La misión de superar a los filmes antecesores
Según muchos críticos, la mejor palabra para describir a la película ‘The Dark Knight Rises’ -que ya está en la cartelera de los cines ecuatorianos- es “épica”.
‘Batman Begins’ (2005) dio el primer aviso. Luego confirmó ‘The Dark Knight (2008), a través del Oscar póstumo que ganó Heath Ledger, quien encarnó a The Joker (El Guasón para los latinos).
Lo que quedaba era el estreno de la esperada ‘The Dark Knight Rises’ (2012). Aunque es considerada épica, no alcanza el nivel de maestría de la segunda entrega -según los expertos-. No obstante, pese a sus defectos, que sí los tiene, sabe cómo sumergirlo en una leyenda donde lo mastodóntico se cruza con lo íntimo y donde lo explosivo se suma a lo personal.
En el filme, Christopher Nolan (el reinventor fílmico de Batman después de la parodia que presentó Joel Schumacher) encuentra una mera excusa argumental –muy “jamesbondiana”. Nolan cuenta con la ayuda de su hermano Jonathan, el guionista.
Lo de “jamesbondiano” tiene que ver con la parafernalia, la gama de explosivos, autos y accesorios al estilo del Agente 007 para luchar contra sus enemigos.
En “The Dark Knight Rises” Bruce Wayne (Christian Bale) se ha retirado durante ocho años en su mansión, acompañado solo por su fiel mayordomo Alfred (interpretado por Michael Caine, uno de los actores fetiches de Nolan).
Según la trama de la cinta, para las autoridades de Gotham (ciudad Gótica) existe paz en las calles. Eso no convence al comisionado James Gordon (Gary Oldman)
El villano Bane (encarnado por Tom Hardy, quien intenta superar la actuación de Ledger) amenaza con crear el caos. En medio de todo eso hay una crisis moral, económica y social de la que trata de sacar provecho Selina Kyle, el álter ego de Catwoman o Gatúbela (Anne Hathaway).
Para el rodaje Nolan contó con el cinematógrafo Wally Pfister (que saca un provecho fascinante de los panoramas metropolitanos de Pittsburgh, Nueva York y Los Ángeles, donde se filmó); los diseñadores de producción Nathan Crowley y Kevin Kavanaugh (que crean un mundo post “11 de septiembre” tan singular como amenazante); el editor Lee Smith (que logra un balance perfecto entre la acción y el drama) y, por supuesto, el compositor Hans Zimmer (capaz de despertar todo tipo de emociones con un par de notas que recuerdan el tema principal de la saga, sin repetirse).
La producción de 250 millones de dólares (65 menos que la anterior) tiene el éxito garantizado no solo por su naturaleza, sino por un plan de promoción agresivo y a la altura de una superproducción como la de Batman.
El tiempo dirá si supera los 1.001’921.825 de dólares que recaudó la anterior, considerada como la más taquillera de la historia.