Informe Central
El drama y la ficción se asientan en el teatro
La amplia oferta de obras teatrales está marcando el entretenimiento cultural de la ciudad. Esto es sinónimo de buena racha para los artistas que presentan proyectos experimentales.
Parte de esta bonanza recae en una audiencia que se está educando con la recepción de nuevas historias, personajes y situaciones similares a sus estilos de vida. Aunque la comedia es la más apetecida, el drama regresa a sus bases y la ficción empieza a tomar espacio para romper esquemas.
Justamente las producciones de Microteatro Guayaquil tratan de alcanzar esa consigna por el trabajo que realizan intérpretes amateurs en comunión con la de reconocidos profesionales.
Cuatro obras que cierran el ciclo de funciones de 2017 fueron la base para analizar las pautas mencionadas en la voz de sus protagonistas.
Un monólogo existencialista
Noches de Aeropuerto aborda la situación de una mujer, quien experimenta un alto grado de ansiedad, la noche antes de viajar. Esto la lleva a recorrer momentos de su vida, entre reales o ficticios, en un monólogo que comparte con el público sus estados de ánimo.
“La obra abarca una crisis que a todos nos da cuando entramos a los 20, edad en la que empiezas a lidiar con muertes de personas cercanas, que no son tan ajenas a ti, y comienzas a darte cuenta de que todos vamos a morir”, cuenta Alicia Macías, protagonista de esta historia escrita por el ecuatoriano Antonio Jurado.
En este drama el existencialismo es el centro del monólogo, donde la principal viaja al pasado con la llamada de su exnovio al que le termina sin el más mínimo remordimiento. Retoma el presente en una conversación con el cura que ofició la misa del funeral de su hija. A él le refuta el argumento de ‘los planes de Dios’ y se adentra al futuro interpretando una versión de sí en la tercera edad, como una mujer olvidada, enferma y adolorida.
“Lo que más me ha gustado sobre la audiencia es el público, que se ha dejado afectar hasta las lágrimas”, cuenta esta actriz de 28 años, graduada de la carrera de Comunicación Escénica en la Universidad Casa Grande.
Parte de su aprendizaje en este drama fue la propuesta de romper la cuarta pared e invitar al público a discernir las emociones del personaje.
La construcción de un perfil
Itzel Cuevas regresó a la piel de Macario, personaje del cuento de Juan Rulfo, que estrenó en Microteatro Miraflores, en 2016. De las casi 30 veces que ha interpretado al campesino, sencillo pero peculiar, aún sigue cautivada por los detalles que el texto sugiere y que dan vida a un hombre al que ella le guarda cierta “compasión”.
El relato de Macario es el de un hombre que ahonda en sus miedos mientras se encuentra sobre una alcantarilla, intentando callar a los sapos en la noche.
La comicidad se asoma cuando habla del trato que le da su madrina, quien le repela en ocasiones con cierta maldición que le lanza por vivir plagado de chinches, cucarachas y alacranes. Por ello prefiere enfocarse en Felipa, la mujer con quien suele acolchonar sus deseos sexuales y que lo visita casi a diario para consumar sus deseos.
Cuevas comenta que lo que más le atrajo de este trabajo fue la creación del personaje, pues para interpretarlo tuvo que conectarse con su energía masculina. Debió buscarlo a través de sus pensamientos descritos en el cuento para montar su voz y corporalidad.
Una de las preguntas que aún se hace es ¿qué edad tiene Macario? Y al interpretarlo, resuelve que podría ser un adolescente, un niño o un viejo al mismo tiempo.
“Siempre me va a seguir gustando y cada vez que voy repitiendo el texto, escuchándolo y viendo a este Macario siento un amor-repulsión. Es un ser tan extraño que me produce compasión, no lástima, por cómo ha vivido, porque es absolutamente sabio desde su posición y a la vez es ignorante de otras cosas del mundo”, asegura la actriz mexicana, egresada de la Facultad de Teatro de la Universidad de Veracruz.
Comenta que las reacciones del público sobre este hombre varían entre la repulsión o la incertidumbre de no entenderlo. Entonces hace una pequeña anotación sobre lo que está provocando el microteatro en las nuevas audiencias. “El micro es un arma de doble filo. La gente se puede acostumbrar a ver cosas súper digeribles, prácticamente mascadas y se las dan y ellos se las comen; quiero decir que la risa fácil a veces prima, entonces cuando la gente cree que esto es algo más elaborado, no tiene gran ciencia, es simplemente escuchar y ver a un personaje que está ahí”, señala Cuevas.
Macario, tomado del cuento de Juan Rulfo, es un monólogo interpretado por la actriz Itzel Cuevas, en el que relata los miedos de un campesino sencillo, ignorante del mundo, pero sabio de la vida.
La falsa vida de los Candelario
Las preparaciones de Nochebuena del matrimonio Candelario se ven interrumpidas por la creciente paranoia de Guillermo, quien enfrenta a su esposa con una idea desquiciada: el mundo que están viviendo no es real.
La propuesta de Marla Garzón, dirigida por Rocío Maruri, toma el drama de la película The Truman Show en la que sus protagonistas son parte de un reality, la diferencia con la pieza teatral es que esta se enfoca en la falsedad de la sociedad.
