Tras presenciar durante dos años "devastadoras tragedias", el príncipe Guillermo dejó este jueves de ser piloto de helicópteros de rescate para dedicarse de lleno a las obligaciones reales.

El duque de Cambridge, segundo en la línea de sucesión al trono del Reino Unido después de su padre el príncipe Carlos, anunció que ponía fin a su breve carrera de piloto de helicópteros sanitarios al completar un último turno nocturno en el este de Inglaterra.

La medida se anuncia en momentos en que su abuela, la reina Isabel II, y su esposo, el duque de Edimburgo, comienzan a ceder cada vez más espacio a las nuevas generaciones en materia de obligaciones protocolares.

Al evocar su desempeño en el equipo médico de emergencia que opera a partir de una base aérea de Cambridge, Guillermo elogió la dedicación de sus compañeros.

"Como parte del equipo, he sido invitado en los hogares de la gente a compartir momentos de extrema emoción, desde el alivio que a veces hemos aportado, al profundo pesar", escribió el príncipe en un editorial que publica The Eastern Daily Press.

Jardines, canchas escolares o playas fueron utilizados como pista de aterrizaje improvisada por el duque de Cambridge para permitir el acceso de los equipos de socorristas.

"En equipo, hemos intervenido en incidentes muy difíciles y juntos hemos compartido momentos increíblemente duros, presenciando devastadoras tragedias", escribe Guillermo.

El hijo mayor del príncipe Carlos mencionó, entre otros momentos desafiantes, el "día increíblemente duro" en que lo llamaron para atender a un suicida.

Guillermo dijo que esa experiencia le sirvió para tomar mayor consciencia acerca de los problemas de salud mental, una causa por la que ha trabajado junto con su esposa Kate y su hermano el príncipe Enrique.

Antes de su última guardia nocturna, Guillermo fue elogiado como "no solamente un piloto fantástico, sino además un valioso y querido miembro de la tripulación", por Patrick Peal, jefe ejecutivo de la East Anglian Air Ambulance. (E)