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La Capital de la Luna tiene la esencia de la década del 90

La Capital de la Luna tiene la esencia de la década del 90
01 de septiembre de 2011 - 00:00

Bolo no pretende imitar a Enrique Bunbury, pero sus influencias al cantar son evidentes. Suena la canción Casquillos percutidos y casi a la mitad Bolo suelta  el estribillo: “tres Dolores sin consuelo/ tres amores que no volvieron/ la sentencia sin conciencia/ más la pena nunca cesa/ los casquillos percutidos en el suelo...”. El mensaje está claro para quienes conocen el caso Fybeca.

Esa es apenas una de las seis canciones que La Capital de la Luna lleva a los escenarios y que se pueden descargar libremente en su página https://www.facebook.com/lacapitaldelaluna. Y también son las mismas que grabaron en el estudio Proind y que presentaron el 18 de junio pasado en Diva Nicotina con el nombre de La capital lunar.

Bolo es el nombre artístico o más bien con el que los panas y familiares conocen a Félix Peña, el vocalista de La Capital de la Luna. Michito, el guitarrista, es su hermano Michael Peña; mientras que Toño es Antonio Garcés, el bajista y a la vez primo de ambos. A ellos se une  Juan Carlos Rivera o Juankaka, como quiere que lo conozcan detrás de la batería.

La Capital de la Luna surgió en agosto del año pasado, aunque juntos han tocado en distintos proyectos. Eso les permite entenderse prácticamente con una lectura de pensamiento en aquel género que ellos catalogan como rock indie evolutivo experimental, con base de grunge noventero y hard rock.

El cuarteto, que hace poco más de una semana se presentó en La Fábrika (Portoviejo) junto con La Rola, tiene canciones como Dos líneas en la mesa, que tiene una introducción de batería con los toms, que conducen un poco al You could be mine, de Gun’s Roses. Sin la intención de parecerse a alguien, el tema también puede recordar -a ratos- al  “Aires nuevos”, que consta en el primer disco solista de Luis Rueda.

Líricamente, según Toño, la canción Dos líneas en la mesa, que mezcla los sintetizadores con una base de rock duro, trata acerca de una relación que se basa en la promiscuidad; mientras que La capital lunar, canción de la que surge el nombre de la banda, tiene que ver con “una especie de viaje virtual, imaginario, en la que todo parece lineal para sus aventureros”, según Juankaka, quien admira a Pearl Jam y al baterista Dave Lombardo.

“Llegas a la luna y ves que ahí puedes ser el amo. Puedes ser un nativo, sin color, sin frontera, ni religiones”, agrega el bajista, quien tiene influencias de Aerosmith, Leland Sklar, Janis Joplin y otros.

Bolo, quien además de Bunbury tiene influencias de Nino Bravo, Sandro y otros cantantes setenteros, considera que La capital lunar es instrumentalmente densa. Al escucharla conduce a ratos a Puente, del argentino Gustavo Cerati, también al estilo de Robi Draco Rosa.

Cúrala, que es una canción visceral e irónica frente a una traición, también forma parte del disco, añade Michito, quien tiene como referentes al metal progresivo de Dream Theater, Steve Vai y Steve Lukater, el guitarrista de Toto.

El caminante ambiguo es una canción que llega a lo sicodélico de la década del 70 y en la que Bolo sale del molde de tonos graves hacia unos más altos, mientras que Macabra incluye a la flautista Alondra Santiago. Es la canción que completa el disco de   La Capital de la Luna.

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