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El Telégrafo
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El párkinson no domina a Michael J. Fox, es al revés

El párkinson no domina a Michael J. Fox, es al revés
21 de enero de 2014 - 00:00

En su papel de Marty McFly, protagonista de la saga de ciencia ficción ‘Volver al futuro’, el actor Michael J. Fox encarnó las fantasías de toda una generación. McFly, un personaje instalado en la cultura popular casi desde su nacimiento (la primera película de la trilogía se estrenó en 1985), vio el futuro antes que todos. Hace casi 30 años supo cómo iba a ser el 2015, o al menos la visión que el director Robert Zemeckis tenía de este.

Paradójicamente Fox, a quien le diagnosticaron la enfermedad de Parkinson en 1991, aún tiene comportamientos que lo anclan al pasado.

“Me siento viejo con la tecnología, son cosas con las que me tengo que poner al día y cuando lo hago ya se vuelven algo más. Me acostumbré a un iPad grande y ya hay más pequeños”, bromea el actor en una reunión de medios en Los Ángeles.

Desde el año pasado, el actor vive una especie de renacimiento. Luego de pasar más de diez años ‘semirretirado’ de la actuación (había hecho pequeños papeles en series como ‘The Good Wife’ y ‘Scrubs’), decidió volver a protagonizar ‘El show de Michael J. Fox’, que en Colombia se puede ver por el canal de TV pagada Comedy Central.

La producción se centra en un periodista que sufre de párkinson y decide volver a trabajar. Es un argumento casi sacado de la realidad, al que se suma el sentido del humor con el que el reconocido actor se toma su enfermedad.

“Hay gente que mira las situaciones y evalúa qué es lo gracioso y qué es lo trágico. Yo programo mi cerebro hacia lo positivo, así que tiendo a mirar lo que es gracioso e irónico. Los escritores habían leído mis libros, atendieron mi punto de vista general, trabajaron en cómo podíamos incorporar eso al show y lo lograron”, dice el artista respecto a las primeras etapas del proyecto, que le valió una nominación a mejor actor en una comedia de televisión en los recientes Globos de Oro y perdió ante Andy Samberg, de Brooklyn Nine-Nine.

 

Fox se ha convertido en el rostro de esta enfermedad, un trastorno neurodegenerativo que afecta la capacidad de controlar los movimientos. El párkinson lo lleva como si fuera una medalla de guerra, no lo esconde y no le huye a ninguna pregunta sobre el tema. Incluso creó una institución que tiene su nombre y que se ha dedicado a buscar una cura para este mal desde su fundación, en el 2000.

Esta forma de vida le permite a Fox jugarse a adivinar el futuro, como si se sentara de nuevo en ese vehículo DeLorean que le permitía viajar en el tiempo en la saga cinematográfica que lo hizo famoso. “Si no hay cura para la enfermedad, en los próximos diez o quince habrá un tratamiento sustancial. Podemos hacer de esa vida algo más fácil”, se aventura a decir, basado en el trabajo de su institución.

Esa entereza que demuestra a pesar de su condición permite que Fox proyecte una presencia poderosa. A pesar de que solo mide 1,64 metros y a que en ocasiones no puede controlar sus movimientos, o las palabras parecen atrancarse en sus labios, es un hombre que irradia una confianza envidiable. “Creo que hay personas que se asustan. Me ven con preocupación en sus ojos y yo les digo: ‘todo está bien’”.

Es una filosofía que aplica en su nueva serie, en la que no le teme a burlarse de su enfermedad, aunque sin llegar a cruzar la línea que lo lleve a aprovecharse de ella.

“El párkinson y sus síntomas son parte de mi vida. Es decir, yo no me estoy inventando esto, no lo estoy diseñando para hacer uso de la situación que vive un grupo de gente. Eso sería explotarlo y no es lo que estoy haciendo”, dice.

Pero esa buena actitud no es suficiente para eliminar los síntomas de su trastorno. Fox asegura que esta nueva producción lo ha vuelto más fuerte, incluso su condición lo ha convertido en mejor actor (“ha hecho que me tome unos segundos antes de asumir decisiones”, cuenta). Pero hay cosas inevitables, como tener que esperar algunos minutos para poder grabar cuando los efectos de la enfermedad aparecen.

“Hay momentos en los que estoy muy lúcido, pero hay otros en los que no puedo hacer las cosas de la misma manera. Me tomo el medicamento y espero unos diez o quince minutos para que haga efecto. Cuando la droga ha actuado, es como un milagro”, asegura.

Suena difícil saber que son recurrentes esos momentos en los que su cuerpo no le responde de la manera en la que él quisiera, pero Fox de nuevo saca a relucir ese optimismo inagotable para encontrarle el lado positivo a su situación: “De todas maneras tengo que decirme a mí mismo que no es natural cuando estoy bien, es por la medicina. Mi estado natural es estar incapacitado. Pero es algo que no me entristece. Es la manera como veo las cosas, me siento agradecido porque existe la posibilidad de hacer las cosas que yo quiero”.

Marty y ‘Doc’ Emmett Brown fueron los personajes de Fox y Lloyd en ‘Volver al futuro’.

Fox aún recuerda el rodaje de ‘Volver al futuro’. “Es maravilloso que ‘Volver al futuro’ se haya convertido como en una especie de ‘El mago de Oz’, algo que la gente ve todos los años, se vuelve parte de sus vidas y lo comparten con sus hijos. Es realmente asombroso”, acota.

Tan asombroso como el sueño que se les cumplirá a los fanáticos de ‘Volver al futuro’: en un capítulo de ‘El show de Michael J. Fox’, el protagonista actuará junto a Lloyd, quien hizo el papel de Doc Brown en esa trilogía.

“La grabación fue genial. Chris es exactamente como creerías que es, muy gracioso e impredecible. Él hizo un gran trabajo y la gente va a amar ese episodio”, adelanta el actor.

Entre anécdotas y bromas, el actor desliza que en sus tiempos libres le gusta jugar al golf. “Empecé a practicarlo a los cuarenta. Para jugar golf a los 40 y con Parkinson tienes que ser muy optimista –dice entre carcajadas– No tienes idea para dónde va la bola, te ves ridículo”. Esta actividad paralela lo llevó a ser la portada de la revista Golf Digest, una publicación especializada en este deporte. “Estoy seguro de que puedo decir que soy el peor golfista que ha aparecido en la portada de esa revista, pero juego”.

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