La música de Rosario Flores está cargada de rumba, flamenco y música sevillana, fusionada con pop.

Con esa propuesta la madrileña se presentó la noche del lunes pasado en la Plaza del Teatro de Quito.

Cantó las melodías de ‘Gloria a ti’, el disco que lanzó el pasado 4 de noviembre, el mismo día que cumplió 53 años de edad.

Empezó con  la canción  ‘Mi piel’,  en la que hizo un derroche de dominio escénico y de una potente voz.

La  acompañaban seis músicos como banda de apoyo, y una corista.  Siguió su concierto con ‘Y sin darme cuenta’. Ambos son temas de su último disco Gloria a ti (2016).    

Rosario vive cada estribillo, se adueña de las palabras que pronuncia y transmite esa sensación a su público, sin dejar sus movimientos de manos característicos de la música flamenca.

El  ritmo de rumba tomó protagonismo con el tema ‘Por un beso tuyo’, que animó a los asistentes.  Y continuó con ‘Yo me niego’, un tema dedicado a las mujeres.  

“Yo me niego a las injusticias de la vida, las mujeres valemos mucho, cuidadito con nosotras”, refirió.

La lluvia, que caía intensamente previo a su presentación, volvía a tomar fuerza, pero no alejó al público. Sus fans cantaron con ella ‘Te quiero...te quiero’.    

También interpretó ‘Qué bonito’ (1996), que se la dedicó a su fallecido hermano Antonio. “Creo que él me la envió desde el cielo para que no me sintiera sola”, expresó emocionada.    

Volvió la energía en escena, con ‘Estoy aquí’, uno de sus temas más populares, en los que la gente bailó.

Cantaba: “Estoy aquí, aquí solita /pensando en ti, comiéndome la cabecita”. Desde ahí empezaron las peticiones de sus seguidores.

 ‘Agua y sal’, gritaban y la cantante accedió de inmediato.

Luego de más de una hora de presentación, la artista se despedía del público. Los asistentes dijeron:  “No, otra…otra”.   

Rosario nuevamente los complació, pero ahora con ‘Sabor sabor’ (1992), en el cual la gente otra vez la volvió a acompañar en el coro.  

La española terminó su concierto con  ‘No dudaría’, que tiene una lírica de reflexión que dice: “Si pudiera olvidar todo aquello que fui/si pudiera borrar todo lo que yo vi/no dudaría/no dudaría volver a reír”, y que el público también coreó. Era el final, Rosario se abrazó con todos sus músicos y agradeció a Quito por su presencia. (I)