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Leonardo Fabio, más allá del baladista de los años 60 y 70

Leonardo Fabio, más allá del baladista de los años 60 y 70
12 de noviembre de 2012 - 00:00

Polín quiere escapar del reformatorio, pero es descubierto durante el intento. Le falta afecto y para suplirlo recurre a las malas compañías, con quienes incluso fuma, pese a su edad. Y si alguien lo castiga, él responde. Una celda lo espera, pero consigue fugarse.

No obstante, Polín tiene buen corazón, solo le ha faltado cariño. Tiene temores, pero no lo reconoce. Sabe algunas cosas que no debió escuchar ni ver, entre ellas la muerte de un conocido borracho del barrio o el prostíbulo clandestino que tiene un conocido suyo llamado Fabián.

Diego Puente interpretó a Polín en 1964 para la película ‘Crónica de un niño solo’. Sin embargo, Polín es prácticamente Leonardo Favio, quien fue el director de aquel filme, considerado como el mejor en la historia del cine argentino.

Y es que a Favio, quien falleció el pasado 5 de noviembre y realmente se llamaba Fuad Jorge Jury, siempre se lo distinguió como un cineasta de culto, aunque en Ecuador es más recordado como el baladista latinoamericano de canciones como ‘Fuiste mía un verano’, ‘O quizás simplemente le regale una rosa’, ‘Anny’, ‘Ella... ella ya me olvidó (yo la recuerdo ahora)’, ‘La rubia del cabaret’ o ‘La foto de carnet’.

Y aquello de la semejanza con Polín tiene que ver con los orígenes de Favio en Luján de Cuyo, una localidad mendocina en la que se crió con las mismas falencias afectivas que el protagonista de su ‘Crónica de un niño solo’.

Favio, quien en la cinta encarnó a Fabián -el dueño del prostíbulo- fue un muchacho solitario y antes de ejercer como director había actuado en algunas películas gracias a la tutoría del director y productor argentino Leopoldo Torre Nilsson.

Nació el 28 de mayo de 1938 en un barrio pobre de Las Catitas (también en la provincia de Mendoza). Soportó el abandono de su padre y a medias creció con su madre, una guionista para radioteatros. De ella heredó el talento para escribir y fue quien de alguna forma le consiguió ‘cachuelitos’ al joven Leonardo Favio.

El entonces pequeño Fuad era conflictivo y pasó internado gran parte de su infancia. Su rutina era escaparse o hacer que lo expulsaran. Cuando estaba libre andaba con malas compañías y cometió robos menores que lo llevaron al reformatorio, igual que a Polín.

El fallecido cantante, actor y cineasta, quien fugazmente trató de encajar en la Marina, pero huyó con el uniforme puesto y mendigó por las calles, quiso retratar un drama social muy personal con ‘Crónica de un niño solo’, que contó con los libretos de su hermano Jorge Zhujar Jury. 

‘Crónica de un niño solo’ apenas fue el inicio de una trilogía que se completó con ‘Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y unas pocas cosas más...’ (de 1966, con un título considerado como el más largo de la industria argentina) y ‘El dependiente’ (1969).

Al igual que ‘Crónica de un niño solo’ su primera película relevante -pues ya llevaba dos entre 1958 y 1960-, ‘El romance de Aniceto y Francisca...’ también fue en blanco y negro que relata un trío sentimental entre Aniceto, Francisca (una mujer decente) y Lucía (la otra que es promiscua), que incluye nuevamente la actuación de María Vaner, la primera esposa de Favio -ya fallecida-.

Ella fue hermana de Norma Aleandro, la misma de ‘La historia oficial’ (1985), la primera película que ganó un Oscar en la categoría extranjera. Vaner estuvo en ‘Crónica de un niño solo’ con un rol secundario.

‘El dependiente’ -para variar, en blanco y negro- narra el entorno del empleado de una ferretería que espera la muerte de su patrón para heredar el negocio, además de ganarse a su hija.

Más allá del cine y la música, Leonardo Favio nunca ocultó su ideología política. Se confesaba como peronista porque durante su infancia se identificó con la primera presidencia de Juan Domingo Perón (entre 1946 y 1952). Sobre su perfil político solía decir en sus entrevistas: “Yo no soy un director peronista, pero soy un peronista que hago cine y eso en algún momento se nota. En ningún momento yo planifico bajar la línea a través de mi arte, porque tengo miedo de que se me escape la poesía”.

Esa ideología lo condujo al exilio entre 1976 y 1983 durante la dictadura militar argentina, luego de registrar los largometrajes ‘Juan Moreira’ (1973), ‘Nazareno Cruz y el lobo’ (1975) y ‘Soñar, soñar’ (1976).
Residió en la ciudad colombiana de Pereira, desde donde planificaba sus giras latinoamericanas como cantante de baladas.

En 1987 reanudó su carrera como cineasta y en 1993 presentó el filme ‘Gatica, el mono’.
De ahí paró hasta 1994 en que recibió el pedido de Eduardo Duhalde, expresidente argentino entre 2002 y 2003 que entonces era Gobernador de la provincia de Buenos Aires.  El encargo consistía en un documental.

Se trata de ‘Perón, sinfonía del sentimiento’ (1999) que detalla la historia del peronismo en dos partes que tienen 13 bloques y una duración de cinco horas con 45 minutos. El documental se ambienta entre 1916 y 1974 en que murió Perón.

El crítico de espectáculos Freddy Russo sostiene que Leonardo Favio “fue un artista del sentimiento, de lo popular,  capaz de lograr conmover con escenas crudas pero cargadas de sublimidad. Edgardo Nieva fue el actor preferido de sus películas”.

Algo destacable en Favio, según Russo, fue que rechazó ir a Hollywood porque prefería contar historias de su país.
“Era un militante de la vida y un militante peronista. Durante toda su vida estuvo comprometido con la realidad de su pueblo.

Algunos biógrafos sostienen que lo del canto siempre estuvo con él, pero no se animaba porque se sentía con muchas limitaciones. Sabía tocar la guitarra y componía sus canciones.

En 1967, ya con 9 años de experiencia en el cine, lo descubrieron como cantante. Un ejecutivo de la CBS le propuso grabar un sencillo llamado ‘Quiero la libertad’, que fue un rotundo fracaso, pero la productora le sugirió mejor probar con ‘Fuiste mía un verano’ y ‘O quizás simplemente le regale una rosa’, que fueron parte de su primer LP al año siguiente y que contiene la mayoría de los éxitos con los que aún se lo recuerda, a  través de una voz grave, imitada por muchos en bares y karaokes.

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