Publicidad

Ecuador, 28 de Septiembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

Juanze, un rumbero guayaco de toda estirpe

Juanze, un rumbero guayaco de toda estirpe
22 de diciembre de 2013 - 00:00

Escenario de madera. En las mesas del bar, los bohemios esperan el plato fuerte. Un par de desobedientes encienden cigarrillos, ajenos a la prohibición que impuso el Cabildo hace varios meses. Otros levantan botellas de cerveza vestidas de novia, recién sacadas del congelador de Beer House. Son las 00:30 del viernes pasado y Sergio González acaba de bajarse del escenario con su banda, Salú.

El bar, relativamente nuevo en la Zona Rosa de Guayaquil, ofrece un ambiente rústico: luces amarillentas menguadas otorgan un ambiente de tonos tierra. Hay áreas enmaderadas, muebles cómodos, tanto que incluso, a esa hora, más de uno estira las piernas sobre pequeñas butacas estratégicamente ubicadas al pie de los sofás.

Él aparece con un buzo azul marino, luce una ligera abertura en la parte del pecho. Está relajado. Lo acompaña en escena una banda básica para la rumba que sube a cantar: trompeta, teclado, percusiones, guitarras y bajo. Empieza con algo suave. “Ya después nos vamos con una rumba más encendida”, promete al micrófono.

Cuando Juanze estuvo en La Humilde Orquesta inmortalizó canciones tropicales, guayacas, que el público recuerda y disfruta esta noche. Él no está con ese grupo desde enero pasado, pero el cambio apenas se siente en escena. Su expresión corporal insta a algunos que hasta ese momento están sentados a pararse, el espacio es pequeño, pero las ganas de mover el esqueleto con la rumba de este músico superan los límites del espacio.

Él nota ‘la falla’ de inmediato: “Nos falta el baile, el movimiento”, dice al ver repletos los espacios que hasta que él subió a escena quedaban libres. Suda, se seca el rostro: “Denle un pañuelo”, grita alguien desde una mesa anónima. Juanze, sin embargo, no le presta atención al calor guayaquileño y se deja llevar por ese, su momento.

Lo suyo es una rumba latina alternativa. Al menos así denomina él esa propuesta que ahora ofrece como solista y que esta noche trae junto con algunos amigos músicos. Lo acompañan: Rubén Darío Burgos, en batería, Alberto Portaluppi en guitarra, Aldo Farfán en la conga, Carlos Solano en el trombón, Lyz Badaraco en el teclado, y Cheché Narváez en el bajo. Este último olvida por esa noche la psicodelia de Pasajero y se entrega acertadamente a la propuesta tropical del cantante.

Si algo deja claro Juanze es que es un ‘rumbero de toda estirpe’. Lo dice con canto, con presencia escénica y con esa voz tan característica, tan de él, esa voz que quien no vino a este concierto puede escuchar en su página de Soundcloud (https://soundcloud.com/juan_zevallos_o), donde publicó su primer trabajo como artista que trabaja en solitario.

Sergio González (d) se hizo presente durante media hora en el concierto de Juanze con su proyecto, Salú.

‘Matavilela’ también está aquí esta noche. Así bautizó Juanze a ese trabajo discográfico en honor al barrio en que se desenvuelve la historia de ‘El rincón de los justos’ -la obra prima del escritor ecuatoriano Jorge Velasco Mackenzie que lo cautivó y lo inspiró a crear canciones para sus personajes-.

Una de sus canciones más sentidas de esa producción es ‘El Fulvio Reyes’. No solo por la narración cantada que hace Juanze en escena, también por la estructura musical. Es un chachachá en el que Juanze cierra los ojos, personifica y siente cada verso que describe a ese personaje enamorado: “No puede controlar el rictus de la lujuria, se divierte desnudándola en su mente. (…) Matavilela duerme. Fulvio y Leopoldina sudan…”.

Juanze también transpira en el escenario. Es invierno y el aire acondicionado pide auxilio en Beer House. Ya a la gente no le interesa. Está gozando. Sin espacio para dar del todo rienda suelta al baile, algunos menean el cuerpo al ritmo de esa canción en el sitio en el que están parados.

Toma una botella llena de agua helada y bebe de esta sin perder el ritmo. El show está por terminar tras casi dos horas de música inédita, local, hecha en Ecuador. Decide contar otra de sus inmortales historias. Esta vez, al ritmo del género que hizo famoso a Héctor Lavoe cuenta la historia de la chica a la que le da asco el reggaetón, a la que al rock no la convence. Esa joven que Juanze hizo suya, que no existe  en la vida real, pero que vive en más de una mujer. Esa a la que Juanze canta: “Ella no sabe que le gusta la salsa...”.

Salú inició esta fiesta. Preparó a la gente con sus sonidos ‘verdes’, y, aunque con banda incompleta, entretuvo con ritmos milenarios e instrumentos artesanos a la gente que llegó a Beer House a gozar de un poco de música ecuatoriana.

Lluvia, percusión, guitarras y su infalible charango bastaron para que Sergio González ofrezca media hora ‘bien pegada’, en la que agradeció al Sol y a la Luna, en la que cantó ‘La Semillera y en la que no faltó ‘En todos los lugares de este mundo’, que próximamente llevará a Argentina junto con su sombrero, sus zapatillas y esa sencillez que tiene como mejor característica.

JUANZE, PREPARADO PARA LO QUE OFRECE

Los inicios de Juanze, quien estudió composición musical y canto en Argentina, fueron en el punk rock, con una banda de su época adolescente.

Luego aplicó sus conocimientos en Argentina y probó los frutos de los ritmos latinos en La Humilde Orquesta.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

El baterista, protagonista de una extensa y remarcable carrera, falleció a los 91 años de un cáncer de pulmón, según confirmó su esposa.

Social media