La próxima Miss Ecuador usará un traje inspirado en la Chola Cuencana, luego de que el diseñador Francisco Vanegas se llevara el primer lugar en la competencia al Mejor Traje Típico del concurso, realizado el último sábado en el sector conocido como La Bocana (Atacames), en Esmeraldas.  

El creativo ecuatoriano conquistó al jurado, después de que María Elisa Padilla, representante de Cuenca, desfiló por el escenario. En la gala, el segundo lugar lo obtuvo Gustavo Otero, con un diseño inspirado en la cultura Jama-Coaque, que fue lucido por la candidata de Ambato, María Paz Mayorga.

El tercer lugar fue para Carlos Aguilar, con un diseño que resaltaba la belleza y la identidad de la mujer aborigen del Ecuador. El colorido traje lo lució la representante de Quito, María Gloria Dávalos. El jurado que escogió a los ganadores estuvo integrado por Yolanda Bravo, presidenta del Comité de Diseño de la Organización Miss Ecuador y ha colaborado varios años con la entidad.

Según el diseñador, la confección del traje requirió 9 meses de trabajo. “Me he dado cuenta de que en el Miss Ecuador la tendencia ha sido utilizar mucho las plumas, cristales y colgantes. Traté de demostrar que se puede estilizar una prenda sin perder la idiosincrasia, la esencia de lo que representa la cultura. En mi diseño se puede identificar una chola cuencana, estilizada, por supuesto, pero hay la lectura del personaje”.

Vanegas afirmó que trató de rememorar a la chola antigua que era de “pollera larga, con el toque de fantasía, haciéndola más pomposa y elegante”.

El trabajo en el corsé se distingue con el matiz de la filigrana (arte de moldear figuras con hilos finos en plata) con forma de flores, en lo cual trabajó la diseñadora María Isabel López con dos artífices artesanos, quienes -además- complementaron el vestuario con un par de  aretes en figuras de colibrí que conjugan con figuras similares que fueron bordadas en medio de una enredadera de rosas, en la falda.

Se utilizaron piedras de Swarovski, terciopelo, y se complementó con los hilos de plata en forma de flores en la parte frontal, en las que se ingeniaron pequeños ganchos y agujeros minúsculos para la adherencia a la tela. La pollera tiene 7,5 metros de ancho, el patrón del bordado tiene 1,5 metros por 60 centímetros, lo más difícil fue el plisado para acoplar a una cintura de 60 centímetros. El costo supera los 5.000 dólares, según confirmó el diseñador.