Las lluvias amenazan con aguar la boda de Guillermo y Kate
Tras un mes excepcional de sequía y temperaturas estivales que han hecho dispararse las alarmas por la contaminación en Londres, las lluvias podrían aguar este viernes la boda del príncipe Guillermo, el evento más esperado del año.
A juzgar por el Servicio Meteorológico, que pronostica fuertes lluvias e incluso tormentas eléctricas para el viernes, los paraguas serán la nota de la boda del príncipe Guillermo y Kate Middleton, por lo que habrá que hacer algunos cambios a última hora.
Pero en un país en el que el tiempo es siempre impredecible, los responsables de la organización del enlace no están preocupados porque lo tienen todo bien controlado en caso de chubascos.
Está previsto que Guillermo y Kate, una vez casados, hagan el recorrido desde la Abadía de Westminster al Palacio de Buckingham en la carroza descubierta State Landau, construida para el rey Eduardo VII en 1902, pero si llueve no habrá que inquietarse porque a la Familia Real británica no le faltan carruajes.
Para ello se puede optar por Glass Coach, una carroza hecha en 1881 para el alcalde de la City de Londres (centro financiero), pero que en 1911 pasó a ser utilizada por la Familia Real.
Guillermo y Kate, sin embargo, no tendrán problemas para llegar hasta el templo, puesto que el príncipe irá en un lujoso automóvil desde Clarence House, residencia del príncipe Carlos, mientras que su prometida lo hará en un vehículo desde el hotel Goring.
La gran incógnita será el saludo final que hará la pareja desde el balcón del Palacio de Buckingham, ya que no es posible construir una marquesina, por lo que no se descarta -siempre que las lluvias sean torrenciales- que los recién casados abran los paraguas.
"Dependerá de ellos ese día si quieren abrir los paraguas. No tiene sentido preocuparse de cosas que están fuera de nuestro control hasta ese día", dijo una fuente de la Familia Real.
Según los organizadores, el saludo del balcón no será modificado porque el broche final del evento será el vuelo rasante que harán varios aviones de la Real Fuerza Aérea británica (RAF) sobre la residencia oficial de la reina Isabel II.
Se trata de los siguientes aviones de guerra: un Lancaster, un Hurricane, un Spitfire, dos Tornado GR4 y dos Typhoons.
El pronóstico del tiempo es, además de lluvias, de una temperatura de 19 grados centígrados, unos grados por encima de lo normal para este época del año, y de una brisa fresca del noreste.
A tres días del evento más esperado del año, la "bodamanía" invade las calles británicas, con banderas colgadas en tiendas, "pubs" (bares) y restaurantes, además de carteles con las fotos de Guillermo y Kate y felicitaciones para la pareja.
Como era de esperar en este país, un británico vestido con un traje de la "Union Jack" (la bandera del Reino Unido) y un gorro con la enseña nacional se ha instalado ya frente a la Abadía de Westminster para tener la mejor vista del enlace.
Es John Loughrey, que no piensa moverse hasta el día de la boda y que se ha convertido en el primer espectador en ocupar un espacio.
Loughrey confesó hoy a los periodistas que es un gran admirador de la fallecida Diana de Gales, madre de Guillermo.
"Siempre he sido leal a la Familia Real. Creo que es buena para el Reino Unido y para el turismo. La hemos tenido durante más de mil años y hace una gran contribución al país", dijo.
En su opinión, Guillermo y Kate estarán juntos "para siempre", porque "se han tomado su tiempo para casarse, a diferencia de la fallecida princesa (Diana), que se casó muy joven (20 años)".