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Denzel Washington, un héroe que podría ser villano en El vuelo

Denzel Washington, un héroe que podría ser villano en El vuelo
01 de febrero de 2013 - 00:00

“Ya era hora”. Eso es lo que muchos de los seguidores de Robert Zemeckis tal vez estén pensando tras el estreno del filme El vuelo, cuyo protagonista es Denzel Washington, quien ganó un Oscar como Mejor actor por Training Day 2001.

Y es que en los últimos tiempos, este director de filmes como Regreso al futuro II y III, Forrest Gump, Expreso Polar, se había entregado por completo al cine de animación, tanto en su faceta de director como en la de productor, experimentando con la conocida técnica de la ‘motion capture’ o captura de movimiento.

Tratándose del responsable de una joya como ‘¿Quién engañó a Roger Rabbit?’, esta semi-nueva faceta debía haber supuesto una alegría para todos, sin embargo, los resultados fueron bastante desiguales y no demasiado satisfactorios (tecnología aparte).

Dejando a un lado la dispar calidad de sus producciones animadas (unas mejores que otras), lo cierto es que ninguna llegó a ser un éxito de taquilla (ni tan siquiera resultaron medianamente rentables), y es posible que el sonado fracaso de ‘Mars Needs Moms’ (en donde ejercía de productor) fuera para Zemeckis la gota que colmara el vaso.

Ahora, el director vuelve a dirigir a actores de carne y hueso, y lo hace no con una propuesta de género (lo cual me hubiera hecho el doble de ilusión) sino con un drama sobre el alcoholismo.

Lo que parecía un viaje rutinario se convierte, en cuestión de minutos, en una auténtica pesadilla  para la tripulación del vuelo 227 a Atlanta. El capitán Whip Whitaker (Denzel Washington), piloto del avión, se ve obligado a realizar un forzoso aterrizaje de emergencia gracias al cual salvan la vida de un centenar de pasajeros.

Al instante, Whip se convierte en un héroe nacional, y su rostro copa los noticieros de todo el país. Sin embargo, cuando se pone en marcha la investigación para determinar las causas de la avería, se descubre que, quizás, fuese el piloto quien pusiera en peligro la vida de los pasajeros debido a su alcoholismo.

Se podría englobar ‘Flight’ dentro del género de catastrofista, pero eso sería un error, ya que eso es tan solo una pequeña parte de lo que nos cuenta Zemeckis. De hecho, el accidente inicial, que propicia unos primeros veinte minutos de infarto, no es más que una elaborada treta para magnificar el discurso crítico de la película y situar al protagonista en un contexto dramático más intenso, poder ser intrigante.

Dicho de otro modo, el tema central es el alcoholismo que atormenta al personaje de Washington, y no tanto si este es o no culpable -directa o indirectamente- del terrible accidente aéreo.

En realidad, la “culpa” de Whip va más allá de un suceso en concreto (el accidente) y supone un cargo de conciencia mucho más genérico que abarca tanto el ámbito profesional (la vergüenza y la inconsciencia que supone pilotar ebrio un avión) como el personal (divorciado y con un hijo adolescente que no le devuelve las llamadas).

Whip es un gran piloto, y eso lo saben sus compañeros y sus allegados. Pero su “oscuro pasajero”, como diría un tal Dexter Morgan, es un hombre débil adicto al alcohol, y la única forma de vencerlo es plantándole cara. Esa es la lucha que el personaje afronta a lo largo de la cinta.

Para intentar dejar una adicción primero hay que reconocer que se la padece, y ese es el paso que más cuesta. Para el protagonista de esta historia, el problema se agrava al verse involucrado en un accidente que podría costarle su carrera y, lo que es peor, mandarle a la cárcel de por vida.

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