A las once y media de ayer, Omar Domínguez y la argentina Mariel Córdoba musicalizaron ‘Todas tus cosas me quedan’, un poema que escribió Antonio Santos.

En el auditorio de la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas, donde se velaron los restos del poeta, pintor, dramaturgo, locutor y actor español, el primero de ellos tocó el piano y ella cantó.

Ambos artistas y Nerio David, hermano de Mariel, fueron los últimos en compartir el escenario con Santos, la noche del sábado pasado en el Teatro Sánchez Aguilar. Nerio le dedicó ayer ‘A mis amigos’, de Alberto Cortez.

Santos, nacido en Pontevedra hace 73 años y residente en Ecuador desde 1963, fue el maestro de ceremonia de aquel concierto. Minutos después de presentar a la cantante se dirigió a su camerino donde escribió algunos versos y murió de un infarto. Su cabeza reposaba sobre uno de sus brazos cuando lo hallaron sin vida.     

Su cuerpo llegó a las dos de la madrugada del domingo y permaneció allí hasta el mediodía de ayer, cuando fue trasladado al Cementerio General de Guayaquil, puerta 13.

Actores, poetas, músicos y bailarines exaltaron a Santos.  Ahí destacó el grupo Corporación de Arte Hispanoamericano, que danzó ‘Sombras’. También estuvo el grupo Reminiscencias en el auditorio donde sobresalía una mesita vacía, con libros, una copa de vino, tres cojines, un portasombreros y un cuadro con su imagen, que estaban juntos al féretro.  

Como un ‘faro’. Así recuerda la actriz Marina Salvarezza a Santos.

“Antonio no solo fue partícipe de la escena teatral de Guayaquil desde 1963, cuando llegó al puerto, sino uno de sus protagonistas más importantes. Él era un faro y se convirtió en la guía de todos quienes hacemos teatro en la ciudad”, sostiene la actriz italiana que trabajó con Santos en teatro y televisión.

“Antonio le ponía voz y vida a sus poemas y a los de otros artistas”, agrega Salvarezza.

La exmiss Ecuador e hija de Mariel Córdoba, Carolina Aguirre, tuvo a Santos como su tutor de cultura general, vocalización y dicción, como parte de su preparación para el Miss Universo en 2013.

“Antonio era un ser generoso, especial y con una cultura general impresionante. Muy estricto en sus enseñanzas, pero en el buen sentido. Muy generoso y decía que uno siempre tiene que dar lo mejor por respeto al público que nos mira”.

El tenor Ángel Oyola recuerda a Santos como un hombre amable y bromista. “Siempre saludaba y cuando hablaba contigo te escuchaba y daba su opinión. Se interesaba en lo que hacían los demás, les hacía notar que eran importantes”, refiere sobre Santos, quien decía: “el show debe continuar”. Y aquel sábado siguió, pese a su muerte. (I)