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Guayaquil, pionera de los grandes espectáculos

Interior del Teatro Olmedo en una función de Gala con lleno total en todas sus galerias. A la derecha, fachada del Teatro Olmedo en pleno centro.
Interior del Teatro Olmedo en una función de Gala con lleno total en todas sus galerias. A la derecha, fachada del Teatro Olmedo en pleno centro.
23 de julio de 2014 - 00:00 - Katherine Lucín / Guayaquil

Operetas de arte clásico, tenores y barítonos eran la sensación en el desaparecido Teatro Edén, cuna de los primeros espectáculos que importaban las mejores compañías extranjeras. Este escenario junto al Teatro Olmedo impulsaron el gran movimiento cultural, que hizo de esta ciudad uno de los puntos referentes en Sudamérica.

Hugo Delgado Cepeda, historiador y comunicador, dice que para poder recrear los escenarios se necesita viajar en el túnel del tiempo y ubicarse, en los primeros años de 1900; una población -que presume- fueron 30.000 habitantes y una extensión pequeña que se limitaba a los alrededores del Colegio Guayaquil.

“Cada espectáculo superaba al anterior, adultos y pequeños disfrutaban de un sano esparcimiento junto a grandes cantantes, orquestas, solistas, ilusionistas y declamadores. Como dato curioso puedo aportar que los sombreros con plumas de las féminas eran un gran problema para la audiencia pues no existían los pisos declinado y obstruían la visibilidad”, relata.

Las operetas Candini, las compañías de espectáculos originales Alegría-Enhart son algunos de los grandes shows presentados en el teatro de Eduardo Rivas Ors. Cabe mencionar que la localidad tenía una amplia capacidad; poseía luneta, palco y dos galerías.

Los teatros Edén y Olmedo eran de construcción mixta y los únicos centros que poseían acústico, ya que el resto de lugares eran de caña y madera, tampoco existían las frecuencias radiales y mucho menos televisivas.

Los circos, los parques de diversiones, eran otra fuente de entretenimiento por lo que el empresario Rodolfo Baquerizo Moreno tuvo la visión de crear cerca del puente 5 de Junio el American Park, una zona de esparcimiento familiar en el que existió la “Concha acústica”, la tarima que impulsa a varias orquestas y cantantes nacionales e internacionales y que se funda en 1922.

La Orquesta Siboney, Costa Rica Swing Boys y Blacio Jr ponían a bailar en los desfiles y fiestas.

Delgado agrega que una de las causas por la que Guayaquil se convierte en el gran escenario artístico fue gracias a su puerto, ya que en esos años el medio de transporte internacional era fluvial, por lo que para los organizadores y artistas movilizarse a otras ciudades con equipaje y vestuario era muy complicado ya que el viaje duraba varios días y tenían que hacer traslados en medios alternativos como burro, carros -que arrancaban con impulso- y el tren.

En 1940, el crecimiento poblacional que ya superaba los 15.000 habitantes, la fluidez de los aviones y la apertura de emisoras radiales (entre ellas la suya, Radio Cenit, en 19.41) impulsa a músicos nacionales e internacionales.

La historiadora Jenny Estrada, Directora del Museo Municipal de la Música Popular, agrega que en 1940, entra la época rumbera, en donde los empresarios artísticos Mateus y Romero crean el Teatro Apolo y Central como un escenario de música popular.

“El ritmo caribeño ingresa con fuerza y llegan al país sus referentes: las actrices cubanas María Antonieta Pons, Rosa Carmina; las estadounidenses Tongolele, Dolly´s Sisters, la española Lola Flores, entre otras beldades de la época en la que consta también Blanquita Garzón (exmujer de Julio Jaramillo)”, indica Estrada.

En la década de los 50 nace la Feria Agropecuaria del Litoral (recordada por algunos como La Feria de Caraguay), organizada por la Asociación Ganadera.

Daniel Santos, Alci Acosta, Julio Iglesias, Pérez Prado, entre otras estrellas, pasaron por esta tarima.

Ya en la década de los setenta el empresario William San Andrés, inaugura el William´s Exclusive Club, ubicado en Los Ríos 920 y Hurtado, un sitio con las características de los centros de entretenimiento de Las Vegas. En este lugar de mucha élite llegaron grandes estrellas como Julio Iglesias, Rocío Jurado, Rocío Dúrcal.

A inicios de los años setenta, Fernando Lebed Sigall crea la Feria de Durán. “Eran los años del Boom Petrolero, que atrajo a muchos empresarios deseoso de invertir. Los grandes shows eran un plus; Raphael, Alberto Cortez, Lola Flores, Rocío Jurado, Rocío Dúrcal, lo mejor de esa época, se presentaron en los conciertos de corte popular “, rememora.

De todos los espectáculos La Feria de Durán, es la única tradición que se mantiene en vigencia.

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