A las 21:00 aparecieron Residente (René Pérez Joglar) y su hermanastro Visitante (Eduardo Cabra), del grupo puertorriqueño Calle 13, en el escenario del estadio Alberto Spencer, que albergó a cerca de 20.000 personas.

Calle 13 inició su show con la canción Baile de los pobres en un concierto gratuito, que forma parte del proyecto Ama, siente, vive, somos cultura, que promueve el Ministerio de Cultura del Ecuador.

La euforia por Calle 13 empezó ayer al mediodía. Michelle Quezada fue una de las primeras fans del grupo boricua que llegó al estadio. A ella no le preocupaba mucho lo que podía sucederle en el colegio si sus maestros se enteraran de que faltó a clases para ver a Calle 13. La adolescente de 16 años debía estar al mediodía en una de las aulas de quinto curso que tiene el colegio Montessori. De hecho, ella tuvo un cómplice: su tío Kléber Quezada.

Era la segunda vez que hacía fila para acudir a un concierto de Calle 13. Ella sigue al grupo desde los 12 años, porque encontró en Residente a un tipo diferente “que dice lo que piensa sin importarle lo que otros digan de él”.
Mientras que Michelle esperaba la apertura de las puertas del estadio al mediodía, su hermana Lissette estaba en el Hotel Hilton Colón como una de las periodistas que cubrió la rueda de prensa, de la que Residente (René Pérez Joglar) y Visitante (Eduardo Cabra)  no estaban enterados.

Residente pidió disculpas por aparecer a la una de la tarde, dos horas después de lo  que estaba previsto el encuentro con los comunicadores. El controversial cantante dijo que no le habían avisado y que se acostó a dormir recién a las siete de la mañana, porque había pasado la noche trabajando en canciones nuevas y compartiendo con sus fans, a través del Twitter.

El encuentro de Residente y Visitante con los periodistas fue breve. Según ellos, accedieron a salir de sus habitaciones, pese a la mala noche, por un acto de buena fe. Se sentaron junto con el rockero Luis Rueda, considerado como la contraparte ecuatoriana de Calle 13. 

Solo hubo tiempo para cinco preguntas que contestaron, aproximadamente, en diez minutos.

Residente, quien se caracteriza por sus canciones líricas con contenido social, solicitó que le formularan preguntas inteligentes.

En el estadio se vivía otro trajín. Pese a que la apertura de las puertas estaba prevista a las cuatro de la tarde, pero la fanaticada quería ingresar desde el mediodía.

En el estadio estaba el equipo técnico de la empresa Tokten, liderados por Roberto Chacón, y el “staff” de Calle 13.

Era el momento de probar el sonido. 

El grupo boricua llegó al país con diez músicos, además de Residente, Visitante y PG-13 (Ileana Cabra), los que frentean en el escenario.

Junto con ellos arribaron 10 personas más, entre sonidistas, técnicos de guitarras, iluminadores y otros.

La prueba de sonido estaba pactada para el mediodía, pero por la llovizna que cayó a esa hora en la ciudad se   retrasó un par de horas, explicó Chacón. Visitante fue el primero de los conocidos que llegó al ensayo, a las dos y media de la tarde.

El montaje de la escenografía estuvo listo el lunes en la noche. Ayer por la tarde se  divisaba una tarima de 16 metros de largo por 14 de ancho y otros 14, pero de alto. Según Chacón, el sonido programado fue de 50.000  vatios de potencia.

En los alrededores del estadio estaban instaladas 19 carrilleras en seis puertas de acceso. Para el cacheo del público fueron asignados 200 policías. Su misión era evitar que los asistentes ingresen con bebidas alcohólicas y armas.

Otra fan que llegó temprano al estadio fue la odontóloga Carla Zavala, quien trabaja en Galápagos, pero que está de visita en Guayaquil para pasar sus vacaciones. Ella al igual que miles de fanáticos  no dejaron de corear cada uno de los temas que Calle 13 cantó a su pueblo.