, soy una guerrera”, cuenta la artista, de 27 años y origen indígena, cuyo rostro se puede ver en festivales de cine internacionales desde que ‘La teta asustada’, de su compatriota Claudia Llosa, fue premiada con el Oso de Oro en la Berlinale 2009.
“Estos conciertos han contribuido a que la gente haya cambiado su manera de apreciar la música andina, sobre todo hacia el quechua, que antes no lo digería ni lo toleraba”, asegura.
Solier recuerda que su familia le recomendó no utilizar el quechua cuando emigró a los 17 años a Lima desde Huanta, localidad del sureste peruano y epicentro de la cruenta guerrilla maoísta de Sendero Luminoso entre 1980 y 2000.
“Me decían que hablara en español para que no me discriminaran. Yo hablo mejor quechua, que es mi primera lengua”, confía la actriz, que ha protagonizado 14 películas, 10 de ellas europeas, y que fue ovacionada también en Berlín tras la proyección del filme ‘Amador’, del español Fernando León de Aranoa.
La pesadilla de Solier es “que el quechua desaparezca”. “No me quiero despertar un día y saber eso. Es mi deber promoverlo, tienen que enseñarlo en las escuelas y universidades”, expresa.
Desde hace cuatro años, educadores advierten que el rechazo al uso masivo del quechua podría encaminarlo a una eventual extinción, pese a que en Perú es uno de los idiomas oficiales junto al castellano y otras lenguas nativas.
Entre cuatro y cinco millones de peruanos, de unos 30 millones, hablan aún quechua, en especial en Los Andes, según datos oficiales. Pero en 1532, cuando los españoles conquistaron lo que hoy en día es Perú, lo usaban más de 10 millones, de acuerdo con registros históricos.
Considerada como la lengua indígena con más hablantes en toda América del Sur (8 millones), el quechua nació en Los Andes antes de ser la lengua oficial del imperio incaico, y perdura en Ecuador, Bolivia, Argentina, Colombia y Brasil.
Solier se alegra al afirmar que “ahora puedes cantar en quechua y gusta”.
Sus conciertos llenan la sala del pequeño teatro de la Alianza Francesa en Lima, bajo el nombre “Huantina de corazón”, en alusión a su lugar de nacimiento.
Avergonzados por el idioma
El caso de Magaly Solier ilustra bien la odisea cultural de los migrantes andinos en Perú: “Hay gente que no habla el quechua por vergüenza, porque les han hecho creer que quien lo habla baja de categoría social”, dice.
Ella compone sus temas en quechua con letras que hablan del campo y de su relación con el mundo andino.
Sus conciertos de 2014 le servirán de material para un segundo álbum, que sigue a Warmi (mujer, en quechua), un disco de 2009 de música tradicional fusionada que fue un éxito.
Pero además de combatir la discriminación del quechua, también le preocupa la situación de las mujeres en el país.
“En Los Andes la violencia contra las mujeres es terrible. Son agredidas en las casas, en la calle, en las escuelas”, lamenta.
Días atrás ella misma fue víctima de acoso sexual en un bus de Lima y su denuncia pública se convirtió en un caso emblemático que llevó al Congreso a recomendar sanciones más duras contra los agresores de las mujeres.
Las imágenes de las cámaras de seguridad del Metropolitano mostraron en una estación a Solier increpando y abofeteando a su agresor tras los hechos, sin que nadie acudiera en su ayuda.
Tras la denuncia de la actriz, diversas autoridades como la ministra de la Mujer, Carmen Omonte, y la alcaldesa de Lima, Susana Villarán, expresaron su apoyo a Solier y condenaron los actos de acoso sexual.
Los medios de comunicación han mostrado vídeos grabados por usuarios del Metropolitano en los que ellos mismos enfocan el pecho y el trasero de diversas mujeres, e incluso muestran actos fetichistas como el roce de pies.
Solier identificó en una comisaría la imagen del hombre que la acosó sexualmente, según confirmó el jefe de Seguridad de Protransportes, empresa que administra el Metropolitano, Marino Farías.
Según Protransportes, se han registrado 34 casos de acoso sexual en el Metropolitano desde que entró en funcionamiento en julio de 2010, los cuales han sido denunciados policialmente.
El caso de Solier ha desatado indignación en la capital, donde según cifras de 2013 de la ONG Manuela Ramos, nueve de cada 10 mujeres han sufrido algún tipo de acoso en las calles.