Existe una añeja historia que vincula a Eric del Castillo con Guayaquil, una que data desde 1970. Era la primera vez que el actor mexicano visitaba la ciudad para el rodaje de una película, que al preguntarle no recuerda con exactitud.

Lo que sí rememora con claridad fue que en aquella ocasión su esposa Kate Trillo Graham lo llamó para decirle que estaba a punto de alumbrar a su primera hija (la presentadora de noticias Verónica del Castillo) y mientras se dirigía al entonces aeropuerto Simón Bolívar (hoy José Joaquín de Olmedo) recibió el impacto de un globo con agua en la cara que lo dejó casi soñado.

“Me enojé mucho y hasta dije unas palabrotas de carretonero. La verdad es que lo recuerdo ahora con cariño. Después supe que se trataba del carnaval”, recordó, ahora con buen humor el actor que también es padre de Ponciano (1965) y de la actriz Kate del Castillo (1972).

Luego de 44 años, el actor azteca volvió a Guayaquil y no ocultó su admiración al encontrarse con una ciudad moderna, que distaba con la que conoció hace cuatro décadas y de la que confesó que entonces le pareció un “pueblito”.

“Fue una grata sorpresa ver una ciudad tan próspera, bonita, limpia, con calles amplias y, sobre todo, un malecón como pocos he visto: llenos de lujo y prosperidad. La calle de Las Peñas me cautivó por completo. Me recordó algunas ciudades de mi viejo México colonial”, expresó hace unas semanas durante su visita para respaldar a un grupo de actores que ha formado dos sociedades que busca, entre otros aspectos, el pago de sus regalías y contratos justos.

En su país estuvo al frente de la campaña ‘Los actores no vivimos del aplauso”, similar a la que en Ecuador se lleva adelante bajo el nombre de ‘Los actores somos de carne y hueso’.

“Me gustó el entusiasmo de los compañeros actores ecuatorianos, aunque algunos  no entendían bien de qué se trataba, se mostraron muy interesados, amables y hospitalarios. Es una iniciativa justa y necesaria para el mismo progreso del mundo del espectáculo en Ecuador”, indicó.

Escribir acerca de J. Eduardo Eric del Castillo-Negrete Galván, su nombre completo, es escribir acerca de uno de los actores más representativos y experimentados de México, algo que se refleja en sus 51 telenovelas, unas 200 películas y una decena de obras teatrales.

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Su carisma, sencillez y servicio también son referentes de este octogenario histrión oriundo de Guanajato, quien ha visto crecer a varias generaciones de reconocidos artistas, entre ellos, a su hija Kate, conocida por su belleza, histrionismo y por las causas sociales a las que se une.

Nacido el 22 de julio de 1934 y conocido por telenovelas como ‘Soy tu dueña’, ‘La mentira’, ‘Niña amada mía’, ‘María la del barrio’, ‘Cuando llega el amor’, ‘Mujeres engañadas’ y otras empezó su carrera en 1960, pero no fue hasta 1971 que su imagen se afianzó dentro de la industria al interpretar al coronel Feliciano López en el filme ‘La Generala’, con María Félix. Curiosamente esta fue la última película en la que actuó ‘La Doña’ antes de retirarse de la gran pantalla.

Del Castillo ha trabajado en producciones como ‘Cruces sobre el yermo’, ‘Pedro Páramo’, ‘Las grandes aguas’ y ‘Los de abajo’.

“Ya casi se han ido todas las grandes figuras de mis tiempos. Solo me quedaron recuerdos amables de ellos. Trabajé con casi todos los grandes actores de la época del Cine de Oro como La familia Soler, Pedro Armendáriz, Luis y Antonio Aguilar, Prudencia Griffel, Sara García y muchos más”.

En cuanto a la pantalla chica, De Castillo guarda gratos recuerdos de compañeros de reparto como Jacqueline Andere, Fernando Colunga, Lucero, Julio Alemán, Irma Lozano, entre otros. Con varios de ellos le gustaría volver a compartir un foro, especialmente con su hija Kate o ‘keitita’ como le dice de cariño. ‘Lo haría mil veces”, dijo. Del Castillo recordó que fue el tío del personaje de su hija en la telenovela ‘La mentira’, que protagonizó junto a Guy Ecker.

A sus 80 años, y con 54 de carrera, aún no piensa en el retiro. “Tengo un millón de cosas por hacer, aunque los “pequeños achaques no faltan, pero me mantengo firme gracias al cariño y respaldo de mi maravillosa esposa, mis hijos, mis nietos y, por supuesto, el público y mis compañeros. Creo que me falta mucho por hacer, pero me conformo gratamente con lo que he hecho porque el panorama de un actor no tiene límites, pues usa su imaginación y la literatura universal como soporte”, concluyó Del Castillo, quien superó el cáncer de próstata que le fue detectado hace un par de años y que prefiere que lo recuerden como un ser que cumplió su destino como actor, que respetó su profesión, una que ha inculcado a sus descendientes.