La tonadillera española Isabel Pantoja fue condenada a dos años de prisión por blanqueo de capitales, en un juicio que atrajo una gran atención mediática por sus protagonistas, la propia cantante, su exnovio y exalcalde de la localidad turística de Marbella, y la exesposa de éste.

La audiencia provincial de Málaga, en el sur español, juzgó las actividades delictivas del que fue alcalde de Marbella, lugar de vacaciones de la “jet set” internacional, Julián Muñoz, y el blanqueo del dinero obtenido por éste así como por Pantoja y la exesposa de Muñoz, Maite Zaldívar.

El ex regidor fue condenado a siete años de cárcel y conducido inmediatamente a prisión sin fianza, mientras que su exesposa lo fue a una pena de tres años, tres meses y un día.
Pantoja no tendrá que entrar en prisión, ya que normalmente si el reo no tiene antecedentes penales, como es su caso, se suspende la ejecución de la pena si la condena es inferior a dos años.

En la sentencia, el tribunal señala que Pantoja y Muñoz, a raíz de su relación, que comenzó en 2003, “ejecutaron un plan preconcebido para aflorar dinero y ganancias” que éste había obtenido en sus actividades delictivas, “confundiéndolas y mezclándolas con las procedentes de las actividades profesionales y mercantiles lícitas” de Pantoja.

También considera plenamente acreditado el blanqueo de dinero o bienes procedentes de las actividades delictivas de Muñoz, sin que los acusados dieran “una sola explicación coherente -menos aún creíble- sobre tales hechos y datos”.

Acostumbrada a ser aclamada por sus seguidores, que no la han abandonado a lo largo de los años que ha durado la investigación y el proceso, Isabel Pantoja tuvo una experiencia muy diferente.

Tras ser condenada a dos años de prisión por blanqueo de capitales, la tonadillera, que se hizo habitual de la prensa del corazón en España al casarse con el torero Francisco Rivera ‘Paquirri’ en 1983, y tras la muerte de éste un año después corneado por un toro, fue abucheada, zarandeada, y acusada de “ladrona” a la salida del juzgado.

Con el pelo recogido, ropa informal y semblante serio, la artista había escuchado las condenas que el tribunal impuso a Muñoz y a Zaldívar, y mientras se leía la suya, apenas gesticuló.

Desde la detención de la tonadillera en 2007 en su casa de Marbella, sus seguidores siempre intentaron apoyarla tanto en la calle como en sus conciertos, que se redujeron en estos años de crisis económica.

Pero al salir del juicio, y rodeada por decenas de cámaras, tuvo que escuchar de sus detractores gritos de “choriza” (como se conoce popularmente a los ladrones en España), “ladrona” y “delincuente”.

Ante el revuelo, el chofer de la artista tuvo que subirse al techo de su automóvil para ayudarla a entrar, mientras las imágenes mostraban a una Pantoja a punto del desmayo.

Mientras ella salía de regreso a su domicilio, Muñoz se preparaba para ingresar en prisión y para volver a sentarse, el próximo jueves, en el banquillo de los acusados, esta vez en Madrid por otro caso de corrupción conocido como “Saqueo II”.

Encausado en más de cien procedimientos judiciales, su periplo judicial aún no terminado. Atrás queda aquella relación romántica que la viuda de ‘Paquirri’ y el entonces alcalde de Marbella iniciaban en 2003 y que ambos hicieron pública en una carreta de la tradicional romería del Rocío, en Andalucía. Una relación cuyo fin anunció la propia cantante, en 2009, a una revista del corazón