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El eje de ‘Los Pitufos 2’ es la importancia de la figura paterna

El eje de ‘Los Pitufos 2’ es la  importancia de la figura paterna
10 de agosto de 2013 - 00:00

Más allá de los efectos especiales de los estudios Sony que logran la interacción de actores humanos con las criaturitas azules concebidas por computadora, hay un trasfondo que tiene que ver con la importancia de una figura paterna.  

Y lo aborda a través de dos aristas: el resentimiento que genera la ausencia paterna en la niñez y la crisis de identidad cuando se trata de un hijo adoptado, que dentro de la confusión debe escoger entre su origen y su padre de crianza.

Aquello ocurre con Patrick Winslow (interpretado por Neil Patrick Harris) y con Pitufina (con la voz de la cantante Katy Perry), personaje que se vende como eje central de la secuela fílmica de ‘Los Pitufos’.

Según el guion, que comparten J. David Stem, David N. Weiss, Jay Scherick, David Ronn y Karey Kirkpatrick (los dos primeros ya colaboraron en el primer filme del 2011), Pitufina tiene pesadillas acerca de su origen cada vez que cumple años.

Ese extracto de argumento se basa en la historia original de Pierre Culliford (Peyo), el ‘padre’ de los pitufos. Desde 1958 narró que Pitufina fue creada por Gargamel (que en la película es encarnado por Hank Azaria) para seducir y atrapar a sus codiciados enemigos azules.

En la cinta, que por segunda vez dirige Raja Gosnell, Pitufina siente que no encaja en la aldea con el resto de pitufos a quienes considera como sus hermanos por causa de sus pesadillas y le pregunta a Papá Pitufo (Jonathan Winters).

Él le responde que ella debe elegir entre quién quiere ser, si la hija de Gargamel o un pitufo, pero le aclara siempre que una fórmula mágica la convirtió en la amorosa Pitufina que todos conocen.

Gargamel ha creado a otros diminutos personajes que no son azules y los llama ‘traviesos’ (‘naughty’ en la versión original).

Son Vexy (con la voz de Cristina Ricci) y Hackus (JB Smoove). La primera secuestra a Pitufina de la aldea y la lleva a París donde Gargamel se ha convertido en un mago para sobrevivir, porque al final de la primera película se quedó varado con su gato Azrael (Frank Welker), el personaje más cómico de ambas cintas por los efectos especiales que lo humanizan.

Al principio Pitufina está asustada, pero poco a poco empieza a llevarse bien con Vexy y Hackus, quienes en realidad tienen buen corazón, aunque no lo saben porque son engañados por Gargamel. El plan de él es extraer la esencia de los pitufos para que su varita mágica sea invencible y pueda apoderarse del mundo. La versión que le da a sus traviesos es que la esencia es para mantenerlos a ellos con vida.

Pitufina está triste porque justo antes de ser secuestrada esperaba que los demás pitufos le celebraran su cumpleaños, algo que sí recibió de Gargamel (pero solo para conocer la fórmula de Papá Pitufo que los convierte en azules).

En la aldea le tenían preparada una fiesta sorpresa y al ver que era raptada fueron a rescatarla. Papá Pitufo volvió a Nueva York donde vive Patrick, pero acompañado por  Gruñón (George López), Vanidoso (John Oliver) y Salvaje (Anton Yelsin). Con Patrick se dirigen hacia París, quien tampoco va solo.

Lo siguen su esposa Grace (Jayma Mays), su hijo Azul (Jacob Tremblay), más el abuelo Víctor Doyle (Brendan Gleeson), quien en realidad es el padrastro de Patrick.

La otra arista del mensaje es entre ellos. Patrick no acepta a Víctor como su padre porque está resentido con su progenitor biológico quien lo abandonó de niño.

Su pretexto para rechazar a Víctor es que con su llegada debieron deshacerse de un loro que era su mascota favorita. Patrick siempre creyó que Víctor es alérgico a las aves, pero en realidad el enfermo era él. Víctor fingió siempre ser alérgico para no afectar a Patrick, quien considera que su padrastro es un entrometido y que siempre lo estropea todo.

Patrick reflexiona y entiende que Víctor no tenía la obligación de criarlo, pero siempre lo ha amado como un hijo verdadero.

Por otro lado, la conducta de los ‘traviesos’ cambia cuando ve la sinceridad de Pitufina en quererlos, pese a que inicialmente eran malos. Hackus y Vexy sienten por primera vez lo que es estar feliz y ser amados. Entienden que padre no solo es quien los crea, sino quien los ama, en familia.

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