Los dramas del rebelde Zack Mayo
Hace 31 años Joe Cocker y Jennifer Barnes ganaron un Oscar por la balada ‘Up where were belong’, que irremediablemente conduce al filme ‘An officer and a gentleman’ (conocida en Latinoamérica como ‘Oficial y caballero’ o ‘Reto al destino’), que dirigió Taylor Hackford.
Hay un romance que justifica el por qué del ‘Up where we belong’. Pero el filme va mucho más allá. De forma cruda conjuga algunos elementos como la disfuncionalidad, el aborto, el suicidio, la exigente disciplina y, por supuesto, el amor.
Y eso porque en la trama todo se centra en Zack Mayo. Su origen familiar, sus traumas y hasta lo que sucede con gente cercana a él. Y todo eso se contradice a su pinta rebelde, la de un tipo que durante mucho tiempo ha conducido una motocicleta sin rumbo fijo.
El tatuaje del águila que lleva en su brazo derecho también refleja su personalidad, pero sobre todo un anhelo que prefiere no decírselo a otros para no perder su reputación como hombre duro, como si se tratara de un mecanismo de defensa.
Para entender mejor a este personaje, interpretado por Richard Gere (aún sin sus canas), Mayo vive en Filipinas con su padre marino, que es alcohólico y una especie de maníaco sexual. Para colmo, la madre de Zack se suicidó y eso lo traumó profundamente.
Su único escape es alejarse de su padre y buscar dirección a su vida. Curiosamente la encuentra en una academia para pilotos en Newport (estado de Rhode Island), que tiene a un instructor extremadamente exigente: el sargento Emil Foley (encarnado por Louis Gosset Jr., quien ganó la estatuilla dorada por ese papel).
Foley, pese a lo rudo que es, se da cuenta que Mayo es un líder nato, pero su rebeldía le impide sacar lo mejor de sí para convertirse en un gran piloto como se requiere. Por eso Foley profundiza su trabajo en él, claro que con métodos psicológicos, como el hecho de recordarle que su padre es un alcohólico y que en sus genes está el destino de seguir el mismo camino.
Durante las 15 semanas que se necesitan para graduarse como pilotos, Mayo conoce a Sid Worley (David Keith), quien se convierte en su mejor amigo. Juntos van a parrandas cuando la academia les da la noche libre. Y en una de esas farras conocen a Paula (Debra Winger) y Lynnette (Lisa Blount), quienes trabajan en una cartonera.
Al principio Zack y Sid lo toman como una aventura de cadetes, pero poco a poco se involucran con ellas, mientras Foley les advierte que tengan cuidado con esas mujeres de Newport, que tienen la mala fama de ‘atrapar’ pilotos para salir de la pobreza. Esto encaja porque Paula y Lynnette son de escasos recursos. Ambas son compañeras de trabajo y viven en pequeños chalets, casi en la carretera.
Lynnette es tal como el tipo de féminas que describe Foley, pero Paula es distinta porque también guarda un trauma. Ella vive con su madre, hermanos y padrastro.
Su verdadero padre, también piloto como Zack, aspira convertirse. Aparentemente ella intenta cubrir ese hueco paterno, aunque realmente se enamora de Mayo, mientras que Lynnette finge un embarazo para que Sid se sienta presionado y se case. Ella teme ser solo su pasatiempo y quedar abandonada cuando él se gradúe.
Lo que Lynnette desconoce es que Sid tiene una personalidad frágil, baja autoestima, causada por un padre que lo humilla constantemente. Sid no se siente a gusto como cadete, lo hace por su familia. Por eso renuncia, le pide matrimonio a Lynnette, pero ella al enterarse de que no será piloto, lo rechaza. Eso lo deprime tanto al punto de ahorcarse.
Mayo lo halla muerto y le revive el trauma del suicidio de su madre. No quiere seguir el mismo camino que Sid, se gradúa y busca a Paula en la cartonera para pedirle matrimonio. Pero más allá de ese final feliz, como cuento de hadas, al final toda la historia se centra en los dramas de Zack Mayo y sobre cómo los superó.