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El Telégrafo
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Diana Salazar, un amor que trascendió el tiempo

Diana Salazar, un amor que trascendió el tiempo
17 de julio de 2012 - 00:00

En el México del siglo XVII vive Leonor de Santiago (Lucía Méndez), comprometida para casarse con el caballero don Eduardo (Jorge Martínez). Tanto Eduardo como los padres de Leonor temen que los poderes sobrenaturales de ella puedan atraer la atención de la inquisición y le aconsejan que los oculte.

La despechada doña Lucrecia (Alma Muriel), quien también ama a Eduardo, culpa a Leonor de hechicera. Esta acusación cae sobre Eduardo y ambos mueren en la hoguera jurándose amor eterno. 300 años más tarde, Diana Salazar encuentra un relicario que perteneció a Leonor y que le otorga los poderes de ella cuando accidentalmente provoca una muerte.

Diana busca la ayuda de Irene del Conde, una psiquiatra con interés en la parapsicología. Bajo hipnosis, Diana comienza a recordar hechos pasados que la hacen suponer que es la reencarnación de Leonor. Omar (Alejandro Camacho), inescrupuloso colega de Irene, corteja a Diana con la intención de utilizar sus poderes para provecho propio. Llega a la vida de Diana, Mario, un ingeniero argentino de quien se enamora.

La joven mujer comienza a experimentar sus propios recuerdos que le indican que ella es la reencarnación de Lucrecia y que el destino le está dando la oportunidad de vengarse nuevamente de Leonor y de recobrar a Mario.

17-07-12-telemix-dianalenco-2En resumen, esa es la trama de la telenovela El extraño retorno de Diana Salazar, protagonizada por Lucía Méndez y Jorge Martínez, en 1988, siendo uno de los éxitos más grandes que ha tenido México en producciones melodramáticas, más allá del crédito indiscutible que le dio a sus protagonistas y antagonistas.

Esta telenovela, historia original de Carlos Olmos, Margarita Villaseñor y Carlos Téllez, quienes se basaron en la obra de Mario Cruz, fue transmitida en horario estelar en más de 35 países, siendo en Italia donde más éxito tuvo.

Durante los nueve meses de rodaje, los protagonistas tuvieron que vivir alejados de la sociedad porque eran constantemente asediados por los medios de comunicación, fans y demás personas que querían fotografiarse con estas celebridades o tener alguna reacción de ellos.

Incluso de se dijo que la competencia quería sobornar a los actores para que revelaran detalles de la telenovela y así divulgarlos, a fin de bajar el interés porque nadie podía bajar con los niveles de audiencia. El primer capítulo fue de una hora de duración, cosa poco común en las telenovelas de la época y los demás fueron de 45 minutos.

Durante los tres primeros meses de la telenovela, la canción de entrada fue ‘Un alma en pena’, compuesta por Juan Gabriel para Lucía Méndez, pero la temática de la canción no fue del agrado de varias personas por lo que se la cambió por el tema ‘Morir un poco’, también interpretado por la protagonista. Se dijo que la Iglesia estaba en contra porque la canción hablaba de sacerdotes infames. Curiosamente esta melodía ocupa el lugar 66 de las 100 mejores canciones de los 80 en español.

Quienes vieron este culebrón no olvidan cómo a Lucía Méndez le brillaban los ojos cuando era poseída por un poder sobrenatural. Ella utilizaba pupilentes amarillos para manifestar el poder que la invadía con la habilidad, entre otras, de mover las cosas.

Jorge Martínez creció en popularidad, aunque en su país ya era una celebridad. Alma Muriel y Alejandro Camacho confirmaron su poder histriónico para interpretar a villanos.

Los vestidos y la recreación de Nueva España tuvo reconocimiento internacional, revelando que en Latinoamérica se podían hacer producciones televisivas al igual que en los grandes estudios de Hollywood.

Sin embargo, como los presupuestos eran considerables se dejaron de hacer. Lo cierto es que El extraño retorno de Diana Salazar fue uno de los aciertos más grandes de Televisa y de Lucía Méndez, quien se consagraba como diva mexicana.

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