Juan Luis Guerra se liberó de las pastillas y, con Jesús, halló otro “sabor”
A mediados de los noventa hubo dos acontecimientos que marcaron la vida de Juan Luis Guerra. El primero fue su repentino retiro de los escenarios después de los millones de discos vendidos y de haber ganado un Grammy. El otro, la conversión a cristiano, una decisión que llevó al dominicano a darle un giro a su carrera musical.
Desde entonces sus posteriores producciones estarían caracterizadas por la combinación entre la música comercial y la cristiana. Uno de sus primeros álbumes de corte religioso fue, por ejemplo, Para ti, que lanzó en 2004, seis años después de su regreso a la escena.
Ahora Juan Luis Guerra vuelve a apostar por un disco cargado de alabanzas a Dios. Se trata de Colección cristiana, lanzado el martes pasado.
En este material el dominicano fusiona el merengue y hace algunas incursiones en el pop, sin olvidar la bachata y el son, dos de los géneros que mejor lo definen. El ritmo contagioso que propone cada una de sus canciones hace que por un momento se recuerden sus tiempos iniciales con la banda 4:40, cuando grabó su álbum Soplando, en 1984.
Y eso se evidencia en el sencillo promocional En el cielo no hay hospital, del que el compositor afirma: “Es muy especial, lleno de alegría, merengue. Pueden bailarlo en un solo pie. ¡Es tiempo de celebrar!”. Guerra (graduado en el Berklee College of Music de Boston) escapó de los convencionalismos de la música latina y ha sabido combinar estilos diversos: tropical, pop, rock, jazz.
De hecho, el tema cuenta con un videoclip que fue ambientado en la década del 50 y que cuenta con la participación del humorista dominicano Fausto Mata y dos músicos del grupo 440, que se hizo famoso con el mismo merenguero como “frontman”.
El clip, que estuvo a cargo del hijo del cantante, Jean Guerra, y fue producido por Daniel Suazo, se puede ver a través de Youtube.
Además de En el cielo no hay hospital, el material también lo componen El quita pena, un merengue ultra acelerado marcado por el acordeón y con espíritu de música popular. Caballo blanco, en cambio, es un bolero-son que comienza con aire de himno.
La inclusión del pop y el rock llega con los temas Mi Jesús y Como trompeta en si bemol; este último escapa de todo lo anterior, es más bien un tema complejo por sus ritmos y armonías, un pop más sofisticado.
El toque diferente lo ponen Soldado, en el que se puede escuchar potentemente la percusión, que hace recordar a los mejores y más dinámicos momentos de 4:40, y Nada me preparará, que es la única balada del álbum sostenida con piano, coros y cuerdas.
También constan en el material sus temas conocidos Son al rey, Para ti y Las avispas, que le permitió ganar el Grammy Latino en las categorías “Mejor Álbum Cristiano” y “Mejor Canción Tropical” y además fue uno de los éxitos con los que el músico, recientemente, cerró el Festival de la Canción de Viña del Mar, como muestra de que sus temas dedicados a Dios los escucha cualquiera.
Es la nueva propuesta de un Juan Luis Guerra que hizo un alto a la música por la falta de paz que sentía y que lo llevó a refugiarse en las pastillas para no pensar en los vacíos subjetivos, a pesar de los éxitos de su carrera.
Cuando retomó los escenarios, lo hizo con una nueva perspectiva musical: combinar la música comercial y la cristiana. Algo que hasta el momento muy pocos han podido hacer exitosamente.