Existe algo que liga a Gus y Mickey Lobel, más allá de que son padre e hija. Quizás el vínculo más grande es la terquedad de ambos.

Él es un cazatalentos, no acepta el hecho de que se está quedando ciego y que eso es un impedimento para su labor tan delicada de descubrir a nuevos beisbolistas para los Bravos de Atlanta, mientras que ella es una abogada quien, detrás de sus trajes ejecutivos, se siente más atraída a las canchas que a los tribunales.

Y claro, el personaje de viejo gruñón no podía calzar mejor que en la humanidad del ahora ochentón Clint Eastwood, mientras que la siempre versátil pelirroja, Amy Adams, interpreta a Mickey (antes fue una camarera en The Fighter y luego una maestra escolar en la comedia musical The Muppets).

Curiosamente Eastwood, conocido por las películas de hombre duro en las décadas del 60 y 70, retorna a un papel que tiene que ver con deportes (anteriormente fue un gruñón entrenador de boxeo que vive el drama de ver cómo una chica a quien entrenaba -contra su voluntad- agoniza en una cama tras quedar cuadripléjica durante una pelea en ‘Million dollar baby, algo que le recordaba la mala relación que tenía con su hija).

De aquel detalle se percató el director Robert Lorenz, quien creyó en Eastwood para encajar en el personaje del tosco Gus, que había descrito Randy Brown en el guión de ‘Trouble with the curve’, que recién llega a los cines ecuatorianos, a pesar de haberse estrenado el año pasado en Estados Unidos.

El drama que vive Gus es doble. Uno es que su carrera depende de asesorar bien al club con la contratación de Bo Gendry (Joe Massingill) un pedante adolescente que quiere convertirse en jugador de Grandes Ligas. Lo otro es recuperar el tiempo perdido con su hija Mickey, con quien ha tenido una relación esquiva desde que era una niña cuando murió su madre, la esposa de Gus.

Al igual que en ‘Million dollar baby’, el personaje de Eastwood sufre el trauma de una pérdida que no quiere reconocer y la oculta con su trabajo.

Gus tiene otro contratiempo: los cazatalentos actuales y ejecutivos de clubes se basan más en la tecnología que permite conocer la velocidad de lanzamientos y potencia de un beisbolista, pero por computadoras. Gus más bien cree en la experiencia y la vista, pero como está perdiendo la suya, confía en su oído, a través del sonido del contacto entre bate y pelota.

El ejecutivo Phillip Sanderson (Mathew Lillard) es su mayor opositor, mientras que Pete Klein (John Goodman) respalda a Gus porque además de su jefe es también su mejor amigo.

Mickey deja el bufete en que trabaja como abogada para acompañar a su padre. En el camino se encuentra con Johnny Flanagan (Justin Timberlake), un joven cazatalentos conocido por Gus.

Pese a que Timberlake cumple con su actuación y aparece como protagonista, su personaje incide poco en la trama, salvo que se enamora de Mickey en una historia que más bien aborda la restauración de la relación entre padre e hija.