Vicentico es de los que asume riesgos. Es de aquellos, que por ejemplo, no temen hacer el ridículo con algunos pasos de baile, que al final resultan graciosos. Tampoco teme tirarse a la piscina y flotar por algunos segundos con el rostro sumergido. Y si a Vicentico le da miedo se tira igual para ver qué pasa, tal como en el vídeo de ‘Creo que me enamoré’, el primer single de su último disco ‘5’.

Allí describe la ambigüedad del amor a través de “una triste melodía/que me dio tanta alegría”, o “una presencia tan ausente”, o bien “un dolor tan hondo y cristalino”.

Sobre esos misterios del romanticismo habla Vicentico en esta entrevista concedida en Rosario, previo al show que brindó el fin de semana pasado. “Estoy en busca del romanticismo en toda la dimensión, con todo lo oscuro, lo raro, lo esotérico, lo místico, y el miedo que puede dar”, dijo el músico, quien además comentó sobre el regreso de los Fabulosos Cadillacs.

Nacido el 24 de julio de 1964 en Buenos Aires como Gabriel Julio Fernández Capello, Vicentico aseguró que Rosario es una ciudad especial para él, aunque hay otras que visita con frecuencia por su oficio de artista.

A veces se piensa que para el artista es igual ir a tocar a un lugar que a otro, que es un show más de la gira, pero veo que no lo siente así...

Mirá, a mí me gusta mucho tocar y tengo un alto respeto por el momento del concierto, esto no quiere decir que sea serio, ni duro, pero tengo mucho respeto porque la paso muy bien. Cada noche que uno se va a presentar a un lugar es importante, siempre hay gente que fue ahí con ganas de escuchar algo, y eso es motivante. Pero también sucede, como me pasa con Rosario, que tenés amigos, gente que no ves hace un tiempo, gente que sabés que va a ir al show y hace mucho que no te ve, y esas cosas te ponen más adrenalina, te concentran más y te dan ganas de que el concierto salga genial.

En ‘5’, su último disco, trabajó aún más en lo romántico y cancionero. ¿Percibe que hay más tela que cortar en el romanticismo?

Mirá, en un comienzo, en este modo de hacer canciones hay mucho para bucear. En principio estas canciones tienen el formato clásico de estrofa, puente y estribillo y se repite. Pero esas paredes que te pone este formato son como las de una piscina honda, estás como encerrado pero podés ir muy para abajo...

Bien profundo...

Claro, podés hundirte todo lo que te haga falta para buscar. Y me interesa lo dramático que tiene este formato. Lo del romanticismo también me interesa, aunque tal vez no lo pondría en términos de “soy un cantante romántico”, pero básicamente porque trae mucha equivocación, no porque no me guste. Tal vez vos y yo lo podemos decir de un modo y no pasa nada, aunque también pienso que si trae equivocación que la traiga, tampoco pasa nada. Pero lo que digo es que estoy en busca del romanticismo en toda la dimensión, con todo lo oscuro, lo raro, lo esotérico, lo místico, y el miedo que puede dar. Todo eso me importa mucho.

Lo que pasa es que cuando uno habla de romanticismo se puede referir desde el Paz Martínez a Ricardo Montaner y desde David Bisbal hacia Armando Manzanero, el abanico es amplio. Aunque usted es un tipo cero prejuicios.

Sí, es verdad, yo no tengo prejuicios. Pero te digo que si los tuviera iría para ese lado, intentaría ver qué me está pasando con eso. Si hay algo que te duele o te molesta, llámalo en el arte, en la vida, en el cuerpo, pero si está doliendo algo lo interesante es ir ahí a ver qué pasa. Si te duele una gamba y la tenés dura durante un mes, decís “bueno, qué carajo me está pasando, me quiero fijar qué tengo, qué me hice acá, con qué me lastimé”. Y lo mismo pasa con la música, si hay algo que me está doliendo y digo “yo no quiero saber nada” prefiero ir por ahí para saber qué me está pasando con eso, algo debe haber ahí que me está molestando, y me gusta eso.

¿Cuando habla del amor pivotea entre componer un personaje y contar cosas que le pasan en la intimidad?

Sí, pivoteo, y por otra parte hay veces que uno no se da cuenta de lo que está componiendo, ojo, yo por lo menos no controlo todo. Si es una canción que uno elige, un cover, ahí es más fácil porque a lo mejor lo que te atrae de la canción es una melodía hermosa o algo que dice la canción que te resuena bien. Pero cuando yo compongo no tengo tanto control de lo que estoy escribiendo, no tengo control mental de decir “acá estoy escribiendo de tal cosa”, a veces las palabras te empiezan a salir y uno no se da cuenta hasta tiempo después de lo que estaba poniendo ahí. Simplemente te resonó lindo y sentiste que eso estaba bien y estabas diciendo algo y te mandás para adelante. Lo mismo lo que tiene que ver con la música y la melodía. Es que a veces las melodías te hacen acordar de algo en particular o sentís que te identifican con algo, pero en realidad no sabés por qué.

Dentro de este ir y venir entre lo ficcional y lo real, el hecho de que ponga en la portada del disco su mano con la palabra Valeria tatuada y además que cante ella (la actriz Valeria Bertuccelli, su esposa) demuestra que tiene ganas de blanquear algunas facetas de su intimidad.

Es extraño, tanto Vale como yo somos celosos de lo nuestro. Ni nos gusta sacarnos fotos juntos en entrevistas, casi no lo hicimos. Es más, cuando alguien viene con una propuesta así huimos los dos. Lo que pasó acá es que grabé estas dos canciones (en referencia a ‘No te apartes de mí’, de Roberto y Erasmo Carlos y ‘Esto de quererte’, que se popularizó en la voz de Xuxa) y no le dije nada a Vale hasta determinado momento porque sé que esas dos canciones le encantan. Y las armé un poco y un día le dije: “Mirá lo que tengo armado acá, ¿te copás en cantar esto?”. Y le encantó, vino y las cantó. Después yo tenía que hacer la tapa del disco nuevo “5” y pensaba cómo la homenajeo a Vale, cómo le agradezco que haya venido a cantar y haber puesto su tiempo y sus ganas, además de que le tengo mucha admiración como actriz y todo, y me pareció como un lindo detalle que la tapa del disco tuviera su nombre que lo tengo tatuado en mi mano. Es verdad que es algo íntimo y personal, pero también es algo, bueno, no sé, es como un regalo y un agradecimiento a ella, que, por otra parte, creo que ella tampoco se dio demasiada cuenta de lo que hice.