Carrie Ann es el eje de una historia con recurso gastado
Aunque el guión que proponen Jonathan Mostow y David Loucka en ‘House at the End of the Street’ es distinto al que Joseph Stéfano adaptó de la novela que escribió Robert Bloch para ‘Psicosis’ en 1960, una de las obras maestras de Alfred Hitchcok.
Y eso más bien tiene que ver con la conducta perturbada de su personaje central. Allí Carrie Ann Jacobson es el eje. Es un personaje que stá y a la vez no está en el filme.
A partir de eso se puede asociar retazos de los antecedentes psicológicos de Carrie Ann con los del Norman Bates que hace 53 años interpretó Anthony Perkins, en especial los desdoblamientos de personalidad que justifican la trama, tanto la de Hitchcock con ‘Psicosis’ como la de Mark Tonderai, el director de House at the End of the Street’ (traducida para Latinoamérica como ‘La casa de al lado’), que está en la cartelera de los cines ecuatorianos.
Y es que aquello de retratar a seres perturbados, con traumas -por lo general adquiridos desde la infancia- no es nuevo.
De hecho, antes de la misma ‘Psicosis’, Andre de Toth presentó en 1953 a un tramatizado escultor Henry Jarrod (Vincent Price) que hacía estatuas de cera, pero con base de seres humanos que asesinaba en ‘House of wax’ y que tuvo su ‘remake’ en 2005.
El trauma de Jarrod era que su socio lo desfiguró con un incendio que él provocó al incendio, mientras que en la versión contemporánea se trató de dos hermanos siameses, que luego fueron separados. Uno de ellos sufrió violencia intrafamiliar durante su infancia.
Carrie Ann en ‘House at the End of the Street’ es simplemente es la coartada con la que Tonderai justifica la conducta -al principio reservada- de su hermano Ryan Jacobson (Max Thierot), tal como sucede con Norman Bates y su madre. Quienes han visto ‘Psicosis’ saben que Bates y su madre eran la misma persona, a través de su patología.
Tonderai, Mostow y Loucka narran la historia de Sarah Cassidy (Elisabeth Shue) y su hija Elissa (Jennifer Lawrence) quienes se mudan a un pueblo junto a una casa en la que años antes ocurrió una matanza.
Las historias que rondan acusan a una niña llamada Carrie Ann, quien asesina a martillazos a sus padres mientras ellos duermen. El único que se salva es Ryan. No obstante, las versiones sobre el paradero de Carrie Ann y Ryan se contradicen con el paso del tiempo.
Unos relatan que tras al doble asesinato huyó al bosque y se ahogó en un lago, mientras que Ryan fue enviado a donde unos parientes en otro pueblo. Incluso otros justifican que Ryan estuvo por años cuidando a una tía.
Elissa desconoce todo eso y se deja llevar por la aparente calma de Ryan, con quien incluso nace una química. Él, en realidad no puede asociarse con ninguna mujer, porque su trastorno se lo impide. Lo mismo sucede con Bates en ‘Psicosis’.
El ‘flashback’ que recrea el asesinato de sus padres y que lo sitúa en una clínica revelan que Ryan siempre fue Carrie Ann y se vengó de sus padres quienes lo obligaban a actuar como ella tras su muerte.
La perturbación de Ryan lo conduce a buscar a sustitutas de Carrie Ann en distintas mujeres, incluso en la misma Elissa.
Pese a que la historia no trae nada nuevo (en Leyendas Urbanas 1 y 2 también se refleja algo semejante), la actuación de Jennifer Lawrence salva la película que contó con un bajo presupuesto (apenas 6,9 millones de dólares) y se rodó íntegramente en Canadá en 2010, aunque recién se estrenó el año pasado en Estados Unidos y hace una semana llegó a Ecuador.