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Los Chiang: Herencia musical con identidad propia

Los Chiang: Herencia musical con identidad propia
08 de agosto de 2013 - 00:00

Cuando Ricardo Montaner en 1992 lanzó su quinto disco de estudio ‘Los hijos del sol’, de donde se desprende el tema homónimo, no imaginó la importante y trascendental que se convertiría esa canción para la familia Chiang Centanaro.

Y es que este tema, que habla sobre los niños de la calle que tienen que trabajar para ganarse el pan de cada día, se ha convertido en el “soundtrack” de las biografías que se empiezan a escribir de Eddie (27 años), Gino (22) y Diego Chiang Centanaro (17), tres hermanos cuya herencia musical viene de su padre, el reconocido cantante Eddie Chiang.

Y es que estos jóvenes talentosos escogieron la canción de Montaner para debutar sobre los escenarios, bajo el acompañamiento de su padre. “Comprendo el mensaje de la sonrisa de un niño/ cuando toca en la luz roja mi cristal/ su pensamiento estaba en la luna o en el limbo/ no me daba la mirada para ver qué está queriéndome decir/ que ya es hora de ayudarlos a vivir”, así reza aquella canción.

Palabras y frases que se han adentrado en la mente y en el corazón de estos jóvenes artistas desde que estudiaban en el colegio La Asunción, en donde les inculcaron una vida de servicio hacia los más necesitados.

De hecho, a pesar de que Eddie y Gino ya salieron del colegio acuden cuando los llaman para participar de actividades de asistencia social que realiza aquella institución educativa u otros grupos. Y es que para ellos siempre habrá momentos para todo y “el servicio y el deber no puede esperar si lo podemos hacer”, comenta el menor de los Chiang.

La historia musical de esta familia se remonta hace 35 años cuando Eddie Chiang era tan solo un adolescente, quien con guitarra en mano, quería conquistar el mundo a través de su voz privilegiada con la que años después enamoró a centenares de personas.

Sus padres lo apoyaron en todo momento, especialmente su progenitor, quien amaba la música y fue quien le regaló -a la edad de siete años- su primera guitarra y después un sinfín de instrumentos como el acordeón, flauta, xilófono, maracas, teclado y tambores, los que daño y perdió por ser “un niño terrible”.

En el museo de cera de China en donde conocieron a The Beatles.

Recuerda que al graduarse ya estaba pensando en grabar su primer disco, pero tenía claro que de todas maneras y “por si acaso” debía tener otra profesión, ya que “ni antes ni ahora” se vive de la música en este país, a pesar de que deja muchas satisfacciones personales. “Mi padre siempre me apoyó y nunca quiso trascender a través de mí. Incluso me decía siempre que ojalá algún día me llegase a entrevistar Bernard Fougères... lo que ocurrió después”, recuerda.

A Eddie Chiang no solo lo conocen como músico sino también como médico pediatra, quien utiliza sus conocimientos musicales en algunas terapias con niños.

Es guayaquileño y tiene raíces chinas, puesto que sus abuelos llegaron a Guayaquil cerca de 1920 desde Guangzhou, ciudad que conoció el año pasado en compañía de sus hijos para representar al país en una feria internacional en la que Ecuador fue coorganizador.

Durante 25 años se ha presentado en varios escenarios, especialmente en el Teatro Centro de Arte y ha lanzado algunos discos como ‘Eddie Chiang en concierto’, ‘Eddie Chiang entre amigos’, ‘Boleros en blanco y negro’, ‘Con el alma en los labios’, entre otros.

La nueva generación

En 2008 el patriarca de los Chiang tomó la decisión de retirarse de los escenarios para que sus descendientes no sean estigmatizados por ser hijos de un cantante de trayectoria y brillasen con luz propia.
Eso no quiere decir que nunca más su público los verá sobre un escenario. De hecho, en las últimas presentaciones a las que han sido contratados los tres hermanos han llevado a su padre como artista invitado.

Y es que entre ellos hay música por doquier, ya sea en casa o fuera de ella. A pesar de ello tienen sus gustos musicales que están marcados a profundidad. Sin embargo, Eddie es el que tal vez tiene más afinidad con su padre por ser el primero de sus hijos y porque fue testigo de sus mejores momentos artísticos.