La idea de la guionista fue montar en escena la exposición de marcas de la televisión y ahora de las redes sociales, por el consumismo del que todos son víctimas y que este matrimonio lo subraya.
La Nochebuena de los Candelario se desarrolla en la cocina del hogar de esta pareja, donde la esposa (Paula Ortega), se muestra perfecta, bien vestida y arreglada, esperando a su esposo a quien le está preparando la cena.
Guillermo (Sebastián Perdomo) llega con la inquietud de presentir que “alguien los está observando”, pero ella refuta sus argumentos con una sonrisa falsa y una actitud positiva, relacionando el diálogo con la exhibición de los productos que consume.
“El texto me hizo abrir una puerta y entender algo: hasta qué punto somos condicionados o manejados, como si todo fuera un mundo controlado, como si lo que estamos viviendo realmente no está en nuestras manos sino en las del consumidor”, cuestiona Perdomo sobre la forma en que le afectó interpretar su personaje.
Esa situación de sentir esa constante intromisión fue parte de la investigación para construir a un esposo con el perfil de la gente de la década del 50. “No quería caer en esa exageración del personaje que construyó Jim Carrey, quien mantiene una ansiedad, sino que quisimos mantenerlo muy oculto y que el momento de quiebre sea al final cuando se da cuenta de las cosas”, detalla este actor colombiano que ha vivido en Ecuador por 10 años.
Él rescata la actitud de los espectadores frente a este esposo estresado, porque dice que terminan afectados al momento en que él se deja atrapar por la paranoia y todos creen que va a descubrir las intenciones de su esposa. “Es una tensión muy chévere, bonita en el público”.
No es la primera vez que trabaja junto a Paula, pues fueron compañeros en la Universidad Casa Grande. Ella resalta la química que tienen para lograr la relación que se plantean en escena.
“En la obra anterior que trabajamos, Kerosene, nos escogieron como marido y mujer porque tenemos esa chispa. Trabajando, él siempre me escucha, porque tenemos que estar pendientes del texto, si yo me olvido de alguna parte, él me da la mano”, cuenta esta joven actriz de 21 años.
Confiesa que nunca había visto la película y que durante los ensayos se conectó con el perfil y actitud de la esposa. “No basé mi personaje en el de la cinta, sino en cómo yo veía a los típicos protagonistas de televisión que deben estar vendiendo a cada momento y deben tener esta vida perfecta”, explica la artista quien trabajó el año pasado en Romeo y Julieta, pieza producida por Daemon.
Ortega asegura que desde que interpreta a esta señora, algo se ha trastocado en su interior por la situación que afronta esta esposa a diario. “Cuando estoy vistiéndome para abordar a mi personaje siento que mi vida ha cambiado un poco porque debo estar pendiente del maquillaje perfecto, las uñas perfectas, el cabello perfecto y todo perfecto; es adaptarme a esta vida de una persona que debe ser juzgada a cada momento”.
Rocío Maruri decidió dirigir esta obra por su contenido. Por ello, metió mano en las ideas de una escenografía que parezca real pero que tenga notoriedad en lo falso.
Lo mismo hizo con los personajes para que mantengan y defiendan sus perfiles hasta el final. “Trabajamos primero el nivel físico. Lograr que la actriz trabaje en eso de ‘el ama de casa ideal’, sobre todo de los años 50, de esta mujer que siempre está súper arreglada y de este esposo que siempre tiene duda de sí mismo entre preguntarse de si es verdad o si en realidad se está volviendo loco”, indica la directora, quien sugirió la idea de que los olores de la cocina también sean percibidos por el público.
Sebastián Perdomo y María Paula Ortega son los intérpretes de La Nochebuena de los Candelario. Una trama basada en la cinta The Truman Show, que aborda el consumismo comercial en Navidad.
Contrabando en el espacio
Esta es una de las piezas que atrae por el montaje escenográfico de la nave de La Guerra de las Galaxias y la interacción de sus personajes basados en el texto de José Serrano.
Axel Zoller protagoniza junto con Diego Quiroz a los recordados Han Solo y Chewbacca, en Contrabando, dirigida por Carlos Ibáñez.
Una pieza en la que Solo es un contrabandista que se ve atrapado entre dos bandos: los siniestros imperiales y los justicieros rebeldes.
“Fue una gran responsabilidad para mí porque se trata de una obra que la irían a ver muchos fanáticos de la película de Star Wars, y no se trataba de una parodia, por lo que debía hacer este personaje como se debe”, precisa Zoller, quien sigue la carrera de Actuación en la Universidad de las Artes.
Cuenta que, pese a los nervios, la aceptación del público sobre su interpretación le ha dado mayor entusiasmo para seguir disfrutando de la aventura que comparte con su cómico y peludo amigo.
De miércoles a sábado, hasta el 22 de diciembre, seguirán las obras en cartelera de Microteatro Guayaquil, en el Malecón del Salado. (I)
Contrabando recrea una escena original de José Serrano, quien junto con el director Carlos Ibáñez plantean una aventura entre Han Solo y Chewbacca en el espacio. La obra está marcada en los audiovisuales.