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El pacifismo de John Lennon distaba mucho de su personalidad agresiva

El pacifismo de John Lennon distaba mucho de su personalidad agresiva
22 de octubre de 2012 - 00:00

Desde el 5 de octubre pasado los medios recuerdan el medio siglo de ‘Love me do’, la canción que inició oficialmente la leyenda llamada The Beatles. Y claro, aquella fecha no podía quedar inadvertida para los millones de seguidores que la banda de Liverpool aún tiene en el mundo, pese a que se disolvió hace 42 años.

De hecho, bandas como Sargent Beats la recordaron este fin de semana con una tocada de tributo.

Y ‘Love me do’ es una de las tantas canciones en sociedad que tuvieron el fallecido John Lennon y Paul McCartney durante ocho años como banda.

El 50º aniversario de la canción casi coincidió con los 72 años de edad que el pasado 9 de octubre hubiera cumplido Lennon, a quien siempre se lo recordará como el líder de The Beatles.

A Lennon se lo rememorará también como un poeta, quizás como un escritor con influencias, incluso, de Shakespeare (In His Own Write, 1964; y A Spaniard in the Works, 1965). Pero por encima de todo eso, al británico se lo recordará como un activista preocupado por la paz, una que irónicamente careció, especialmente durante su infancia.

Esa imagen de pacifista, que proyectó durante sus últimos años de vida, dista mucho de su verdadera personalidad: la de un tipo agresivo, especialmente en sus inicios como Beatle y durante su primer matrimonio con Cinthya Powells, con quien procreó a Julian, también músico. De hecho, ella cita en entrevistas que Lennon maltrataba a su hijo. “Sus canciones sobre la paz son más que una cuestión comercial porque en su vida privada era otro”, dice Powell, quien actualmente tiene 67 años y hace tres años publicó el libro John.

A causa de los maltratos, Julian desarrolló un rencor contra su padre, del que se liberó, en parte, en el 2009, cuando lo perdonó públicamente.

Eduardo Salvador, baterista local y fan de Lennon desde hace más de 40 años, reconoce que el ex Beatle nacido en Liverpool era un tipo violento, pero lo justifica por su falta de afecto desde su niñez y más bien destaca que Yoko Ono cambió su vida.

“Uno de los capítulos negros en la vida de Lennon fue cuando pateó la cabeza de Stu Sutcliffe, el primer bajista de The Beatles. Y aunque Yoko fue la causante de que el grupo se separara, fue ella quien explotó ese rasgo pacifista que él tenía dormido porque muy en el fondo Lennon tenía la necesidad de liberarse de esos demonios”, explica Salvador.

Pauline Sutcliffe, hermana de Stu, afirma en el libro The Beatles Shadow, que Lennon prácticamente lo mató con la golpiza que le dio. Según ella, meses antes de morir -enfermo-, Stu escribió una especie de diario en que detalla su altercado con Lennon.

Salvador explica que Lennon “tuvo una niñez traumática por la ausencia de un padre, un marino que sirvió durante la Segunda Guerra Mundial, que lo abandonó. Luego Julia, su madre, al verse sola, lo dejó al cuidado de Mimi, su tía. Pero lo que más lo marcó fue la muerte de su madre, atropellada cuando él tenía 16 años.

De hecho, ‘Julia’ (1968) y ‘Mother’ (1970) son desgarradas canciones que Lennon le dedica”, comenta Salvador, quien asegura haber visto a Lennon, de lejos, en un bar de Nueva York.

“Entre 1970 y 1972 viví en Nueva York, en la zona de Greenwich Village. Ahí había un bar llamado Bizarro, cuyo dueño era un latino. Yo andaba con unos panas y nos dijeron que Lennon iría al bar de sorpresa, un día entre semana. Montamos guardia hasta que finalmente apareció en una limusina blanca, que estaba custodiada por decenas de autos y gente de seguridad. Apenas alcanzamos a verlo de lejos, pero lo vimos. Aunque nunca tocó en ese sitio, su extrema seguridad reflejaba su grandeza”, recuerda.

El crítico Freddy Russo también acepta que Lennon tuvo una conducta agresiva. “Él fue el típico caso de los niños abandonados por sus padres. Siempre tuvo problemas por falta de afecto y prácticamente se desarrolló solo. Fue rebelde y violento porque no entendía el mundo y más bien quería descubrirlo”, analiza Russo.

