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El Telégrafo
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En un museo sobrevive la muñeca del Titanic

En un museo sobrevive la muñeca del Titanic
06 de agosto de 2014 - 14:52

La muñeca de porcelana que Eva Hart, superviviente del naufragio del Titanic, citaba en sus memorias acabó en un museo de Ayamonte, localidad del sur de España fronteriza con Portugal, después de ser rescatada por un pescador en 1977 y comprada posteriormente por una coleccionista.

La historia de cómo llegó esta muñeca desde el Atlántico Norte a Ayamonte 102 años después del hundimiento la protagoniza en primera persona Teresa Martín, una vecina de la localidad ayamontina, que desde pequeña tuvo entre sus grandes pasiones coleccionar muñecas de todo tipo.

Con todas las que fue reuniendo a lo largo de su vida, unas 300, puso en marcha en Ayamonte un museo y consiguió que “La muñeca del Titanic” sea una de sus estrellas, aunque el tiempo ha hecho mella en la muñeca original y tan solo se conserva la cabeza hueca.

Como explica Martín a Efe, se trata de una muñeca de mucha calidad, “hecha de porcelana, ya que de no haber sido así no habría podido aguantar el paso del tiempo hundida en el mar”.

La muñeca fue un regalo de sus padres a Eva Hart, que embarcó en el Titanic con 7 años como pasajera de segunda clase, y sobrevivió, junto a su madre, al naufragio.

En sus memorias, Hart, que falleció el 14 de febrero de 1996 a los 91 años, dejó reflejado que recordaba como tuvo que salir de forma precipitada del barco cuando se ordenó la evacuación y tuvo que dejar en el camarote su preciada muñeca, que se convirtió en objeto de culto cuando fue encontrada por casualidad por un barco atunero en 1977.

El hallazgo lo hizo Abel Federico Nogueiras, un pescador de la compañía “Argenbel” -compañía ya desaparecida de capital argentino y belga- que la “capturó” entre las redes y que en principio no le prestó mayor atención, pero sospechó de su importancia al encontrarla cerca de la zona del hundimiento más famoso de la historia.

“Él siempre supo que era un tesoro lo que tenía en casa, y cuando murió en 1992 su familia la conservó como una reliquia, hasta que su hijo contactó conmigo cuando comencé a moverme por internet como coleccionista de muñecas, le hice una oferta y llegamos a un acuerdo”, explica Martín.

La propietaria de este tesoro no hizo pública la cantidad que pagó por la muñeca, pero para ella ha diseñado uno de los mejores rincones de su museo ayamontino, abierto hace cuatro meses y uno de los pocos de España dedicado a esta temática.

Contar con la muñeca no fue un proceso fácil, “porque hice muchos estudios sobre ella, para constatar que iba en el barco, busqué toda la documentación de niñas que iban con muñecas, y todo lo que estudié me llevó a Eva Hart, incluso un análisis del molde que se usó para hacer esa muñeca, que coincide perfectamente con la que tenemos nosotros”.

La muñeca está expuesta en un rincón del museo con un gran cartel que explica su historia, e incluso sobre una plataforma rotatoria que permite al público verla desde todos los ángulos, protegida, eso sí, por una vitrina que la preserva de cualquier peligro.

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