A la actriz cuencana Monserrath Astudillo le interesan los temas relacionados con los cambios físicos y de conducta por el paso del tiempo.

Su más reciente propuesta humorística es Luna de miel, que presenta en el Patio de Comedias, de Quito, y tiene que ver con la relaciones de pareja desde los 40 años.

¿Qué le inspiró su última obra Luna de miel?

Buscaba una coyuntura para hablar sobre la crisis de los 40. Ya tengo 42. Las relaciones de pareja no son iguales a los 20 o 30 años. Analicé cómo me siento en la sexualidad a mi edad. Es un tema que me llama la atención, pues vengo de una sociedad que es conservadora.

¿Cuenca?

Sí, pero realmente es todo el país. La gente siempre me pregunta: “¿Por qué siempre hablas de sexo en las obras?”. Yo respondo: “Si no tengo sexo, por lo menos déjenme hablar”.

¿Realmente es así?

Es que la sexualidad no es igual en las diferentes edades. Y cuando eres cuarentón, como en mi caso y con un hijo, todo es diferente.

¿Cómo escribe sus  obras?

Siempre anoto lo que me llama la atención, sea de experiencias propias y ajenas, historias, películas y hasta memes. Nada es de autoría total de uno. Todo nos inspira. Incluso guardo textos que escribí a los 17 años.

¿Qué es la comedia para usted?

Es una forma de sanar. Se puede escribir algo cómico con contenido y sin contenido. Ahora escribo  sobre las crisis de la edad, pues ya tengo canas. Una actriz de 20 años, no es la misma que a los 40. Trato de ver lo gracioso acerca de eso. Veo cómo el pelo crece en la quijada, la flacidez del brazo. Son cosas que aparecen en lo físico.

Y las relaciones también cambian. La idea es cómo renovarlas.

El noviazgo no es igual que el matrimonio. La relación romántica  no es diferente a la inicial.

¿Es eso un mito?

No lo sé. Conozco parejas que llevan muchos años de casados y se tratan con respeto. La idea sería que todos conserven eso. Pero pasa el tiempo y hay un desgaste normal  por las peleas, celos, infidelidades, cosas que son consecuencias humanas. La idea es cómo renovar la relación. 

¿Se puede mantener la luna de miel?

Uno se casa ilusionado. Va a la luna de miel y cree que así estará toda la vida. No, es solo una vacación cortita. Luego viene la vida real. Ahí es donde uno se confronta. 

Aborda la sexualidad en sus obras, ¿la considera un lenguaje universal? 

Sí, la primera con ese  tema fue  Tengamos el sexo en paz, que es una adaptación que hice de la obra de Darío Fo. Hice el personaje de la sexóloga y le puse mi lenguaje  ecuatoriano. Es un tema universal,  cada uno lo aborda desde distintas percepciones porque te identifica.   Mi sexualidad a los 40 años es muy diferente a la que tenía a los 18. Como mamá es más distinta.

¿Cómo nace la obra Miss Tetas lo dicen todo? 

Precisamente por mi estado de maternidad. Cuando una mujer está embarazada atraviesa por cambios en su cuerpo. Luego de dar a luz viene el contacto de los senos con tu hijo. La lactancia es algo muy fuerte. Es una conexión entre madre e hijo. El mío ahora tiene un año y 9 meses. Después de eso, los senos de la mujer se caen. Eso es muy  duro para nosotras. Es una tragedia humana. Entonces, mi enfoque es desde esa visión. Apunté con humor hacia las consecuencias de la maternidad y el género. Abordo también cómo a las mujeres nos toca ese camino de ser madres. Es una vía solitaria.

¿Es de soledad?

Sí, es que a los padres no les pasa nada.  Ellos siguen su vida, una madre es la que se queda con el guagua. Eso afecta a una mujer, incluso en la actualidad. Claro, ahora es diferente. Por ejemplo, mi abuela tuvo 16 hijos, mientras yo solo uno... y hasta ahí me quedo. 

¿Se considera feminista?

No, solo defiendo el género, que es algo diferente. Discrepo con la pugna de tener una posición más importante que los hombres.

Trato de empoderarme como mujer, significa que me reconozco como tal en los distintos espacios que existen, como  la cocina, una oficina, ser actriz, tener una empresa o un hijo.

¿Qué temas abordaba en sus primeras obras?

Fui la creadora de La llave del armario. Es una obra sobre la muerte y la escribí cuando mi mamá falleció. Fue como una catarsis sobre ese dolor.

Es performática y antropológica. Para mí fue una búsqueda personal.   

¿Cómo define su experiencia en la serie de televisión Las Zuquillo?

Me permitió que la gente conociera mi trabajo. Es que la actuación es tridimensional. 

Monserrath le prestó el personaje de Lucha a la actriz. Y también hay un lado observador. Es una cadena, un entrenamiento. El observador le dice al actor cómo moverse. Por eso digo que, para los  actores de teatro, es más fácil que hagan televisión y cine.

¿Cómo define el humor? 

Es una herramienta poderosa para movilizar emociones. La gente cuando va a mis obras me dice: “Gracias por hacernos reír”. Me lo dicen sin importar el tema que trate en mis propuestas. Es que el dolor humano es empático con todo. Uno se puede reír de sus propias tragedias. Es cuestión de verle el lado positivo a un accidente, un divorcio. Los seres humanos necesitamos ser tocados en nuestra humanidad para que haya un cambio. Y ese cambio no está afuera, está adentro. (I)