Con una mano apuntando a la cabeza, simulando una pistola, como en la imborrable escena final de Robert de Niro en Taxi Driver, el rockero cincuentón de  Asturias, Jorge Martínez, se despide de su público guayaquileño que le ha sido leal por más de 25 años después de su internacionalización por el fenómeno del Rock Latino en los 80.

La convocatoria fue pactada en el Centro de Convenciones Simón Bolívar, a las 19h00 del sábado último, hasta donde asistieron aproximadamente  3.000 personas.

La apertura empezó a las 20h30 por parte de los grupos locales Metal Clan y Mamut, quienes destacan por tocar temas populares de otras bandas; luego la posta siguió con Luis Rueda y su Feroz Trio Expreso, quien no dudó en demostrar de qué está hecho, ante tanta gente, y como estrategia arremetió con su hit "el pelo quinto", tema que se ha negado, enfurecidamente, a tocarlo en presentaciones anteriores.

Ya marcadas las 21h30 aparece en el escenario la figura calva de Jorge Ilegal armado con una flamante guitarra ESP Eclipse color vintage honey y junto a sus secuaces de ruido empiezan el esperado recital con los temas "Yo soy quien espía los juegos de los niños" y "hombre solitario".

Los Ilegales han sido castigados injustamente por la prensa, padres de familia, maestros y público en general, por la ácida personalidad cargada de ironía y sarcasmo poético de Jorge Martínez, metiéndolo en más de mil problemas, cuando en realidad está bromeando, es parte de su show saturado con negro sentido del humor. "Me han acusado de machista, skinhead, anarquista, borracho, bueno, en lo último sí tienen razón, pero recuerden: todo lo que digais que somos, lo somos y aún peor...", y empieza el despelote.

Luego el colombiano Santiago Botero, compañero del tour y guitarrista insignia de la banda, sube a la tarima a tocar "Agotados de esperar el fin". Los temas van y vienen, aunque es imposible tocar las 126 canciones más las 11 de su último disco que forman parte de su herencia musical; sin embargo, el repertorio fue equilibrado, con justicia, incluyendo canciones nunca antes tocadas en vivo pero sí oídas por todos sus fanáticos.  “Cansados de la dictadura del cinismo que imperaba en los 80, construimos esta canción para hacer cabrear a los hippies”  y tocan su canción maldita, ¡Heil Hitler!

No faltó la música que los disparó como banda de culto en Sudamérica: Soy un macarra, Odio los pasos dobles, Lavadora blues, Europa ha muerto, Ella saltó por la ventana, Perjudicial, Bestia bestia, Problema sexual, Quiero ser millonario, Destruye, y un puñado más.

El concierto de tres horas y media termina a las 24h00 y Jorge se va sin antes explicar su concepto de que todo Ilegal es un hombre que lucha consigo mismo y a veces pierde.

Con esta gira, Los Ilegales se despiden de una polémica carrera que les ha durado 30 años, dando un concierto irrepetible en la ciudad y prometen mutar musicalmente para lanzarse de lleno a la reconversión de Jorge Ilegal y Los Magníficos, el grupo con el que renacerá en el mes de abril.