El cine 3D llega a Cuba con timidez y sin revuelo
Poco a poco y sin gran revuelo, el fenómeno del cine 3D ha llegado finalmente a Cuba mediante contadas exhibiciones en salas estatales y con el impulso de algunos negocios privados, el sector que está apostando más rápidamente por esa tecnología.
Hasta hace poco la experiencia de usar las “gafas especiales” era imposible en la isla, donde filmes famosos por su formato en 3D como ‘Avatar’, ‘Tintín’ y ‘The hobbit’ fueron vistos sin el añadido de la tercera dimensión.
En un intento por acercar al público a esos “efectos”, esta semana la duodécima edición de la Muestra de Jóvenes Realizadores en La Habana programó por primera vez en la historia del evento una serie de exhibiciones en 3D.
Las proyecciones se hicieron en una pequeña sala para unos 45 espectadores, ubicada en la sede del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), la entidad impulsora del cine nacional desde el triunfo de la revolución cubana en 1959. “Es una tecnología que no está ni siquiera puesta en Cuba para uso comercial, aunque existen sitios privados que exhiben películas en 3D”, dijo a EFE Sara Vega, del comité organizador de la muestra.
Vega explicó que utilizaron tecnología del Icaic y organizaron la entrada mediante “inscripciones” previas, porque se trataba de un local con poca capacidad, aunque no hubo lleno total en todas las funciones. Pero en realidad la primera exhibición pública de 3D en Cuba -auspiciada por el Icaic- se hizo fuera de la capital del país, durante un evento de crítica cinematográfica en la ciudad de Camaguey (este), en marzo pasado. “Fue más simbólico que otra cosa, porque lo que teníamos eran 20 gafas, pero a los efectos históricos sí debe quedar como la primera exhibición en un espacio público, por parte del Estado”, afirmó a EFE el crítico Juan Antonio García.
En Camaguey, precisó García, no existen todavía salas de cine en tercera dimensión privadas, un tipo de negocio que en cambio sí ha proliferado en la capital cubana.
Se trata de novedosas y pequeñas salas surgidas en los últimos meses a raíz de la apertura para los negocios autónomos, que desde el 2010 impulsa el Gobierno del presidente Raúl Castro como parte de sus reformas económicas. “Una buena opción para navegar en un viaje lleno de experiencias mágicas”, reza el anuncio online de uno de esos sitios, que en sus promociones destacan el “buen trato”, el confort y la “espectacular” experiencia de sus servicios de 3D.
Como en la mayoría de los nuevos negocios privados en Cuba, los locales se improvisaron en viviendas particulares y cuentan con habitaciones climatizadas, pantallas y proyectores de alta definición, sillas, sofás o lunetas, según el espacio o la inventiva de cada dueño.
En algunos sitios el pago de la entrada incluye palomitas de maíz y refrescos, junto a una amplia lista de títulos donde predominan las películas de 3D de entretenimiento, infantiles o aventuras, según constató EFE.
Casi todos esas salas privadas advierten en sus anuncios que funcionan mediante reserva previa, y los precios por entrada oscilan entre uno y tres pesos convertibles (CUC, equivalente al dólar), la moneda fuerte de las dos que circulan en el país.
Ese precio es elevado en comparación con los dos pesos cubanos (cuyo valor es 24 veces menor al del CUC) que cuesta actualmente la entrada subvencionada en los cines estatales de la isla.
Según datos oficiales, Cuba tenía hasta el 2011 casi 300 salas de cine con formato de 35 y 16 mm, muchas de las cuales fueron construidas en la primera mitad del siglo XX con amplias capacidades y que actualmente no cuentan con la tecnología necesaria para dar el salto al 3D.
Las nuevas salas privadas en La Habana no suman más de 15 o 20, a juzgar por los anuncios que aparecen en los sitios de clasificados de Internet, pero han roto la inercia con la introducción del 3D en el país y llevan la delantera.
En los próximos meses las cosas podrían cambiar de acuerdo con los planes del Icaic: de extender la tecnología a las salas estatales. “Estudiamos la posibilidad de llegar a acuerdos conjuntos con alguna institución o entidad que facilite la ampliación de estas salas”, indicó a EFE el funcionario del Icaic, Roberto Romay.
La pequeña sala 3D que tiene esa institución y que ha usado la Muestra Joven esta semana es “absolutamente experimental”, señaló Romay, pero en los próximos meses se realizará “un ensayo” más ambicioso en el cine Charles Chaplin, uno de los más modernos y céntricos que existen en La Habana. “La intención es hacer una prueba con equipamientos, obras pensadas para el 3D y espejuelos (gafas) más aptas, un ensayo para unas 300 personas”, adelantó el funcionario.