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El Telégrafo
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El clásico Coppelia en las tablas del Centro Cívico

El clásico Coppelia en las tablas del Centro Cívico
19 de enero de 2013 - 00:00

Continuando con la presentación que las alumnas de la escuela de ballet Esperanza Cruz, de la Casa de la Cultura del Guayas, realizaron en el Teatro Centro Cívico, la obra Coppelia fue el plato fuerte de la velada.

Y no es para menos, ya que esta producción es una de las piezas de ballet más importante del mundo, por el sentimentalismo que en ella se describe a través de cada movimiento de la danza de sus personajes.

Coppelia se estrenó en mayo de 1870 en París y se caracteriza por la conjugación de la danza clásica, de carácter y pantomima.

En esta ocasión, Coppelia estuvo dirigida por Wendy Cabanilla, quien utilizó la adaptación libre de la coreografía original de Arthur Saint-León para la Escuela de Ballet de la Casa de la Cultura.

El vals de Swanilda, Mazurcas, Czardas, Amigos de Franz, Muñeca Coppelia y Coda final estuvieron a cargo de la coreógrafa Patricia Moreno con las alumnas de Elemental II, III, IV, Medios I y II, entre otros. Todos ellos bajo la dirección general de la reconocida maestra Yelena Marich, una de las principales instructoras de danza del país.

19-01-13-mix-ballet-2El primer acto de la obra se desarrolla en una aldea de un pueblo fronterizo en donde existe una lúgubre casa del doctor Coppelius, de quien se dicen es hábil para la magia y también para la creación de muñecas tamaño natural, siendo Coppelia su última confección.

La joven más bonita del pueblo, Swanilda, está comprometida con Franz, quien fascinado por Coppelia coquetea con ella y provoca los celos de su amada.
Mientras el pueblo está de fiesta, la alcaldesa del sector ofrece un dote a las parejas que esa noche se comprometan.

Swanilda piensa que el hombre que ama le pedirá matrimonio esa noche pero él no lo hace. Así que ella, muerta de celos, intenta entrar a la casa de Coppelia para reclamarle.

Una tarde, doctor Coppelius sale a pasear y pierde sus llaves. Esto es aprovechado por Franz, quien entra a la casa por la ventana para declarar su amor a Coppelia, mientras que Swanilda y sus amigas lo hacen por la puerta. Ellas se esconden y descubren cómo Franz se le declara a la muñeca humana.

Al ingresar, el doctor acepta la proposición de Franz y le da un trago como celebración, pero esa es una pócima que lo durmió. Él pretende pasar el alma de Franz a la muñeca y esta a la de él.

Lo que ellos no se dan cuenta es que Swanilda se disfrazó de Coppelia, pero ella, antes que la magia se consuma, confiesa la verdad y escapa con su amorcito, dejando atrás al doctor Coppelius desconsolado y con su muñeca sin vida.

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