En Resident Evil 5 Alice no solo se enfrentó a los zombis, sino a sus recuerdos
Enfundada en un traje de cuero, con correas y botas largas, parecido al clásico que usara Edward Manos de Tijeras, la lucha que Alice tiene en la quinta entrega de Resident Evil: La venganza no solo se da con los zombis y monstruos, que se presentan en episodios de vida, sino con los recuerdos que la confunden. Todo esto la lleva a discernir entre la realidad y lo maquinado por la Corporación Umbrella, que la mantiene cautiva y en donde se desarrolla toda la historia.
Precisamente es en ese frío lugar donde Alice despierta casi desnuda, como ya se la ha visto en las anteriores entregas, aturdida, sin saber qué hacer ni en qué creer. Esto, antes de que pasara por su mente verse como una madre tierna, con un esposo cariñoso y su hija, una niña que es muda.
Una de las escenas más cruciales es cuando llegan los monstruos e invaden su hogar, haciendo desastres en la ciudad. Aquí Alice se encasilla en el papel de madre abnegada que trata de salvar a su hija de quienes quieren contaminarla.
Pero de pronto, todo eso que Alice parece haber vivido desaparece cuando llega a la Corporación Umbrella, de donde tiene como reto escapar. Es ahí cuando inicia el juego de pasar lo que parecen fases que la llevan a recorrer Tokio, Bruselas y al mismo lugar en el que se desarrolló la escena con su familia atacada por los zombis.
El aturdimiento de la protagonista continúa al querer entender si solo se trató de una ficción o es una realidad. Y es que en esta nueva entrega se muestra una Alice más sensible o más bien vulnerable a cada uno de los enfrentamientos que tiene con sus enemigos del pasado que han regresado.
Una de ellas es Michelle Rodríguez (Rápidos y Furiosos), con quien mantiene uno de sus últimos enfrentamientos y en el que Alice vuelve a quedar como triunfadora.
Ya cuando todo parece haber terminado, ella vuelve a ser capturada; esta vez por el malvado West, quien le propone curiosamente aliarse con él para salvar el mundo de la Corporación Umbrella.
Aunque no es una decisión que esté en sus manos, West la sorprende inyectándole una dosis, que representa devolver los poderes que -en la entrega pasada- él le arrebató al finalizar la cinta.
Con este episodio solo quedaba claro que la Alice que se enfrentó era una humana más que batalló y que, con el regreso de sus poderes, está lista para continuar con más enfrentamientos. Pero eso solo se dará en la próxima película.