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Ecuador, 27 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Juan José Jaramillo le escribía a Jesús de niño

De niño, Juan José Jaramillo escribía una misiva con el nombre del regalo que quería y una lista de sus malas acciones. Debajo del árbol dejaba un zapato, donde al día siguiente encontraba el obsequio.

El niño Juan José Jaramillo redacta cada año una carta a Jesús. Allí no solo escribe el nombre del regalo que quiere recibir, también confiesa en afán de reflexión todas las actitudes malas que tuvo durante el año para que el Hijo de Dios sepa que está arrepentido. Esto, sin embargo, no garantiza que el obsequio que está en la misiva sea el que encuentre debajo del árbol, y tampoco impide que junto con el presente le venga de yapa un pedazo de carbón, que entregan desde el cielo a los malcriados si las acciones negativas fueron muy graves.

Sus padres le contaron a él y a sus dos hermanos, Luis Daniel y Diego, que es verdad que quien trae los regalos es ese señor gordo y bigotón que ven en la televisión, pero también le explicaron que Santa no es más que un ayudante, y que quien de verdad envía todos los juguetes es el Niño Dios, por eso la carta que escribe va dirigida a Él. La coloca en el árbol de Navidad, y debajo de esta ubica un zapato, en el que la mañana siguiente encontrará su obsequio… o su carbón.

Es una Nochebuena de hace no más de veinte años en casa de los Jaramillo y el niño Juan José se alió con sus ñaños para pedir de regalo días atrás un PlayStation en la famosa cartita, como saben que no es que Jesús tenga mucho dinero como para solicitar algo así, ahorraron todo el año y dejaron en el sobre lo que lograron recaudar entre los tres, “como para que Jesús se ayude con eso”.

Hoy, Juan José Jaramillo ya no es tan niño. Luce un varonil candado en el rostro, pectorales y una voz gruesa, de 26 años y, dicho por él mismo, muchas noches buenas. Ese año, el niño Jesús sí le hizo el milagro, cuenta en el marco de una entrevista que este Diario le realizó a su familia. Está sentado a la izquierda de su madre y rodeado del resto de sus parientes: padre, hermanos, cuñada y sobrinos, con quienes pasa en estas fechas.

En su hogar quien alista todo en Nochebuena es su madre, María del Carmen, cuencana de nacimiento y actualmente radicada en Quito. Sus hijos viven en Guayaquil, así que debe trasladarse hasta esta ciudad para pasar junto a ellos.

Desde que Luis Daniel, el mayor, se casó, el grupo familiar se agrandó, al punto de que la nuera trae también a la familia política y se hace una masiva reunión de Navidad en la casa en la que el presentador de Divinas vive con su hermano menor, Diego.

Una vez preparada la tradicional cena: pavo, ensalada y arroz, se hace un brindis y se sirve la comida. No tienen como tradición estricta cenar a la medianoche. “Diez u once ya estamos comiendo, el hambre no se aguanta”, bromea el también actor.

Es común escuchar a la gente decir que el significado real de la Navidad es compartir en familia. Esa frase no solo queda en palabras para su familia. María del Carmen lo explica con más precisión: “Somos muy unidos, y tenemos como regla que en Navidad ningún miembro falte a la reunión”.

Antes de cenar, dedican un tiempo para agradecer a Dios por todo lo bueno que recibieron durante el año. Lo hacen a través de una oración en la que además aprovechan el momento espiritual para pedirle que bendiga los alimentos.

Al lado de la mami de Juan José está el vicealmirante Luis Jaramillo Arias, comandante general de la Marina y padre de Juan José, quien rescata en charla el origen de estas tradiciones: “Somos cuencanos. Venimos de una ciudad que ancestralmente es muy religiosa y tradicionalista. De allí se desprende la costumbre del carbón, la carta al niño Dios y todo lo que hacemos nosotros por estas fechas”.

Hace años, eran parte de estas actividades novenas con vecinos y todas las costumbres que siguen las familias cristianas en adviento, pero con los años esto se volvió un poco complicado: “Mis padres viven en Quito, yo paso ocupado con mis cosas, al igual que mis hermanos... se nos hace más difícil”.

Aunque el PlayStation fue uno de los regalos más gratificantes que Juan José recuerda, reconoce que ahora piensa que lo más importante es pasar junto a su familia. Vienen a su mente momentos no tan gratos en que su hermano mayor, por estudios, debió viajar a Chile y pasar allá.

Luis Daniel recuerda claramente que uno de los años que estuvo fuera llamó a su casa a la hora de la cena y su madre no pudo contener las lágrimas. Crecer en un hogar en el que predomina la unión le instó a seguir con la tradición con sus hijos, a los que el tío Juan José tiernamente denomina “regalos de carne y hueso”.

Los pequeños ahora viven esa magia navideña con la que creció él, y con la que crecerán sus hijos cuando los tenga. Ahora, el actor está dedicado a su vida profesional. Este año estuvo en varios proyectos histriónicos que incluyeron obras desde inicios de año.

Una de las más recientes fue Scrooge, dirigida por Jaime Tamariz, en la que personificó a Fred Honeywell, el sobrino del viejo gruñón que irradia optimismo y buen humor durante toda la historia. JuanJo tiene mucho de ese personaje en la vida real, producto de esa satisfacción de dedicarse a lo que le apasiona el ciento por ciento de su tiempo.

Los previos de la Navidad de su familia

Pese a que la mamá de Juan José vive actualmente en Quito, vino este diciembre a poner el arbolito de Navidad en la sala de sus hijos solteros, donde esta noche celebrarán la Nochebuena.

Sus actividades en la víspera no se limitan a la familia. Todos los años hacen obra social a través de una fiesta que organizan para niños de escasos recursos, en la que el presentador de Divinas funge de animador.

El mismo Juan José llegó este mes al Instituto de Neurociencias junto con algunos colegas de pantalla para llevar un poco de alegría a los pacientes de esa institución.

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