Les Luthiers proyecta humor en los escenarios desde que el sexteto nació hace 50 años en Buenos Aires, pero detrás del telón sus integrantes han vivido pérdidas de sus miembros.  No obstante, para ellos el “show debe continuar”.

En 1973, falleció Gerardo Masana, uno de los fundadores del grupo.   El arquitecto, músico y humorista, quien tenía 36 años, creó  los instrumentos informales bass-pipe a vara, la máquina de tocar o dactilófono, el contrachitarrone da gamba y el cello legüero.

En  2012 tuvo otra ausencia obligada: la de Daniel Rabinovich, también miembro fundador.   En diciembre de aquel año sufrió un infarto agudo de miocardio en Uruguay y desde entonces su salud se deterioró hasta que falleció el 21 de agosto de 2015, a los 71 años.

El  actor Martín O’ Connor, de 50 años, se convirtió en su reemplazo,  y continúa con Les Luthiers, que también integran los fundadores Carlos López Puccio, Carlos Núñez Cortés, Jorge Maronna y Marcos Mundstock, junto a Horacio ‘Tato’ Turano, miembro que colabora con el grupo desde el año 2000.  

Les Luthiers se caracteriza por fusionar sketches humorísticos con música, a través de instrumentos tradicionales y otros creados por ellos mismos con objetos caseros como latas de alimentos. De ahí surge el nombre del grupo que en francés significa “los fabricantes”.   

Sus integrantes han inventado la mandocleta (híbrido de mandolina y bicicleta), la violata (violín de lata), la manguelódica (melódica con manguera) o el dactilófono (máquina de tocar), entre otras muchas creaciones, ya que ellos son autores del texto y de la música de sus espectáculos, correspondiéndoles también la dirección y puesta en escena.

Luego de casi 13 años de ausencia, el  sexteto argentino regresa al Ecuador, donde  empezará este viernes   una trilogía de presentaciones en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura del Ecuador, en Quito. Hoy y mañana actuarán desde las 20:30, mientras que el domingo lo harán desde las 18:00.

Su espectáculo más reciente es ¡Chist!.  Se trata de una antología de dos horas con inteligente y agudo humor musical con sus instrumentos estrambóticos, su música paródica y sus monólogos y diálogos psicoterapéuticos.

La obra matriz será La Comisión, que narra las vicisitudes de dos políticos corruptos para cambiar el himno nacional.

Desde La Comisión se derivarán las piezas Manuel Darío, El bolero de los celos, La bella y graciosa moza Marchose a lavar la ropa, Solo necesitamos, La hija de Escipión y Encuentro en el restaurante. (I)