Antonio Vergara, guitarrista local que admira a Lennon desde hace 29 años (de los 36 que tiene), coincide con Salvador en que el ex Beatle era irreverente.

“Era un tipo que podía beber de 6 a 8 cafés irlandeses (con whisky) al día. Era de los que coleccionaba pornografía y practicaba el sadomasoquismo. Era parte de una vida desenfrenada, psicodélica en la que tampoco faltaron las drogas”, refiere el músico.

Su irreverencia se evidenciaba con lo que decía. No tenía reparos en expresar lo que sentía, especialmente desde 1966 cuando comentó que The Beatles eran más populares que Jesucristo.

Aquella frase provocó la ira de muchos seguidores en Estados Unidos, que quemaron sus discos.

Según el mismo Lennon, la frase fue mal interpretada. “Lo que dije fue que éramos tan populares como Jesucristo”, aclaró alguna vez. Para él, esos comentarios eran una forma de quitarse la etiqueta de “chicos buenos” que vestían “corbata y saco gris, con flequillo hasta la nariz”, como lo retrató el rockero argentino Charly García, fan confeso de Lennon, en su canción ‘Mientras miro las nuevas olas’ con Serú Girán.

Y hubo más frases, algunas memorables, considerando que Lennon era un hombre inteligente, hábil con el sarcasmo y la ironía.

Entre ellas constan: “No puedo creer que me condecoren. Yo creía que era necesario conducir tanques y ganar guerras”; “Los del gallinero pueden aplaudir, los de los palcos basta con que hagan sonar sus joyas”; “Mi rol en la sociedad, o la de cualquier artista o poeta, es intentar expresar lo que sentimos todos. No decir a la gente cómo sentirse. No como un predicador, no como un líder, sino como un reflejo de todos nosotros...”.
Sus fotos controversiales forman hoy una parte de su leyenda.

Lennon y Yoko aparecieron desnudos en una ocasión. En otra, dentro de una bañera, también en su habitación, rodeados de periodistas o en la calle con letreros que decían War is over (La guerra terminó). Quizás una de las imágenes más famosas es la que captó la fotógrafa Annie Leibovitz para la revista Rolling Stone. Ahí Lennon aparece sin ropa, en posición fetal, encima de una Yoko vestida de negro.

Pese a las contradicciones de su personalidad (violencia-pacifismo), es innegable el legado musical, su forma de tocar la guitarra y, sobre todo, su visión para componer.

Vergara lo define: “Utilizaba más la muñeca para los rasgueos de guitarra, no el antebrazo como lo hace la mayoría. Eso le permitía crear un sonido más puro, al principio con su Rickenbacker y al final con la Epiphone Casino. Con la primera de estas guitarras obtuvo un sonido más limpio, mientras que con la segunda se inclinaba más hacia lo jazzero”, explica el también docente.

Lalo Wong, guitarrista y bajista local de 46 años, sostiene que Lennon empezó a utilizar la Epiphone durante la época en que The Beatles dejó las giras. “Lennon utilizaba más esa guitarra para las grabaciones en estudio”, dice Wong,
En vivo se la puede apreciar desde el famoso Rooftop (el show sobre la terraza de 1969), a través de los vídeos de YouTube; mientras que la Rickenbacker se la podía divisar en otras presentaciones, como las del Show de Ed Sullivan, mucho antes”.

Russo admite que Lennon nunca superó sus traumas y que se hizo pacifista como reacción contraria a la de su juventud. “Pero eso no es lo más importante, sino su legado”, afirma.

El mundo lo recordará como el genio que fue asesinado por el fanático Mark David Chapman, el 8 de diciembre de 1980, frente al edificio Dakota, en Nueva York.

“You may say/ I’m a dreamer but I’m not the only one/ I hope some day you’ll join us/ and the world will live as one” (Puedes decir que soy un soñador/ pero no soy el único/ espero que algún día te unas a nosotros/ y el mundo viva como uno solo)” es apenas un estribillo de su emblemática ‘Imagine’ (1971), una canción que refleja su anhelo de paz. Una que infructuosamente intentó gozar para sepultar los demonios de su infancia, y que de una u otra forma gestaron al genio que sus ‘fans’ prefieren recordarlo por su herencia musical.

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