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El Telégrafo
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José Batallas muestra su amor por Sangolquí en un libro ilustrado

José Batallas muestra su amor por Sangolquí   en un libro ilustrado
10 de septiembre de 2012 - 00:00

Una recopilación gráfica, histórica y literaria de Sangolquí es la nueva propuesta del arquitecto José Batallas, quien desde 2005 comenzó a elaborar decenas de plumillas, 23 de las cuales forman parte de su primer libro ‘Sangolquí por siempre’.

En esta obra, Batallas relata gráficamente el costumbrismo y encanto de este rincón del Valle de los Chillos. Con este trabajo hace un recorrido por las décadas de los años cincuenta y sesenta, y presenta además una serie de relatos y anécdotas de personajes protagonistas de la idiosincrasia local.

El desaparecido Molino San José o Molino Mullingo es una de las imágenes que se incluyen en el libro, pues como dice su autor: “el viejo molino siempre estará presente en la memoria de los sangolquileños”.

“Los iconos urbanos no solamente representan los monumentos, las iglesias, los palacios, las plazoletas. No hace falta que sean piezas valiosas del gótico, del barroco o del rococó. Basta solo que sean construcciones sencillas que acojan en su seno vivencias, costumbres y tradiciones de la identidad e idiosincrasia de un pueblo”, agrega Batallas.

Según el escritor, las gráficas de los antiguos rincones de la ciudad revelan la transformación urbana del lugar.

“Estos dibujos son retratos del Sangolquí que ya no existe, y por eso recurrí a un lenguaje humorístico para resaltar nuestras costumbres. Es por eso que cuando expuse mis plumillas, hace unos años, hubo gente que no comprendió el mensaje, especialmente los jóvenes; por eso decidí sacar el libro para explicar de forma detallada. Este proceso de creación del libro comenzó hace un año y medio y se basa en la explicación de cada una de las plumillas, complementadas con más de cien anécdotas de personajes tradicionales de Sangolquí, como José ‘Pepe Terán’, Luis Zaldumbide, y otras personas queridas de la ciudad”, acotó.

La portada del libro muestra una ilustración a color de la plumilla ‘Luna de Aldea’, que se basa en el poema del mismo nombre, del poeta modernista de la generación decapitada, el guayaquileño Ernesto Noboa y Caamaño.

“Este libro es un sueño hecho realidad. Mi objetivo es que sea un punto de encuentro para renovar nuestra identidad y recuperar nuestra idiosincrasia. También pretendo llegar a las personas que están fuera del país, por eso he creado una página en Facebook que lleva el nombre del libro”, dijo el autor.

José Batallas es un artista plástico que no solo realiza trabajos en plumilla, sino que también presenta sus dibujos con acuarela, acrílico y otras técnicas. Se considera un ‘enamorado’ de Sangolquí, pues sus trabajos siempre se han basado en reflejar la naturaleza que rodea a la ciudad.

Entre los proyectos que espera cumplir a corto plazo está el centro cultural Sangolquí por Siempre, que adecuará como una galería de arte para mostrar las plumillas y fotografías que ha realizado.

Batallas recuerda que mientras cursaba el colegio se despertó su iniciativa artística, cuando su padre lo inscribió en un curso vacacional de dibujo que se realizó en la Casa de la Cultura Ecuatoriana y que era dirigido por el maestro Diógenes Paredes.

Cuando terminó el cuarto curso, su progenitor lo matriculó en la Escuela de Bellas Artes, en donde estuvo un año y tuvo que cambiarse a otro colegio debido a una huelga de profesores y alumnos que llevó a que se abra la Facultad de Artes de la Universidad Central.

En 1973, cuando cursaba el segundo año de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Central, ganó el primer premio nacional de caricaturas ‘Gente Joven’, organizado por Ecuavisa. Este reconocimiento le sirvió de escalón para incorporarse a esta empresa y trabajar en el departamento de arte y escenografía, durante ocho años.

“Estuve presente en el cambio de las transmisiones de blanco y negro a color de la televisora”, dijo el artista.

Al terminar la universidad se inclinó por la actividad artística, y junto a otros estudiantes de arquitectura creó el espacio ‘Ideart’ y formó parte del grupo ‘Arte en El Ejido’.

“Fue una etapa fructífera en exposiciones y premios artísticos. En 1988 el Concejo de Rumiñahui me invitó a conformar el equipo de planificación, como jefe de Control Urbano, en donde estuve hasta 1992”, agregó Batallas.

Después de esto se involucró con una empresa familiar de farmacias en el sur de Quito. En 2005 comenzó su impulso de iniciar la serie de plumillas ‘Sangolquí por siempre’, como reconocimiento y homenaje a un pueblo que marcó su vida.

Sus trabajos han sido expuestos en varias ciudades del país, y entre las distinciones que le han otorgado están: primer premio ‘Diógenes Paredes’ a las obras ‘Desde mi ventana’, ‘Había una vez’ y ‘La noche de la ascensión’, en 1982, 1987 y 1989, respectivamente. El primer premio acuarela Pedro León, con la obra ‘Eterno movimiento’, en 1987; calendario Holanda - Ecuador, selección de 13 artistas ecuatorianos, con la obra ‘El día de la elección’, en 1990; entre otros reconocimientos.

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