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El Telégrafo
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La Diva no baila, la noche... tampoco

La Diva no baila, la noche... tampoco
27 de noviembre de 2013 - 00:00

Carolina Jaume, como tal vez se lo mereció más por Las Tardes Son de Carolina, estuvo nominada como Mejor animadora concursos por Baila La Noche II que se emite de lunes a viernes por Canal Uno, después de En Carne Propia. El programa es la versión ecuatoriana, con pago de derechos y todo de Bailando por un Sueño de México, incluso el conductor del programa mexicano, el comediante Adal Ramones, vino a darle la patadita de la suerte a Baila La Noche, la primera temporada claro.

Acá no hay sueño, tampoco mucho baile a pesar de que dos de los jurados son conocedores y practicantes del arte de la coreografía, es algo más como el infame Dancing With The Stars de EE.UU., que también es parte de la familia Bailando por un Sueño que en América empezó en México y se popularizó en Argentina, dentro de Showmatch, el programa de Marcelo Hugo Tinelli. Este último espacio también fue transmitido en su momento por Canal Uno.

Historia televisiva aparte, Baila La Noche II, además de contar con dos buenos animadores que fingen su buena química en pantalla, Gustavo Navarro y Carolina Jaume, reportajes escandalosos sobre los participantes y que se emiten dentro del mismo programa, y una jurado que busca robar cámara a toda costa, La Diva, el más nuevo personaje de Sharon La Hechicera.

Es más, parece, en múltiples ocasiones, que lo único nuevo son los participantes, uno de los jurados, los animadores, ya que los tiros de cámara, la narrativa, el esquema de producción es sacado casi íntegramente del programa Báilalo que Canal Uno creó para complementar su franja nocturna de los domingos, y alcanzó cuatro temporadas al aire. Los escándalos ciertamente son iguales.

Hay ofensas a la televisión y al televidente nacional y hay ofensas. En Baila La Noche II puede haber factores de entretenimiento, pero los valores que se transmiten son tóxicos para cualquiera, sea que quiera divertirse o enterarse de las discordias entre los famosillos. Las competencias de baile o las conversaciones de ami-enemigas entre La Diva y Carolina Jaume no tienen sentido, las bromas de Gustavo Navarro se pierden en la mar de peleas escandalosas entre los participantes que parecen haber nacido con seudónimos, ya que no se escucha casi ningún nombre real, solo la China de la Rocola, Marimba, la Pescadito… No hay claridad en lo que se quiere decir con el programa, parece ser que solo importara el bochinche, la bulla, el ruido.

Baila La Noche II es una de las clásicas empanadas de viento que nos sirve la televisión ecuatoriana, nada de contenido y mucho de todo lo que no debe ser el programa respectivo. El baile no es ni siquiera agradable a la vista, es sensual, sexual, ejecutado con esfuerzo, con coreografías de artistas de la danza nacional y con bailarines de nivel destacable Sí, de calidad no. Las críticas mordaces y afiladas de Carlos Menéndez, y la realísima rivalidad entre jurados, son atractivas para el formato desgastado de reality de baile, del cual poco se sabe del premio y que no es ni reality ni de baile, sino de escándalos.

Vestidos brillantes, giros descontrolados, pasos de samba que no son tales y vestuarios femeninos que ya casi no dejan nada a la imaginación, esa es la receta para el éxito. El escaso vestuario de La Diva en contraposición a los vestidos de noche de Carolina Jaume, además de los chistecitos internos entre los participantes, los jurados y los animadores hacen de Baila La Noche II un programa sencillo en su desarrollo, complejo de entender en su estructura. Los finales generalmente son atropellados, debido a la gran cantidad de conversación entre los talentos en pantalla y las notas que relatan el tras cámaras del concurso. Y es que los juegos de luces no son nada si lo que se ilumina tampoco tiene sentido alguno, la escenografía ya está gastada, los personajes quemados, solo el jurado intenta mantener a flote un reality de baile.

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