Harry Potter alborota Londres
La película "Harry Potter and the Deathly Hallows: Part 2", del director David Yates, no sólo cierra la puerta al mundo fantástico que ideó la británica JK Rowling, también disuelve toda una "familia" que orbita alrededor de una década de aventuras del hechicero más famoso del planeta.
Fue notable en el Hotel St Pancras Renaissance London, pegado a la emblemática estación de tren de Kings Cross -el origen del mundo mágico que creó Rowling en 1997-, la ausencia de su protagonista, el británico Daniel Radcliffe, a quien ataron hoy compromisos laborales en Broadway.
Aunque físicamente a muchos kilómetros, el actor confesó mediante un mensaje grabado que lo que más echará de menos del fenómeno Potter, que lleva 6.300 millones de dólares de recaudación, será los "grandes amigos" hechos durante diez años de rodajes sucesivos.
El británico, que volará a tiempo para pasearse mañana por la alfombra roja, destacó que este último filme, basado en un libro que se publicó en 2007, es "el mejor de todos en cuento a calidad".
"Ha sido un privilegio ver crecer profesionalmente a mis compañeros, con los que he aprendido muchísimo. Entre todos hemos creado un vínculo inquebrantable, una familia", observó melancólico.
El desenlace de la vibrante saga, que se estrenará en las salas de cine de todo el mundo el 15 de julio en 3D y 2D, y cuyos trailers oficiales ya han visionado en internet más de 73 millones de personas, mezcla otra vez elementos comunes con las anteriores como el vértigo, el amor, la lealtad y ahora, también, la guerra.
Y es que el trío protagonista formado por Harry, Hermione y Ron vuelve a volcarse en la batalla contra el mal para derrocar al maligno Voldemort, encarnado por Ralph Fiennes, presente pero poco hablador, que definió a su personaje como "un villano de alta definición".
Emma Watson, la sabionda Hermione en la saga y una de las más reclamadas por la prensa internacional, admitió que aún no ha "procesado" este punto y final y confesó que su personaje es ya para ella "algo así como una hermana".
Habladora y sonriente, la actriz de 21 años explicó que "crecer a su lado" la había hecho convertirse en "una persona mejor".
Sensaciones parecidas compartió su compañero de reparto, el pelirrojo Rupert Grint (Ron en la saga), que coincidió con Watson en su sentimiento de "desorientación" por no tener que volver a los rodajes.
"No lo he asimilado todavía y me siento un poco perdido. Ha sido una parte constante en mi vida -confesó- y lo voy a echar de menos".
Esta esperadísima cinta, basada como las demás en los exitosos libros de Rowling, es la primera, sin embargo, que se desarrolla fuera del ya familiar ambiente de Hogwarts, el absoluto epicentro de las cintas anteriores. Y también promete ser otro éxito absoluto.
En el 2001, cuatro años después de que llegar a los lectores "Harry Potter and the Sorcerers Stone", las peripecias del mago fueron trasladadas por primera vez al celuloide e hicieron una caja astronómica de 974 millones de dólares, que situó al filme como el segundo más taquillero de la historia por entonces, superado sólo por "Titanic".
De las siete novelas de las aventuras mágicas de Potter, publicadas entre 1997 y 2007, y traducidas a 65 idiomas, se han vendido nada menos que 350 millones de copias en 200 países.
Para tratar de explicar los motivos que hacen que las andanzas del niño mago parezcan tocadas por una varita, los artífices del proyecto apuntan a la naturaleza fantástica de la historia.
Es el caso de su último director, el británico David Yates, quien también dirigió "Harry Potter and the Order of the Phoenix" (2007), "Harry Potter and the Half-Blood Prince" (2009), y "Harry Potter and the Deathly Hallows: Part 1" (2010), y que afirma que "son muchos los motivos que hacen que sea un éxito arrollador".
"Agrupa muchos elementos: El poder del amor, la sensación de pérdida, las novelas, que son preciosas, y que sugieren que hay algo más allá mucho más extraordinario", comentó.
Para uno de sus productores David Haynes otra de las claves para sostener el huracán Potter se resume en que es "un fenómeno culturalmente específico, pero semánticamente universal".
Pero al igual que Yates, y para congoja de sus millones de seguidores abnegados, Haynes aseguró que no habrá continuidad: "No va a haber un Harry Potter de 25 años que va a estudiar a la facultad de empresariales".