“Prefiero que me llamen artesano antes que artista”
De su niñez, Jorge Velarde (1960) recuerda que cuando deambulaba en su hogar pasaba de los olores de la comida en el fogón a los de las pinturas y el aceite de linaza, y se encontraba de repente con el cuadro de una bailarina que su madre nunca terminó, pero que asegura “aún inconclusa ha sido la pintura que más profunda impresión me ha dejado”.
Pasó el tiempo y ya ha recorrido un camino de más de 40 años en la pintura, trayectoria que ha estado avalada por varias muestras personales, principalmente en Guayaquil, Cuenca y en “La Galería” de Betty Wappenstein en Quito, más otras en Lima y Miami.
Internacionalmente sus pinturas se han expuesto en San José, Brasilia, Caracas, Santo Domingo, Buenos Aires, Rosario, Madrid, Estambul y Beijing. Desde el miércoles 22 de julio, 43 de sus obras se exhiben en una exposición virtual que lleva por título Metamorfosis de la memoria y a la que el público puede acceder mediante este link.
¿Hay en sus obras una exploración de la identidad y el escenario urbano?
En general, yo planteo mi trabajo en estos más de 40 años como una exploración en dos formas, la primera es muy común en la actualidad donde tú realizas la obra para que sea un contenedor, quieres comunicar algo y buscas el medio más idóneo para transmitirlo.
Tanto es así que los artistas son considerados productores de contenidos. Pero en mi caso no, mi trabajo es una exploración, o sea yo no tengo algo que me interesa comunicar, yo comienzo una búsqueda, hecho a andar y no sé hacia dónde me voy a dirigir.
Me ha interesado mucho la caricatura, pero no es que estoy trabajando para decir algo, entonces mi obra se ha convertido en una búsqueda, una exploración y mi trabajo se desarrolla siempre así a partir de lo que a mí me afecta, influye o incide en mí directamente más que en cuestiones puramente teóricas o en información, una ideología, pensamiento de cualquier tipo.
Mi obra se desarrolla siempre a partir de lo que experimento y vivo, por un lado se vuelve una exploración y por otro tiene que ver con mi entorno inmediato. En mi obra siempre ha estado presente el escenario urbano, unas veces con mayor presencia o protagonismo y otras, menos. En esta exposición no es tan notorio el escenario urbano como una escenografía que acoge al personaje principal en esta muestra, visualmente no aparece, pero siempre mis personajes con urbanos.
¿Qué artificios pictóricos refleja en esta exposición?
En general yo trabajo con muchas técnicas, particularmente en esta exposición probablemente no es tan visible. Yo trabajo con óleo principalmente y en esta muestra hay mucho trabajo de tinta negra y color. El óleo tiene que ver con la tradición, está presente pero no en gran medida, también el dibujo, retratos, la figura humana que por antonomasia es lo que se puede relacionar con los gustos de la aristocracia. El artificio pictórico es la forma en que utilizo la técnica y yo soy un pintor tradicionalista en cuanto a la factura, primero porque trabajo en óleo principalmente aplicando los claroscuros, que alcanzan una gran dosis de realismo.
¿Ha tenido una fuerte inspiración en la afición por la pintura de su progenitora?
Sí, es así. De hecho mi primer encuentro con la pintura fue con la de mi madre. Ella tenía un pequeño cuarto que estaba más allá de su cocina, donde había un caballete, ese cambio de los olores de los estofados, de los pucheros, los guisos, y entrar a otra habitación y sentir el olor del aceite de linaza que tengo muy presente.
Esa sensación de entrar y sentir el olor del aceite de linaza y ver el cuadro sobre el caballete causó en mí una impresión profunda. Esa fue la primera gran influencia que yo recibí cuando era muy pequeñito y esa es la causa por la que yo esté todavía muy aferrado a pintar con óleo.
¿Podemos decir que esta muestra se fundamenta en conceptos sociales?
No la fundamentaría en conceptos sociales, pues no manejo conceptos sociales. Yo soy un pintor que ha tenido una refriega con el arte contemporáneo, tanto así que en algún momento de mi carrera he declarado públicamente que no quiero que se me cuente entre los artistas y prefiero que se me llame artesano.
Como tal no fundamento mi trabajo, el aspecto manual tiene mucha importancia, lo que realizo es una exploración personal, encontrarme a mí mismo, en la búsqueda de conocimiento, de quienes pueblan mi entorno y hay un fundamento social en todo esto, por supuesto.
Mi trabajo es esencialmente una búsqueda, no es una declaración ni una proclama de consignas, no hay maniqueísmo que señala el bien y el mal, muchas de las cosas que están en el arte contemporáneo. Mucho de esto aparece en mi trabajo porque soy un hombre que vive pero no es fundamento, son cosas que aparecen porque afectan la vida mía y de todas las demás personas.
¿En estas 43 obras que va a observar el visitante?
Mucha presencia del dibujo, específicamente caricatura que me interesa particularmente en esta época, y comic. No me interesan como género, no soy consumidor de caricaturas y de comics, solo me gustan y tengo una pequeña colección de caricaturas de un autor llamado Julián García, un guayaquileño que a mi modo de ver ha sido de los grandes de aquí.En Metamorfosis de la memoria hay mucho dibujo, óleo, color, caricatura, los óleos son caricaturas hechas con rigurosidad y un nivel de creatividad muy alto. También mucho autorretrato que no he trabajado como habitualmente.
A la burguesía le interesan los retratos que ensalzan la figura, en este caso mis autorretratos no son de ninguna manera eso, no ensalzan mi propia figura, no están ahí para exaltarme ni elogiarme. El retrato que yo pinto de mí no está para hablar bien de mí. Es más, yo puedo aparecer como un insecto malo, un monstruo. Son cosas que de alguna manera intentan buscar el conocimiento de mí mismo, es una búsqueda de conocimiento, de definirme, identificarme a mí mismo, de conocerme.
En esta muestra en particular no aparece la presencia escenográfica de la ciudad que envuelve al actor, muy probablemente porque ha sido obra producida dentro del confinamiento, en cuarentena. (I)