Cuando era pequeño decía que no quería ser ni médico ni cantante como su padre pero siguió sus estudios de música en el Conservatorio Antonio Neumane. “A esa edad quería ser futbolista y ni eso logré porque practiqué básquet siempre. Hay cosas a las que no puedes renunciar porque las llevas dentro, como en mi caso: la música”, menciona el mayor de estos hermanos, quien sí le pudo huir a la medicina para estudiar Comunicación.

Su estímulo musical y referencia vocal fue su padre desde niño, pero en sus ensayos no podían faltar las canciones de Luis Miguel, artista que es del gusto musical de todos en esta familia y del que ya muy poco cantan sus canciones al considerar que “hay melodías que solo él las puede interpretar”.

De todas maneras disfrutó de la música como la de cualquier chico de su época con grupos como Backstreet Boys, ‘N Sync, aunque siente fascinación por los cantantes españoles como Raphael, Diego ‘El Cigala’, Concha Buika, David Bisbal, Alejandro Sanz, entre otros.

Debutó a los once años cuando cantó en una presentación de su padre en el Teatro Centro de Arte. Desde entonces no ha parado. Intentó probar suerte en varios realitys musicales que se dieron en el país pero no fue seleccionado. Confiesa que esta experiencia sí le dejó un mal sabor porque “honestamente mi nivel vocal estaba a la par de los seleccionados”.

Sin embargo, esto no lo desanimó y siguió presentándose en varios eventos colegiales y universitarios. Confiesa que le ha ido muy bien en sus shows en los que ha podido demostrar todo su talento vocal y como compositor, ya que desde adolescente escribe sus vivencias y junto a sus hermanos las musicaliza.

A Eddie le sigue Gino, cuyos gustos musicales difieren a la de su hermano mayor. A este joven, de 22 años, le encantan las canciones de Celine Dion, Josh Groban, Andrea Bocelli, entre otros. “A mí siempre me han gustado los artistas con voces grandes como la de Luis Miguel que está a otro nivel. También hay otros cantantes nuevos que tienen voces increíbles. Los veo en programas como American Idol y ahí te das cuenta que ese bagaje hay para todos los gustos y que por medio de la tecnología, gracias a Dios, te permite tener acceso a esas voces”.

Gino, en su adolescencia no tuvo como referente a su papá sino más bien a los artistas de su generación como Britney Spears, Christina Aguilera, Westlife, entre otros. Sin embargo, por cultura general también escuchó a Mocedades, Camilo Sesto y artistas de boleros y pasillos.  

El proceso musical de Gino es más precoz que el de su hermano mayor, porque a la edad de cinco años ya grabó junto a su padre un cassette de Villancicos en un grupo que tenían, llamado Los peces en el río. “Yo vi lo que pasó con Eddie y sabía que a mí también me iba a pasar, aunque recuerdo que también le dije a mi papá que no quería ser cantante. De cajón canté ‘Los hijos del sol’ con algo de inseguridad porque soy perfeccionista”, recuerda.

Pero no fue hasta que interpretó el soundtrack de Mulán cuando supo que “no lo hacía tan mal” y que eso era lo que quería hacer en adelante. Gino ha tenido que batallar internamente con sus inseguridades sobre el escenario puesto que le da “un poco de vergüenza”, producto de lo perfeccionista que es.

Como anécdota, recuerda que en una presentación en la Facultad de Psicología preguntó ¿Por qué tiembla el piso? sin darse cuenta que era a él que le temblaban un poco las piernas por nervios.

Diego, el más pequeño de la familia, es igual de talentoso que sus hermanos y padre. En la lista de sus gustos musicales están The Beatles en el primer lugar.

Los escucha desde niño y se siente atraído por “los originales que eran y porque estaban avanzados a su época y por todo lo que ellos significan para la cultura musical del mundo. Además, sus composiciones me llegan mucho. A diferencia de mis hermanos a mí me ha gustado innovar más”.

Esa misma curiosidad ha hecho de Diego amante de Rhythm and blues, Neo soul y lo electrónico, ritmos que considera “simplemente geniales”. 
Y ha sido esa curiosidad la que les ha permitido grabar junto a sus hermanos un disco de pasillos fusionados con nuevos ritmos para llegar a las nuevas generaciones “contaminada con tanto regaetón” y otros ritmos pocos sugeribles.

El disco contiene temas como ‘Tu y yo’, ‘Como si fuera un niño’, ‘Ángel de luz’, ‘El alma en los labios’, ‘Romance de mi destino’, entre otras, en el que hacen gala de su potente voz que armoniza perfectamente en este “trío de solistas” como se autodenominan.  

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