El panadero que se convirtió en el modisto de las novias
Pionero de la “moda pronta” tras casi 25 años dedicado a las novias, no solo ha creado marca sino que ha hecho de su pueblo del sur de España un referente en el mercado nupcial. Sin estudios de diseño ni mucha idea sobre telas, José Luis Hidalgo pasó de panadero a empresario textil con Higar Novias.
Él, tahonero, y ella, su mujer, funcionaria. Ambos, neófitos en el universo de las bodas, sin fines de semana ni festivos, se dedicaron en cuerpo y alma a montar un negocio que tenía más de pálpito que de análisis de mercado.
“El domingo por la noche hacíamos los paquetes con los vestidos que se fabricaban durante la semana, cuando acostábamos a los críos. Yo, a empaquetar y a etiquetar, y ella a ‘remallar’”, explica a EFE.
Estilo, con orgullo, este emprendedor de los años 80 comenzó confeccionando trajes de fiesta para mujer hasta llegar a especializarse en moda nupcial.
Desde hace dos años, la firma radicada en el pueblo de Fuente Palmera (Córdoba, sur de España), saca dos colecciones anuales de novias, exporta a unos 20 países, y el 15 por ciento de sus ventas globales proviene de su internacionalización hacia países como Francia, Italia, Grecia, Turquía, Miami, México o Panamá, pero sobre todo Polonia y las naciones árabes. Su próximo objetivo son los mercados de Rusia, Venezuela y Brasil.
Su éxito tiene un efecto dominó que alcanza a otras empresas relacionadas con el sector: “catering”, joyería, calzado, bisutería, estudios de fotografía y agencias de viajes han nacido en Fuente Palmera a la sombra de la empresa Higar Novias.
De esta en un principio “nadie sabía nada”, pues todos los empleados entraron como aprendices manejando tejidos comprados en saldos. Ya con el transcurrir del tiempo han logrado hitos como llegar a vender “en un día” 67 vestidos de novia.
“Había una tienda en Sevilla que liquidaba -recuerda Hidalgo-, así que fui para allá y encontré abrigos y vestidos de ‘georgette’: compré todo, llené el coche durante varios fines de semana y lo vendía muy bien”.
El éxito del producto llevó a Hidalgo a dar un paso más. “Compré una furgoneta y la alquilé a unos chicos que vendían los vestidos por otros lugares, en otras tiendas: era lo que se llamaba ‘pronto moda’”.
Corría mayo de 1980, y José Luis sentía “alegría”, pero también “miedo de la responsabilidad”. Vivían sin prisa y pausadamente. “No cerrábamos al mediodía y, entre mi mujer y yo, organizábamos un sistema de números” para las ventas, porque las colas de clientes eran constantes e incluso eran objeto de noticia.
Días en los que en Higar Novias cerca de 90 novias se han llegado a probar 2.500 vestidos. Cifras que se comprenden cuando se comparan con otras: “Más de 100 empleados, en 2.000 metros cuadrados de tienda, con 27 probadores, 29 plantas naturales y dos patios”.
Higar Novias ha sido de las primeras empresas españolas en introducir el diseño de ropa por ordenador, pero hoy, consciente de su “know how”, mantiene uno de sus grandes valores, el montaje de los vestidos y sus adaptaciones totalmente a mano. “Todo diseñado y fabricado en España”, remarca el fundador.
El mayor fabricante de vestidos de novia y fiesta en Andalucía ha contribuido a la modernización de su pueblo y, lejos de preocuparse por la competencia, promueve la especialización. “Hay seis tiendas de novias, cuando somos 6.000 habitantes”, explica.
Una oferta “única” en el territorio nacional, con su propio desfile de novias, en la calle, bajo los acordes de dos orquestas ubicadas en la plaza principal, sobre una larga alfombra rosa por la que desfilan las novias que luego se concentran en la tienda de Higar Novias, siempre en el mes de octubre.
La clave de su gloria responde a la combinación de las tres “B”, bueno, bonito y barato, conjugada con un trato cercano y afable, como el que desprende el alma máter de la firma.